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CorrillosR > Blog > Informe > El día que Petro volvió a su pueblo para decir que será presidente de Colombia
Informe

El día que Petro volvió a su pueblo para decir que será presidente de Colombia

CORRILLOS
Última actualización: 2022/05/21 at 9:03 AM
CORRILLOS hace 3 años
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Los organizadores del evento Petro Escucha en Ciénaga de Oro separan una mesa del público mediante cinta policial. No dejan pasar a nadie. Pero cuando llega el equipo de campaña del candidato, Gustavo Petro, lo primero que ordenan es retirar las barreras y acercar las sillas a la mesa donde él sentará. Desde allí, Petro va a escuchar las propuestas de los loranos, sus paisanos, de los que quiere estar cerca.

Contenido
Un lugar para volver siempreEl 19 de abril de 1960 nace Gustavo; 10 años después el M-19Pasión, incluso, entre sus enemigos«Soy Gustavo Petro y voy a ser su presidente»

Para entretener a los varios centenares que esperan en la finca, Marisol Rojas, jefa de protocolo, anima a los presentes a bailar porro. Es la música tradicional del departamento de Córdoba. El mitin, por qué no, se vuelve una fiesta. «Los que mejor bailen, serán los encargados de recibir al futuro presidente a ritmo de porro», envalentona Rojas.

En medio del baile, algo llama la atención de los presentes. «Es ciego, es ciego», gritan. Un señor baila, con bastón al aire y gafas de sol oscuras, mientras choca contra el público, que trata de aliviarse del calor con caras impresas de Petro, convertidas en improvisados abanicos.

Un hombre ciego baila durante el mitin electoral de Gustavo Petro en Ciénaga de Oro, su pueblo natal, en el departamento de Córdoba, al norte del país, el 23 de abril de 2022.

Se siente el ánimo de los días históricos. Los asistentes van a estar frente al que esperan que sea el primer presidente de izquierda de Colombia. Por lo que, con el paso de los minutos y el retraso de Petro, todo se empieza a desordenar. Pese a estar a más de una hora en coche del mar, Ciénaga de Oro ya es la costa Caribe.

«Se vive, se siente, Petro presidente», es el cántico del público cuando llega el convoy que acompaña al candidato. Primero, sale un guardaespaldas, después su hijo, Nicolás Petro, y, finalmente, sale el más esperado, el hijo pródigo de Ciénaga de Oro, Gustavo Petro, provocando el júbilo, pero también los golpes, de aquellos que quieren tocarlo, al más puro estilo rock and roll.

Una señora, bajo la autoridad de ser su prima, le da un beso. Otro señor, le promete el voto por ser de Ciénaga de Oro. Todo el mundo tiene un comentario para hacerle en pleno trayecto del parking a la mesa.

Éxtasis, que no termina, ni cuando consigue sentarse. Armando Benedetti, su estratega, coge el micrófono y riñe a la multitud. Les habla de tú a tú, cómo el profesor que riñe a sus estudiantes: «Se callan, o nos vamos».

Poco a poco, la excepcionalidad se va volviendo costumbre y empiezan a subir diferentes personas de la sociedad civil al escenario situado frente a Gustavo Petro. Los escogidos parece que se hubieran estado preparando durante toda su vida para este momento.

Gustavo Petro, candidato presidencial del Pacto Histórico en Colombia, habla con sus seguidores durante su visita a Ciénaga de Oro, su pueblo natal, en el departamento de Córdoba, al norte del país, el 23 de abril de 2022.

Petro apunta en su libreta: le piden compromiso medioambiental, un mayor acceso al mercado laboral, pero también priorizar la inclusión de género. Diana Varela se emociona sobre el escenario. Representa a las casaberas, un grupo de mujeres que hacen casabe; arepas, pero en lugar de maíz, a base de yuca. «No nos vayas a olvidar», le dice, al borde del llanto. Son muchas las esperanzas depositadas en Petro y, Diana Varela, que tiene la oportunidad de saludarle después de su intervención, sueña con que alguien le haya hecho una foto. La enmarcará en el salón de casa para que los vecinos digan: «Carajo, se presentó con el presidente», dice.

