Era la tarde del 7 de marzo de 1996, se desarrollaba la plenaria del Senado convocada para estudiar el proyecto de ley que levanta la reserva sumarial de la investigación contra el presidente Ernesto Samper Pizano, por el famoso proceso 8000.
El entonces senador del movimiento ‘Arma’ (Acción Regional del Magdalena Medio) y uno de los más activos líderes del MOIR, Jorge Santos Núñez pidió la palabra con el objeto de sentar su protesta por lo que él considera una descarada y abierta intromisión norteamericana en los asuntos internos de Colombia.
Cabe recordar que el excongresista, quien falleció este martes en Bucaramanga tras varios meses de enfrentar quebrantos de salud, logró junto al médico Alfonso Eljach Manrique (padre del hoy mandatario local de Barrancabermeja) una votación significativa que les permitió alcanzar una curul para representar la zona del Magdalena Medio.
Tensión en el senado
Tras solicitar la palabra al Presidente del Senado, el congresista barranqueño -un pensionado de Ecopetrol y activo dirigente sindical- procedió a desenvolver una bandera de Estados Unidos que traía envuelta en papel y la empapó en gasolina para luego intentar prenderle fuego delante de 60 de sus colegas.
Esta primera acción de querer incendiar el emblema norteamericano se vio frustrada cuando el senador conservador Guillermo Ocampo Ospina se lanzó enfurecido sobre la gruesa contextura de Santos – quien salió elegido senador en 1994 gracias al apoyo de los obreros petroleros- y le arrebató la bandera.
De inmediato, el desorden se apoderó del recinto que sólo volvió a su normalidad cuando el vicepresidente de la corporación, José Antonio Gómez Hermida, quien presidía la sesión, concedió la palabra al presidente del Directorio Conservador, Jaime Arias Ramírez, y prosiguió el debate, no sin antes recibir insultos y reclamos del senador Jaime Dussán Calderón (Alianza por Colombia), que dijo a Gómez Hermida que el reglamento no impedía la ejecución de esta clase de actos.
La bandera fue quemada
No habían pasado 15 minutos del primer intento cuando, para sorpresa de los presentes, el senador Santos Núñez volvió a aparecer en el segundo piso, sitio destinado a las barras. Allí, junto a sus simpatizantes, el parlamentario logró su cometido y en medio de gritos que decían “fuera yanquis de Colombia”, prendieron fuego a la bandera estadounidense, rápidamente consumida por las llamas.
Gómez Hermida ordenó a la fuerza pública desalojar de inmediato a los protagonistas de estos hechos y a su colega ‘rebelde’ no le valió su investidura de congresista para que fuera sacado a empellones del Senado junto con otras 30 personas.
El congresista “incendiario” como lo llamaron algunos de sus colegas, dijo a los periodistas que su comportamiento no es fruto de un nacionalismo peligroso. “La Patria debe ponerse de pie para defenderse de esta opresión”, expresó en ese entonces.
Antes de que ocurriera el incidente de la bandera, el Directorio Nacional Conservador había presentado una proposición para que el proceso penal contra el presidente Samper hiciera tránsito directamente en la Corte Suprema de Justicia.
La reacción del Gobierno
El suceso de la quema de la insignia gringa llevó a que el Gobierno expresara su rechazo. Este es el texto divulgado anoche por la Casa de Nariño:
“El Gobierno de Colombia, ha rechazado la denominada descertificación, la indebida intromisión de carácter político en los asuntos internos y los actos unilaterales que pretenden desconocer la lucha de todos los colombianos contra el narcotráfico.
El Gobierno, lamenta este incidente de esta noche en el Senado de la República, escenario de la democracia colombiana, y hace un llamado para que el natural descontento ciudadano se canalice en forma respetuosa y serena.
Si exigimos y seguiremos exigiendo con firmeza y energía que se respete al pueblo colombiano, es importante guardar ese mismo respeto con otras naciones”.