Desde el estallido de la guerra en Ucrania, ya son millones las personas que han abandonado su territorio. Muchas tienen un objetivo en mente: llegar a Israel. Dicho país ha abierto sus fronteras para los migrantes judíos ucranianos a quienes les concede la nacionalidad e incluso todo tipo de ayudas. Unos tratos que contrastan con las condiciones a las que se enfrentan todos los otros refugiados que llegan a territorio israelí.
La travesía comienza en Medyka, al oeste de Polonia. Miles son los ucranianos que llegan allí buscando salir diariamente de su país, inmerso en una guerra con Rusia. Entre la multitud, el voluntario Alexei Gorelik busca a los migrantes judíos.
Él es uno de los múltiples encargados de comenzar el proceso de agrupación de los ucranianos descendientes de judíos que buscan llegar a Israel. Dicho país ha abierto los brazos para recibirlos.
Muchos israelíes ven la llegada de los judíos ucranianos como parte de la la profesía del «regreso del exilio». Por lo que son recibidos como héroes con cantos y banderas israelíes.
Se trata de «una alfombra roja» para los judíos de Ucrania, que contrasta con su trato frente a todos los otros migrantes del país europeo. Unas condiciones que han alarmado a múltiples activistas por los derechos humanos.