Son «los nadie», como rezaba el poema del uruguayo Eduardo Galeano, un concepto que está usando durante toda la campaña Francia Márquez, la líder afro, que es la fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro. La oportunidad de cambiar el rumbo es histórica: siempre que un candidato de izquierda ha podido gobernar, han irrumpido los magnicidios y los fraudes. De ahí, una de las múltiples causas, para la fuerza histórica de las guerrillas en Colombia.

Los seguidores de Gustavo Petro, candidato presidencial del Pacto Histórico en Colombia, durante un mitin electoral del candidato en Ciénaga de Oro, su pueblo natal, en el departamento de Córdoba, al norte del país, el 23 de abril de 2022.

Un lugar para volver siempre

Ciénaga de Oro es un municipio humilde, donde todavía quedan casas tradicionales de bahareque y techo de palma. Alrededor, destacan campos de maíz, también de arroz. La novedad por estos días en el ecosistema son las múltiples publicidades de Gustavo Petro: desde el cristal trasero de un tuktuk, hasta paredes enteras de casas.

Cerca de la plaza central hay una casa en obras. La segunda planta está por construir. La planta baja es una remodelación hecha hace 4 años con la que la familia Petro se despidió de la palma y el bahareque. Lejos de la nostalgia, Jorge Luis Petro asegura que esa casa era un peligro: la palma prende con facilidad.

La casa de Gustavo Petro, candidato presidencial del Pacto Histórico en Colombia, en Ciénaga de Oro, su pueblo natal, en el departamento de Córdoba, al norte del país, el 23 de abril de 2022.

Allí nació Gustavo Petro, su primo, de 62 años, con el que se lleva tan solo un año de diferencia. Por lo que se convertían en compañeros de correrías cuando Gustavo volvía de vacaciones a su tierra de nacimiento.

Al poco de nacer, Petro se mudó con sus padres a Zipaquirá, cerca de la capital, Bogotá, y lejos de la costa, de dónde siempre se ha reivindicado. Sus regresos atraían la atención de los loranos: «no era habitual que vinieran cachacos por aquí (uno de los gentilicios para los bogotanos)», dice Tatiana Petro, otra de las primas.

Pero quién ha vivido más cerca de Gustavo Petro en los últimos años es Ángel Petro. Sonríe cuando explica que en las escaleras donde están sentados era donde su primo, décadas atrás, se solía sentar a leer y ensimismarse en sus pensamientos. Eso, cuando no estaba contando historias o tratando de despertar las conciencias de sus vecinos, con los que llegó a fundar un grupo: «los no alineados». Este primo, igual que el candidato, es un economista formado en Bogotá, la capital, y cuando se expresa, pareciera ser Gustavo Petro rejuvenecido.

Los primos de Gustavo Petro, candidato presidencial del Pacto Histórico en Colombia, en Ciénaga de Oro, su pueblo natal, en el departamento de Córdoba, al norte del país, el 23 de abril de 2022.

Entre recuerdo y recuerdo, el desorden costeño hace presencia, con bocinas de motos y vecinos que irrumpen la escena para presentar una nueva anécdota en torno a Gustavo Petro. Pipo, vecino cercano, aparece con una fotografía, de hace 18 años, donde se le ve con su hija en brazos, junto a un joven Petro, que luce un rosario. «Es cristiano, para que luego digan en Bogotá», repite insistente. La religión tiene gran peso en la costa Caribe, y a la leyenda, siempre le siguen los mitos.

Tatiana recuerda el día en el que vio como su primo aparecía en televisión, con otra identidad, detenido como guerrillero del M-19. «Venimos de una familia conservadora», apunta Ángel. Un suceso traumático para la familia, que, sin embargo, fue superado cuando Petro salió de prisión y logró con su «orientación de líder» la aceptación de los suyos. Antes, nunca sospecharon, cuando su tía no entendía de dónde salían las ampollas que le curó, en una ocasión, en la que regresó al pueblo tras una larga caminata.

Los tres primos conversan y concluyen: los estudios, la lectura y caminar las zonas más recónditas del país están en la conciencia de Gustavo Petro. Compromiso del que hoy se sienten orgullosos, ante la posibilidad de que uno de los suyos pueda ser presidente de Colombia, el primero del departamento de Córdoba.

