Por: Laura María Jaimes Muñoz/ La incapacidad para construir futuro tiene mucho que ver con nuestra cultura en América Latina, donde estamos más arraigados en el pasado que en la realidad de nuestro contexto, es decir hay temor de alistarnos para enfrentar los retos del futuro, es más, para aceptar la necesidad que es evidente. En forma mayoritaria, estamos convencidos de que lo que importa es la veneración del pasado, de los héroes históricos y de las costumbres que determinan lo que somos.
Lo cual es, de paso, uno de los aspectos que dificultan el vínculo de los latinos con culturas como la de los Estados Unidos de América, donde las tradiciones tienen una importancia secundaria, porque la gente está centrada en la generación de soluciones para los problemas del presente y del mañana.
En Colombia, el tema de construir futuro es, todavía, una gran novedad. Nuestra sociedad, que es una de las más conservadoras del subcontinente americano, se siente cómoda con las costumbres tradicionales y, generalmente, es reacia a lo que se considera “penetración cultural”. Aun así se ha logrado dar un paso en la búsqueda del desarrollo en la “modernidad” esto implica aceptar los avances tecnológicos, sociales, económicos y en parte culturales surgiendo influencias diferentes, más universales con oportunidades de cambio y progreso, eso si no se puede perder lo bueno.
El tema de la construcción de futuro es particularmente interesante desde la perspectiva del desarrollo nacional. En el caso de las regiones, por ejemplo, ¿vamos a continuar haciendo las cosas como siempre las hemos hecho—a pesar de los repetidos fracasos que esto genera—o se pueden tomar decisiones que incluyan modelos nuevos para enfrentar los desafiaos del “manoseo” político?
Una reflexión entorno a esta inquietud es importante, si hemos de comprender cuál es nuestra posición en la sociedad y de qué manera podemos conseguir mantener el legado de las “buenas costumbres” donde las nuevas generaciones construyan su destino, basados en los principios y valores con perspectivas modernas, sin que la base sus actos sean lo anti-jurídico que ha llagado punto de lo vergonzoso.
Detrás de esta excesiva devoción a las tradiciones se esconde, desde luego, el miedo a enfrentar los nuevos retos que impone el mundo: Los padres, abuelos y bisabuelos hicieron, de las costumbres un estilo de vida, por lo tanto aceptar el llamado a la transformación de la vida personal y la dinámica social, no es fácil, arriesgarse a intentar “cambiar la historia” de país y de muchas personas que son víctimas de la desigualdad generada por la “politiquería y la corrupción” es una decisión transcendental, pero completamente necesaria, es necesario hacer parte de esa política buena, ya que los cambios reales se hacen donde se toman las decisiones del país, en el gobierno, como ocurre en la mayor parte del planeta.
Analizado el asunto, desde la perspectiva psicosocial, es ciertamente muy inquietante, porque ninguna comunidad podrá establecer una dinámica cultural y económica capaz de traducirse en mejoramiento integral de las condiciones de vida, a menos que acepte que no debe radicalizarse en el pasado -que equivale a “vivir” fuera del tiempo real- sino en la construcción de futuro en las condiciones de alta consciencia y competitividad que exige el mundo contemporáneo.
Los candidatos a alcaldías, gobernaciones, diputados y concejales deberían considerar este aspecto a la hora de definir sus propuestas, para que la edificación de un mejor futuro para todos -con el uso de tecnología y demás recursos de hoy- unifique a la población para hacer posible la transformación que es deseable de cara a la conquista del bienestar social y la paz.
Si realmente los políticos tienen en sus manos el futuro del país, ¡debemos hacer parte de ello! Es tiempo que personas buenas, decidan decir si, sin permitir que se prolongue el fracaso en nuestras comunidades, esto permitirá transformar la historia que al participar activamente en función de futuro.
¡El pueblo tiene futuro!
Twitter: LaurajaimesM
Instagram: Laura Jaimes Muñoz
Facebook: Laura Maria Jaimes Muñoz