Por: Luis Eduardo Jaimes Bautista/ Desde mi ático, ese lugar arquitectónico o rincón donde se puede reflexionar y escribir sobre el acontecer diario de la evolución de la sociedad, me presto para tomar el lápiz y un cuaderno, separado de los aparatos electrónicos, sólo con la compañía de los libros de Aristóteles, su inventor de la historia de la política, que es la historia de los seres humanos.
Algunas veces son muy pocos los conceptos que son propios para definir o traer conclusiones sobre la política cuando se avanza en el mundos postmoderno. La Polis, a que se refería a los estados de la antigüedad, hoy llamada la ciudad, un territorio con gobierno propio, donde los ciudadanos toman sus propias decisiones eligiendo a sus gobernantes. Creo que seguimos siendo primitivos. La existencia del otro nos define y confronta. Los pueblos se llaman así mismos con nombres que significan “seres humanos”, “los mejores”, “los perfectos”.
Saliendo de la cuna de la civilización, Grecia y Roma, para adentrarnos a la cuna de la cultura occidental (Europa) somos una brizna, entre las grandes tormentas que nos han arrastrado sin tener un sitio seguro y sagrado, para el ser humano, puro desde que nace y corrupto hasta que muere. Porque se vive más entre demonios, que entre ángeles.
Hago este introito periodístico, para visualizar cómo será la búsqueda de los escaños de elección popular en el área metropolitana, especialmente en Bucaramanga, donde ya se iniciaron los escarceos o campañas políticas, por el solio de alcalde de la ciudad. Según datos no oficiales se preparan 24 candidatos a la alcaldía y una centena de aspirantes al concejo.
En una “democracia” con muchos adversarios envueltos en el populismo, la demagogia y el nepotismo, adversarios que pasan a la categoría de enemigos, donde solo impera que hay que ganarles de una forma “legítima” y sin enfrentamientos que vayan más allá de lo político, algunos revestidos de odio, enfrentamientos que ese órgano llamado lengua no la dejaran quieta, acompañada de los aparatos llamados celulares y las redes sociales. Un pragmatismo que está de moda en la política, (disfraz de carnaval), especialmente en esta época de ideologías moribundas y plásticas.
Vamos a estar en una revolución de la democracia –según Aristóteles- en la intemperancia de los demagogos, una espacie de veneno y hostigamiento porque la ciudad se quedó en el caos. Esa práctica que según los que manipulan las campañas o llamado marketing político buscarán con la retórica incentivar pasiones para ganar adeptos y conseguir el favor popular.
Nadie se quedará atrás, los viejos y los incipientes, se volcaran entre las comunidades, llevando soluciones, sin conocer realmente las problemáticas, porque la política en estos 8 meses será el pan diario y se colocaran la camiseta, sudaran la gota gorda, por encontrar el respaldo popular.
Y continuando en la búsqueda del poder los que lo tienen y quieren continuar con él, seguirán en el vehículo del nepotismo, la preferencia exagerada: la familia (esposa(o), hijos, tíos, primos), guardando ese puesto que no se han dejado arrebatar. Porque su fuerte son los cargos públicos, el objetivo estar cerca al gobernante.
Serán tantas las falsas promesas que se escriban en los planes de gobierno, que Aristóteles retirado hacia su Olimpo, Nicolás Maquiavelo, el alma fantasma estará como un hado en las cabezas con fiebre en quienes se sientan ganadores dictándoles, los inverosímiles proyectos que jamás podrán cumplir. La moral, los valores y la ética, como una haraposa se arrastrará a los pies, pidiéndoles auxilio que se tenga en cuenta para que no caigan en la pocilga de la corrupción, porque la tentación más grande es el dinero: Mucho circulará, sé gastará y comprará La conciencia democrática de un pueblo que por el sino de la incultura, no creo que cambiará.
Twitter: @LuisEduardoJB1