El 19 de abril de 1960 nace Gustavo; 10 años después el M-19

Gustavo Petro entró en 1977 a militar en la guerrilla del M-19, de tendencia socialdemócrata. Se desmovilizó en el año 1990, después de un acuerdo de paz, que acabaría derivando en la progresista Constitución de 1991. Más de 30 años después, queda el relato de los que vivieron ese capítulo del conflicto colombiano.

En el departamento de Córdoba solo hay otro superviviente del M-19. Es Patxo Rodríguez, un odontólogo, que mantiene su casa de palma y bahareque. Junto a su vivienda tiene un muro con el rostro de Gustavo Petro y una cita: «Yo no vine a hacer pobres a los ricos, sino ricos a los pobres».

Una fotografía tomada a un documento gráfico de la guerrilla izquierdista del M-19, a la cual perteneció Gustavo Petro, el candidato del Pacto Histórico a la presidencia de Colombia, el 23 de abril de 2022.

Rebuscando en el baúl de los recuerdos encuentra una gorra y una taza del M-19, y tres fotos. Destaca una: una reunión con varias decenas de hombres, en Cachipay, departamento de Cundinamarca. En una esquina se ve a Gustavo Petro; Patxo asegura que fue poco después de salir de la cárcel en 1987, tras haber sido detenido dos años antes en Zipaquirá por porte ilegal de armas.

Su compañero de lucha recuerda el bajo perfil que tuvo Gustavo Petro en su época como guerrillero; sería años después, como senador, cuando ganaría reputación por sus debates y sus denuncias a políticos relacionados con el paramilitarismo.

Patxo Rodríguez se considera aún hoy como marxista-leninista. La emoción se supedita a la razón, como el hecho de que su excompañero de filas pueda ser presidente. «Es el resultado lógico de la historia», asegura, antes de añadir: «cuando nos hemos sintonizado con los deseos de la población, lo hemos hecho en plenitud». Una popularidad, que se desvaneció de forma fatal, después del asesinato de su gran líder, Carlos Pizarro, en 1990, cuando había serias oportunidades de que pudiera ser presidente.

Una fotografía de una frase de Gustavo Petro, candidato del Pacto Histórico a la presidencia de Colombia, tomada el 23 de abril de 2022 en Ciénaga de Oro (Córdoba).

El M-19 irrumpió con un anuncio en prensa en el que se publicitaba como una solución contra gusanos y parásitos. En la esfera pública, lo hizo poco después, con el robo de la espada del libertador Simón Bolívar.

Para Patxo, Petro mantiene ese legado: «representa los sueños del M-19 en paz, justicia, trabajo y democracia». Sin embargo, le hace una petición: «Petro nace el 19 de abril. El mismo día del que el M-19 toma el nombre. Para nosotros los sueños de abril son de primavera permanente».

Pasión, incluso, entre sus enemigos

En la derecha no olvidan ese pasado guerrillero, tampoco en su pueblo.

En una casa de Ciénaga de Oro, destaca un cartel de Federico Gutiérrez, que se vuelve la nota discordante respecto a la mayoría de publicidades que apoyan a Gustavo Petro. Es una consulta médica, que tiene un precio de 20.000 pesos (unos 5 dólares). En su interior, en la sala de espera, dos madres sujetan a sus bebés, que se enfrentan a sus primeras revisiones médicas.

La consulta es humilde y austera en lo médico: un escritorio, una báscula, una camilla y un tensiómetro. Más barroca es la decoración: un retrato de Jesús, un reloj, un sable militar, un diploma o el retrato de dos personas fallecidas. Uno es el hermano de Gustavo Lakah, y este, frente a la fotografía, estalla: «lo mataron los hijos de p*ta de la izquierda». Raymundo Lakah fue militar y murió en 1986 por el disparo de un francotirador. Gustavo Lakah asegura que fue el M-19.

Fotografía del retrato de Gustavo Lakah, colgado sobre la pared, tomada el 23 de abril de 2022 en Ciénaga de Oro (Córdoba), el pueblo natal del candidato presidencial colombiano Gustavo Petro.

