Por: Alfonso Prieto García/ Como en los cuentos infantiles, la cenicienta, la bonita, cordial y ambiental Bucaramanga, ha asistido en las últimas dos décadas a tantos festines, cuantas iniciativas, improvisaciones, intereses personales, de empresas multinacionales, conveniencias políticas, estudios técnicos, intereses de operadores extranjeros y en fin de todo quien opina, en busca de lograr que la zapatilla de cristal, la más preciada joya de tan hermosa y llamativa ciudad de los parques, le quede a la medida, para casarse con el mejor postor, que garantice un buen matrimonio con el príncipe, una gran renta y un periodo de permanencia que justifique los jugosos beneficios para los parientes de la princesa, cabalgantes permanentes en busca de quien de manera satisfactoria, le calce y baile, en la fiesta del barrido, la recolección y disposición final de residuos sólidos, negociación de recolección, separación, acumulación, comercialización o industrialización de materiales reciclables y demás.
Ya ni sorprende las jugadas que reiteradamente utilizan los gobernantes para salvar sendas situaciones extremas que por ordenes judiciales se repiten con alguna frecuencia, cuando conminan a los administradores del servicio a cerrar en unos casos y clausurar en otros, el lugar del disposición final de residuos sólidos, inicialmente por incumplimiento de las fichas de manejo técnico para alcanzar el nivel de relleno sanitario y en otras por reiterar su manera nada técnica de recolección, para convertirse en bombas de tiempo por cada bolsa plástica dispuesta por los usuarios con desechos vegetales, orgánicos, de plaza de manera indiscriminada confirmando el calificativo de basurero el cual no ha podido superarse, razón reiterada de los fallos judiciales pero que la figura de emergencia sanitaria, invocada mediante sendos decretos, con alcance mayor que la acción judicial, a habilitado nuevamente el referido carrasco, sin saber cuando termina el famoso periodo de emergencia sanitaria, ni conociendo el seguimiento que sobre el mismo se adelante para evitar su desconocimiento y reiterada película.
El marco jurídico abundante compila el decreto ley 2811 de 1.974, la ley 99 de 1.993, la ley 142 de 1.994, la ley 632 de 2.000, la ley 689 de 2001, el decreto ley 1713 de 2002, la ley 1252 de 2.008, ley 1259 2.008, el decreto 351 de 2014 y el nuevo código de separación de residuos desde la fuente con vigencia a partir del 1 de enero de 2021.
Se puede aseverar que el espíritu de las normas, apuntan a desarrollar una cultura social que aminore los niveles de uso y desecho de empaques, de hogar, industrial, embalajes, material vegetal, orgánico, material no reutilizable, dada la magnitud de producción de residuos en todo el País. con guarismos superiores a los doce millones de toneladas año, 900 toneladas día en Bucaramanga, 31.000 toneladas diarias en Colombia, 17% de los cuales son de material reciclable, pero solo aprovechable el 1,8% del total.
Según informes oficiales, el 78% de los hogares colombianos no separa materiales para reciclar.
Lo anterior permite afirmar que pese a que se ha reglamentado la operación de los residuos en las ultimas cinco décadas, no ha existido un alineamiento estratégico para alcanzar resultados significativos a saber:
Se trabaja en zonificación de conteiner en lugares de mayor presencia de residuos, fracasando su asignación por no disponer el tipo de residuo objeto, mezclándose de manera inconveniente los materiales.
Se dispuso incentivos para los usuarios que separaran material en la fuente sin que se cumpliera la entrega o aplicación del estímulo.
Se trabajo en separación en la fuente con bolsas a través de una campaña denominada paquita fracasando su propósito al olvidar que los recolectores eran compactadores y su condición de diseño no permitía separar los materiales empacados.
Debo referir una opción que se avizoraba conveniente no solo por no trabajar la compactación del cien por ciento de los residuos, al incinerar de forma controlada estos elementos, proyecto que en su momento con ingeniería colombiana y en particular santandereana fue presentada, pero pudo más la ambición de las coimas que ofrecían los foráneos, que condenaron propuesta a excluirse de su implementación.
Hoy los bumangueses y otros 18 municipios que disponían sus residuos en el carrasco, se encuentran amenazados por la condición sanitaria agravada no solo por cerrar el basurero, sino encontrar unos entes territoriales vecinos en nada dispuestos a facilitar la operación invocando incapacidad; ¿hasta cuándo seguiremos jugando con este tema tan álgido para una ciudad que se precia de ordenada y aseada?
Que importante que dentro del plan de ordenamiento territorial se disponga de terrenos con suficientes curvas de nivel que permitan habilitar cárcavas de disposición, lo suficientemente habilitarles con un programa orientado hacia un relleno sanitario suficiente, apto y técnicamente operado.
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*Economista, Magister en Administración de Empresas, exconcejal de Bucaramanga, exdirector seccional UCC Bucaramanga, Asesor nacional de calidad UCC, Investigador Colciencias y Asesor de proyectos.