Eric Adams conoce muchos de los desafíos diarios que deben enfrentar los menos privilegiados de la ciudad más emblemática de Estados Unidos, Nueva York, para cuya alcaldía acaba de juramentarse apenas terminó el festejo de Año Nuevo en Times Square.
El expolicía y ex senador estatal de 61 años, quien durante la campaña dirigió sus mensajes a las comunidades hispana y afroamericana al tiempo que trataba de granjearse apoyos privados, llegó en metro a su primer día de trabajo, un guiño a sus orígenes humildes.
Hijo de una empleada de limpieza que trabajaba doble turno para sacar adelante a su familia y de un carnicero con problemas de alcoholismo, Adams fue parte de una banda delictiva en su juventud e incluso estuvo por varios días en un centro de detención. Allí nació su deseo de unirse a las fuerzas del orden, cuando un policía afroamericano lo rescató de la golpiza que recibía por parte de varios oficiales blancos.
Por más de 20 años fue agente de tránsito en el Departamento de Policía de Nueva York. Incluso allí volvió a vivir episodios de racismo, cuando fue apuntado como sospechoso por policías blancos mientras cumplía una misión vestido de civil, como encubierto. A partir de ese momento, comenzó a colaborar con organizaciones de defensa de la comunidad afroamericana.
Su carrera política fue una consecuencia natural de esos intereses. Además de ser senador estatal, llegó a ser el primer presidente afroamericano del distrito de Brooklyn, electo con un abrumador 90,8% de los votos la primera vez y con 83% la segunda.
Adams está considerado como parte del ala de centro-izquierda del partido demócrata, por su discurso social, pero al mismo tiempo ha procurado acercamientos con empresarios y hombres de negocios, viste con estilo, se inclina por el veganismo -tanto que escribió un libro sobre el tema-, comparte con celebridades y ‘socialités’ y es un activo promotor de las criptomonedas, tanto que quiere cobrar su salario en bitcoins.
Un equipo de trabajo cercano a los inmigrantes
Eric Adams conservará piezas del equipo de trabajo del ex alcalde Bill De Blasio, con cuya gestión comulga en la mayoría de los aspectos. Ha anunciado que mantendrá la vacunación obligatoria de los empleados municipales, así como el controversial mandato de inoculación para el sector privado.
Fiel a su discurso de trabajar junto a los excluidos de la ciudad, Adams tendrá a tres hispanos en su gabinete. Ydanis Rodríguez, de origen dominicano, será su comisionado de transporte, y Lisa Flores, de Puerto Rico, será directora de Contratación y Servicios, pero el que más destaca es el mexicano-estadounidense Manuel Castro, un antiguo ‘dreamer’ -uno de los miles de jóvenes que entraron al país de manera irregular- que será comisionado de Asuntos de Inmigración.
Castro creció como indocumentado en Nueva York y hasta su designación dirigió Nuevo Empoderamiento de la Comunidad de Inmigrantes (NICE, por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro dedicada a mejorar las vidas de personas comprometidas en empleos poco remunerados, como trabajadores domésticos, jornaleros o inmigrantes recién llegados.
Castro asegura que su misión será «asegurar que todas las comunidades migrantes tengan la oportunidad de recuperarse de la pandemia y tengan acceso a todos los servicios que necesitan para prosperar en» la ciudad.
«(El gobierno municipal) hace historia teniendo a un ‘dreamer’ dirigiendo una oficina que es fundamental para los miles de migrantes neoyorquinos que llaman a esta ciudad su hogar», destacó la vicealcaldesa para Salud y Servicios Humanos, Anne Williams-Isom.
La meta: despertar a la ciudad que nunca duerme
El nuevo alcalde tendrá dos desafíos monumentales ante sí: reactivar la vida económica y cultural de la ciudad en medio de la peor oleada de Covid-19 desde el comienzo de la pandemia, debido al embate de la altamente contagiosa variante Ómicron, y hacer frente a las tasas de crímenes violentos, que se han disparado paralelamente al desempleo.
Eric Adams, un «sueño americano» llegar a la alcaldía
«Queremos las luces encendidas en Broadway», auguró Adams el jueves durante una conferencia de prensa, en alusión a la proyectada reactivación cultural, luego de que espectáculos tan emblemáticos para la ciudad como las Rockettes o la temporada del Cascanueces fueran cancelados por la pandemia.
«No podemos volver a cerrar Nueva York, debemos mantener a nuestra ciudad abierta», proclamó Adams en el mismo encuentro con los medios, impulsando su lema de que la movilidad humana da vida a la economía.
Lo afirma en un momento en el que la metrópolis arrojaba un récord de nuevos casos, más de 67.000 en un día. La tasa de positividad de las pruebas aplicadas (una práctica en la que Nueva York es modelo nacional) es de 19%, y el propio Departamento de Policía es espejo de eso, con 21% de sus oficiales de baja por enfermedad.
Al mismo tiempo, la tasa de desempleo es de 9,4%, más del doble del índice nacional, y eso ha disparado todo tipo de crímenes violentos, como homicidios y episodios delictivos con uso de armas.
La seguridad ciudadana fue una de las promesas centrales de la campaña de Adams, quien apeló a su pasado de expolicía como una garantía de que sabrá cómo lidiar con la criminalidad. Probablemente sea esa el área que le plantee las evaluaciones más duras.