Hay dolor de patria, tal como lo expresaron las reservas y exmilitares en la plaza Bolívar en días anteriores, siendo un eje de manifestación que desaprueba lo que a muchos identifica en el cambio paupérrimo, incongruente y desmedido que demuestra el gobierno nacional con sus reformas, afirmaciones ministeriales y demás interlocuciones.
Por: Érika Bayona López/ Como dice un adagio popular, cuando el rio suena es porque piedras lleva. Y si de algo sirve la experiencia y memoria histórica, es de recordarnos que las acciones priman más que las palabras. Y como ejemplo es necesario traer a esta realidad lo que representa el actor presidenciable que juega en la actualidad.
Gustavo Petro, el mismo que propuso un cambio en el Estado social de Derecho, es sin duda la contradicción más grande que ha tenido a su gobierno, demostrando una vez más que la pobreza al igual que sus tuits demuestran ingobernabilidad, soberbia y un ego desmedido. Por otra parte, hay que tomar muy en serio el rol de las redes sociales en la confianza inversionista a futuro que pueden afectar el comercio nacional, con el agravante que la inflación día a día se convierte en el coco de un peso colombiano que se diluye al codearse con sus monedas vecinas.
Ahora bien, como lo pronosticó un ex ministro de gobierno actual, al principio toda escoba nueva siempre barre bien. Sin embargo, con el tiempo, es evidente que el problema no es la escoba sino quien la utiliza y qué tipo de resultado se pretende obtener con dicha acción.
Pues bien, este ejemplo cayó como anillo al dedo si de petrismos estamos hablando. Toda vez que a ritmo de cumbia y bailes presidenciales como los efectuados por la primera dama, son pequeñas cortinas de humo como lechos de diversión que no datan trasfondo sino por el contrario, demuestra un claro desinterés en atacar de fondo los problemas puntuales y las necesidades económicas del país.
Datando como ejemplo y siendo esto lo más paradójico, los resultados de las giras internacionales donde el principal mensaje no es generar confianza económica en nuestro país, sino desempeñar un rol de emisario y embajador del Gobierno Venezolano, tal como se destacó con las últimas reuniones forjadas en tierras norteamericanas.
A ello, debemos entender que la austeridad no ha sido el ejemplo palpable demostrado por el jefe de Estado Colombiano, pues empezando por su Vicepresidencia, se debió fraguar una aparente amenaza o atentado contra Francia Márquez para utilizar dicha escusa como motivo de viajes ostentosos y diarios en helicóptero, que con valentía se defienden con un ‘’de malas’’, por ser un pretexto de la supuesta derecha colombiana.
Hay dolor de patria, tal como lo expresaron las reservas y exmilitares en la plaza Bolívar en días anteriores, siendo un eje de manifestación que desaprueba lo que a muchos identifica en el cambio paupérrimo, incongruente y desmedido que demuestra el gobierno nacional con sus reformas, afirmaciones ministeriales y demás interlocuciones. Así como la estrepitosa dada desde un balcón cuyo mensaje de rotunda incongruencia demuestra el bélico egocentrismo como pataleta en caso tal de no aprobarse sus reformas por el poder ejecutivo.
Alguien que le comunique al presidente que la empatía no se imparte con rasero o incertidumbre y que por el contrario los colombianos pedimos a gritos que demuestre con hechos, cambios que construyan sociedad, armonice la institucionalidad y ataque sin paños tibios la insurgencia o delincuencia que día a día forja una creciente en las cabeceras rurales y urbanas de nuestro territorio.
De no cambiar la dinámica y ejemplarizar lo prometido en campaña por el gobierno actual, no queda duda que casi como si fuese un hecho voluntario, un golpe de estado sería la expresión seria pero contundente, desaprobando lo que no representa el querer de la democracia y que por el contrario, la mermelada se convirtió en un peldaño más de los jugosos contratos y puestos burocráticos rifados a familiares y amigos del petrismo como si se tratara de una empresa familiar utilizada con erario público que prometieron en algún momento forjar con austeridad.
Como ejemplo de ello, basta echar un vistazo a los nombramientos burocráticos en las embajadas y consulados, donde pese a prometer en campaña impulsar la carrera diplomática, hoy por hoy las amistades y el favoritismo brillan más que la meritocracia.
Radical en el balcón, pero demócrata en el Congreso, así describen la últimas gestiones y manifestaciones del principal representante del estado colombiano, que confunde ser el jefe absoluto como si fuera una tiranía. Por ello, tenemos la esperanza de que soplen vientos de cambio al interior del ejecutivo, pero si de algo estoy segura, es que la paciencia se acaba al igual que la esperanza. Y es quizás la sensatez y la cordura lo que debe ejemplarizar en tiempos de incertidumbre económica como las que se avecinan, pues solo las decisiones inteligentes son aquellas que pueden empatizar en tiempos difíciles como los presentes.
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*Acount Auditor-QA / MBA y Máster en Project Management. Auditor interno BASC. Administradora de Negocios Internacionales y Especialista en Mercadeo Internacional de la Universidad Pontificia Bolivariana.
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