Por: Diego Ruiz Thorrens/ El pasado miércoles fue noticia la filtración de un audio en el que Rodolfo Hernández le reclamaba 72 millones a la que fuera su fórmula vicepresidencial, la ahora representante a la Cámara (por el estatuto de la oposición) Marelen Castillo. “Me va a devolver a mí porque esa plata la puse yo”, se escucha decirle a la señora Castillo, a lo que ella respondió que esa plata podría salir por reposición de votos, por los 10 millones de apoyos que recibieron en la contienda presidencial. Como era de imaginar, esta “propuesta” no fue del agrado del ingeniero, quien afirmó que ella, personalmente, tenía que responderle por la plata que él mismo le dio.
Es decir, para Hernández, el dinero que debe recibir su partido llamado la “Liga de Gobernantes Anticorrupción” por reposición de votos, no tiene que ver con el dinero que él mismo donó a Marelen Castillo si Hernández alcanzaba la presidencia de Colombia. Recordemos que el partido político de Hernández, en tiempo record, se ha visto inmerso en varios escándalos, siendo el último y quizá el más sonado (hasta este instante) la creación de unos ‘estatutos’ internos que rayan más en el nepotismo que en la visión política que el mismo Hernández le ofreció a sus seguidores.
Hernández y su coequipera perdieron las elecciones, pero para el señor Hernández, esto no se traduce necesariamente en la pérdida de su inversión. Es decir, apostó, perdió, pero aun así, quiere recuperar lo perdido. Según testimonios de algunas personas entrevistadas para este artículo y que fueron cercanas a la administración de Hernández en su paso por la Alcaldía de Bucaramanga, “el ingeniero se mueve bajo tres pilares: dinero, dinero y, si es posible, más dinero, puesto que a él no le importa si otros pierden por culpa de él o de sus decisiones mientras que el conserve o incluso recupere lo que él mismo invirtió. En su lógica no está incluido el término ‘pérdida’ ”. Esto es sumamente problemático, por no decir, conflictivo o grave.
El precedente que deja la cabeza de la llamada “Liga Anticorrupción” es que, al parecer, al interior de un partido político se vale imponerse y hacer matoneo porque “no se hacen favores sino que todo se debe pagar”. Aquí, el que/hacer de la política se desdibuja completamente, puesto que no existen actividades que se asocien con la toma de decisiones en grupo, con sanas relaciones de poder entre individuos, y mucho menos, con la distribución de recursos o el estatus.
A pesar la de tormenta que armó la filtración del audio, la Congresista Marelen Castillo salió a ‘restarle’ importancia al asunto. Sin embargo, sus declaraciones sonaron más como una evasiva frente un tema tan grave como es el matoneo, la violencia económica y política que, a su vez, sufren miles de mujeres en diferentes escenarios, haciendo de nuestro país uno de los más desiguales a la hora de hablar de brechas salariales entre hombres y mujeres, que a un asunto que no deberíamos pasar por alto, y que se desprende (como mencionó uno de los entrevistados para el presente artículo) de la decadencia proveniente de un personaje que continua proyectándose como “líder anticorrupción” pero que desde su resurgimiento político cuando fue alcalde de la ciudad de Bucaramanga, no ha estado exento de escándalos.
Quizá por ello, lo que Marelen Castillo no fue capaz de rechazar, sí lo hicieron las y los representantes a la Cámara de la Comisión Primera: «En relación con un audio que circula en redes sociales en el que la representante Marelen Castillo es hostigada por un miembro de su partido (Rodolfo Hernández), para el pago de recursos relacionados con su campaña, manifestamos que rechazamos categóricamente la violencia política que se evidencia en dicho audio aun cuando la honorable representante ocupa una curul en el Congreso en cumplimiento del Estatuto de la Oposición. Es inaceptable que en el ejercicio político y democrático se siga promoviendo un tipo de discriminación de género y que las mujeres sigamos siendo recriminadas por el hecho de ocupar cargos políticos«. Todo esto, sin mencionar que ha sido la misma Marelen Castillo quien ha denunciado que el ingeniero la ha presionado para que nombrase como miembros de su Unidad de Trabajo Legislativo a personas recomendadas por él mismo, hecho que ella misma rechazó.
Ahora, el sueño del señor Hernández es conquistar la Gobernación de Santander, renunciando al Senado y a la confianza depositada por los 10 millones de colombianos que votaron por él. Este debería ser una inmensa bandera roja para todos los santandereanos que salieron a votar por él, y para quienes, nuevamente, el señor Hernández buscará movilizar para que voten por él, si es que finalmente decide lanzarse al primer cargo político del departamento de Santander.
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*Estudiante de Maestría en Derechos Humanos y Gestión de la Transición del Posconflicto de la Escuela Superior de Administración Pública – ESAP Seccional Santander.
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