El médico, antes, había sido soldado. Y entró en política para «frenar el avance del comunismo» en la región. Con ese pretexto fue alcalde en dos ocasiones: la primera, entre 1992 y 1994, justo después de la desmovilización del M-19, que considera «el mayor error en la historia de Colombia»; la segunda, entre 2001 y 2003, cuando iniciaron los años más sanguinarios de los paramilitares, quienes según Lakah, evitaron que la guerrilla se tomase el país.

Las guerrillas tuvieron presencia en Córdoba, pero históricamente, el departamento ha estado bajo control de las autodefensas. En su capital, Montería, operaba uno de los criminales más sanguinarios de la historia de Colombia, Salvatore Mancuso.

Pero más allá de los paramilitares, para Lakah, Gustavo Petro es hoy un criminal, «porque no existen excriminales». Recuerda que Petro regresaba en su juventud a Ciénaga de Oro bajo el pretexto de desestabilizar, mediante su activismo y sus ideas.

Sin embargo, el exalcalde no tiene miedo: piensa que va a pasar lo mismo que en 2018, cuando Iván Duque se convirtió en presidente Pero, advierte, a todo el mundo le da miedo un Gobierno de Gustavo Petro: «Nosotros ya sabemos cómo son los gobiernos de izquierda: se vuelven hegemónicos, autoritarios y se quieren reelegir cada 4 años. Humillan a la gente, espantan a las empresas, generan pobreza y esto les interesa para manipular las necesidades. Es una desgracia para el país que eso se llegue a dar».

«Soy Gustavo Petro y voy a ser su presidente»

Por la tarde, Gustavo Petro va a Montería, la capital del departamento. El evento ya no se llama Petro Escucha, sino que es el momento de la política clásica, del mitin. Igual que durante la mañana, el vehículo blindado que transporta al candidato tiene dificultades para moverse entre un gentío que ensueña con verle, tocarle e incluso en aparecer cerca en una borrosa foto.

Gustavo Petro, candidato presidencial del Pacto Histórico en Colombia, durante un mitin junto a sus fieles en Ciénaga de Oro, su pueblo natal, en el departamento de Córdoba, al norte del país, el 23 de abril de 2022.

John Jairo, un taxista que no piensa votar por Petro, reconoce que el evento es histórico: «miles de seguidores en un territorio enemigo». Montería, ya no es su pueblo, y las conocidas como maquinarias, dedicadas a conseguir votos, de forma legal e ilegal, dominan la capital cordobesa para las opciones conservadoras.

Petro sube tímido al escenario. Encorvado. Quiere pasar desapercibido, pero sin dejar de atender a aquellos que consiguen acercarse. Saluda, cuando se lo permite un nutrido equipo de escoltas, formado por policías y militares.

Pero, en el escenario todo cambia y se libera del yugo de la timidez. La tarima tiene forma de una T invertida, en la que puede adelantarse por la pasarela hasta rodearse del vibrante público. No se despega de sus escoltas, que velan, para que la historia del país, no termine escrita, como siempre, en tragedia.

Gustavo Petro, candidato presidencial del Pacto Histórico en Colombia, durante un mitin junto a sus fieles en Ciénaga de Oro, su pueblo natal, en el departamento de Córdoba, al norte del país, el 23 de abril de 2022.

Sus asesores dicen que es junto a la gente dónde más feliz se siente Gustavo Petro. Por lo que, tras empezar con el clásico «Te quiero mucho, Córdoba», se envalentona, le crece el tronco y su voz se llena de vida, como un predicador, cambiando salmos, por promesas de cambio y justicia social.

Petro habla al público en su lenguaje y adapta complejos problemas de economía, a sencillos planteamientos que cualquier persona común entiende: «¿Dónde vale más dinero la yuca, en la yuca o en la arepa?».

La gente se ríe, corea, jalea, hasta que finalmente, Gustavo Petro, se frena y termina: «Soy Gustavo Petro y voy a ser su presidente».

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ETIQUETADO: Córdoba, Elecciones 2022, Gustavo Petro, M-19, Política
CORRILLOS mayo 21, 2022 mayo 21, 2022
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