Por: César Mauricio Olaya/ Hace un par de días más de 3.500 caminantes provenientes de todas las geografías nacionales se despidieron de su tradicional encuentro anual, realizado en la capital del departamento del Guaviare. El hecho no tendría mayor cosa que resaltar, sino se sumaran varios hechos que lo hacen especial.
En primer lugar, en ninguno de los encuentros de los últimos años, realizados en ciudades evidentemente más tentadoras a la hora de convocar, se habían presentado tal número de participantes, con el agravante que este viaje para muchos se convirtió en una odisea de muchas horas, si se tiene en cuenta qué tras el cierre de la vía entre Bogotá y Villavicencio, las opciones por rutas alternas implicó duplicar y a veces triplicar los tiempos de desplazamiento.
Total, con más expectativa que cartel y con muchos sacrificios, literalmente la ciudad capital del maravilloso departamento del Guaviare, se tapó hasta las banderas en presencia de viajeros.
Las pictografías indígenas se multiplican en centenares de paredes de las montañas de esta región.
Otro ejemplo de este fenómeno que hoy tiene al Guaviare bajo la lupa que permita encontrar las razones de este éxito, fue el caso del reciente Global Big Day, una convocatoria qué durante dos veces al año a nivel mundial, busca organizar los distintos grupos de avistadores de aves, para qué mediante un reporte organizado y sistemático, se pueda realizar una especie de inventario de las aves de cada parte del mundo. La curiosidad, Guaviare que en conteos anteriores apenas figuraba, pasó a ocupar uno de los lugares de vanguardia.
¿Cómo fue posible este logro? – decenas de voluntades unidas y mucha fe en lo que se tiene, en apostarle sin miedos al turismo y abrazar el propósito común de hacer visible lo invisible. Una tarea en la que se comprometieron todos a uno, empresa privada, administraciones municipales y la gestión ante organismos internacionales que no desprecian este tipo de invitaciones.
Mas logros como este, que hoy permiten que en Colombia se hable de San José del Guaviare en mayúsculas; es también el más claro y contundente resultado del acuerdo de paz, que abrió la pesada cortina de hierro del miedo y permitió descubrir un sinfín de lugares que van desde las impactantes formaciones rocosas de la Lindosa, hasta el infinito e inexpugnable universo de vida de Chiribiquete.
Hasta hace unos tres años, este territorio que estaba literalmente vedado a la mirada y presencia profano, hoy es el fenómeno turístico número uno en Colombia.
Los recursos naturales hoy día son un tesoro que mueve todas las miradas alrededor del mundo.
Un espejo donde Santander se debe mirar
Santander a través de los esfuerzos del gobierno departamental y de una estrategia conjunta con la Cámara de Comercio, se ha empeñado en apostarle a encender las luces que atraigan al turismo, como alternativa de desarrollo regional. Los esfuerzos están empeñados, se tiene el cofre del tesoro, se conocen las llaves que lo abren, pero es fundamental abrazar la intensión de abrirlo.
Hay iniciativas valiosas, ruedas de negocios, ruedas turísticas, importantes recursos en medios audiovisuales para vender el producto, estrategias de publicidad interesantes, se avanzan en iniciativas como la reconstrucción de los caminos, recientemente se hicieron públicos los estudios tendientes a la declaratoria de Parque Nacional de gran parte del territorio del imponente Cañón del Chicamocha.
¿Dónde entonces está el nudo ciego que no ha permitido alcanzar un logro del nivel del Guaviare? Fundamental encontrar respuestas, algunas de ellas que se pueden deducir con alguna facilidad como es el caso de la muralla a vencer de la personalidad del santandereano, poco presto a la comunicación con el desconocido. Seguramente hechos como la situación que vive nuestra capital con una administración empeñada en mostrar un panorama negro de la ciudad, avivando el fuego de la incertidumbre financiera, ayuda bastante. La infraestructura vial sin duda es un obstáculo grande para poder proyectar positivamente ciertos lugares y así sucesivamente, encontraremos muchas más disculpas y razones.
El ejemplo del Guaviare está sobre la mesa. Reflexión y compromiso señores mandatarios y sobre todo candidatos, decirles que estamos anhelantes de escuchar sus propuestas y compromisos al respecto.
Adenda
Lamentablemente y hay que decirlo y denunciarlo, suceden hechos tristes como el que pudimos comprobar recientemente, cuando en desarrollo de una atractiva caminata entre Pescadero (Piedecuesta) y el municipio de Cepitá, pudimos corroborar la destrucción de un largo tramo del camino, que fue convertido en carretera para el movimiento de volquetas que mueven el comercio de la arena sobre el río.
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