Atrapados en Afganistán. Grupos de refugiados citados por el diario ‘The New York Times’ señalan que cientos, y posiblemente miles, de titulares de Green Cards (tarjetas de residencia permanente en Estados Unidos) se han quedado atrás.
El presidente Joe Biden aseguró en cambio que se trata de entre 100 y 200 personas. Pero detrás de las cifras están las historias de familias que afirman tener miedo y que acusan a Washington de abandonarlos.
Javed Habibi, un electricista afgano que llegó a Richmond, Virginia, en 2015 con una visa especial y luego se convirtió en residente permanente, forma parte de los afectados. Habibi asegura que incluso en los últimos días de la caótica evacuación en el Aeropuerto Internacional de Hamid Karzai, en Kabul, recibió llamadas del Gobierno de EE.UU. en las que funcionarios le prometieron que los sacarían del país tanto a él como a su esposa y cuatro hijas.
Sin embargo, el pasado 30 de agosto su el temor se apoderó de él cuando sorpresivamente las autoridades estadounidenses dieron por terminadas las evacuaciones, un día antes de lo previsto. Los últimos vuelos ya habían partido y los insurgentes del Talibán celebraban con disparos en las calles.
Habibi afirmó, además, que al menos en dos ocasiones se acercó a la puerta de la terminal aérea donde escanearon su pasaporte, pero se le negó la entrada. Entonces, gritó a los soldados estadounidenses, mientras agitaba sus documentos.
“¿Qué significa esta Green Card? Nada. No hicieron nada”, reclamó. Durante sus discursos en la etapa final de las evacuaciones, el mandatario estadounidense aseguró que todo aquel que tuviera un pasaporte estadounidense o documentos que pudieran probar su residencia legal en Estados Unidos tenía derecho a abordar los aviones que sacaron a miles de personas en medio del frenesí.
«Solo tengo miedo. Sigo las noticias”, agregó. Como él y su familia hay más personas atravesando la misma situación.
Otro hombre de origen afgano que pidió ser identificado solo como Ajmal por temor a represalias indicó que él, sus dos hermanos y sus respectivas familias, 16 personas en total, cuentan con visas de inmigrantes.
Ajmal cuenta que mostró correos electrónicos del Gobierno de Estados Unidos que decían «por favor diríjase al Aeropuerto Internacional Hamid Karzai» y use la puerta de Camp Sullivan, no la entrada civil, aunque también se le advirtió que la puerta podría cambiar a diario.
Todos estos testigos se dirigieron al aeropuerto, pero los fuertes disparos de los talibanes y la aglomeración de miles de personas les impidieron el paso. Aseguró que, en una ocasión, recibió un correo electrónico informándole que él y su familia serían recogidos en un lugar cerca del aeropuerto a las 3 a.m. Así lo hicieron, esperaron en la calle hasta las 9 a.m., pero nadie llegó por ellos, afirmó.
«Estoy frustrado y enojado» con los funcionarios estadounidenses. «Todo el tiempo dicen ‘estamos trabajando en eso, estamos trabajando en eso’, pero luego, nada», reprochó su hermano Wais.
Entretanto, ‘The New York Times’ dio a conocer la situación de Samiullah Naderi, otro residente permanente de EE. UU. quien sostuvo que por más de una semana esperó junto a su esposa e hijo afuera del aeropuerto de la capital afgana con la esperanza de que los dejaran entrar para abordar uno de las docenas de vuelos diarios.
No obstante, el pasado lunes, después de que le dijeran que no se permitirían más personas dentro del aeropuerto, Naderi y su familia tuvieron que quedarse en Kabul con la incertidumbre de si podrán regresar a Filadelfia, donde residen.
“Todos los vuelos están cerrados (…) Estoy asustado”, asegura.
EE.UU. promete volver por los quedaron atrapados
Victoria Nuland, subsecretaria de Estado de EE. UU. para asuntos políticos, declaró que todos los ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes legales que no pudieron obtener vuelos de evacuación o quedaron varados habían sido contactados individualmente en las últimas 24 horas y se les dijo que esperaran nueva información sobre rutas de salida una vez que estas se hayan organizado.
«Les daremos directamente instrucciones personalizadas sobre lo que deben hacer, cuándo deben hacerlo y cómo el Gobierno de Estados Unidos cree que estamos mejor posicionados para ayudarlos a hacer eso», agregó el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Aún es incierto cuándo se reanudarán los vuelos, especialmente luego de que los talibanes pasaron a controlar también el aeropuerto. Según algunas fuentes de Gobierno, habría una negociación con los líderes del grupo islamista para concluir las evacuaciones.
Altos funcionarios de Qatar, país clave en el apoyo para estas operaciones, ratificaron que no se sabe cuándo reabrirán el aeropuerto.
La lucha para abandonar Afganistán por Pakistán
Si para muchos de quienes cuentan con residencia en Occidente huir de Afganistán ha sido hasta ahora una odisea, para las personas del común sin vínculos con las potencias la misión es aún más compleja.
Shafiq Mohammad, de 40 años, se encontraba este jueves en un paso de peatones cerrado en la frontera entre Pakistán y Afganistán. Allí sostenía un pasaporte y tarjetas de identidad, mientras imploraba a los funcionarios paquistaníes que le permitieran pasar a él y a su familia.
«No sé (por qué no nos dejan entrar), también estamos aquí para preguntar por qué no nos dejan (…) cuál es el procedimiento, cómo podemos proceder», suplicaba Mohammad a través de una puerta de metal, desde el lado afgano de la frontera.
El cruce de Torkham, ahora tripulado en el lado afgano por los talibanes armados, ha sido durante mucho tiempo el más transitado entre los dos países, pero desde el mes pasado ha experimentado un fuerte descenso en el número de personas que pueden cruzar, debido a la imposición de controles más estrictos.
Con el tráfico aéreo suspendido, Torkham es una de las pocas puertas de salida de Afganistán. Las autoridades paquistaníes sostienen que por razones de seguridad toman medidas drásticas que limitan el movimiento fronterizo, que pasó de un promedio de entre 7.000 y 8.000 cruces diarios en marzo y abril a solo 85 en agosto.
Todo ello pese a que la Organización de Naciones Unidas hizo un llamado a las naciones vecinas para que abrieran sus fronteras y permitieran al paso a quienes huyen desesperados de los extremistas en suelo afgano.