Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia están en un momento complejo. Aunque el deterioro ha sido progresivo, el nuevo tono de la Administración Biden hacia el Kremlin ha marcado nuevos puntos de tensión.
Las declaraciones del presidente estadounidense, en las que aseguró creer que Vladimir Putin es un asesino, provocaron no solamente que Rusia llamara a consultas a su embajador en Washington, Anatoli Antónov, si no que contestara acusando al líder de la Casa Blanca de no tener intención alguna de mejorar las relaciones bilaterales. «Diré solamente que son unas muy malas declaraciones del presidente de Estados Unidos. Demuestran que no quiere mejorar las relaciones con nuestro país, y en adelante vamos a partir de ello», declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
El miércoles 17 de marzo, Rusia anunció que llamó a consultas a su embajador en Washington tras las acusaciones de la inteligencia estadounidense por supuesta injerencia en las elecciones de 2020 y las advertencias del presidente Joe Biden.
«El embajador fue llamado a consultas a Moscú, con el fin de analizar qué hacer y en qué dirección avanzar en el contexto de las relaciones con EE. UU.», dijo la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia en un comunicado difundido por la entidad.
Biden promete que Rusia “pagará un precio”
El mandatario estadounidense habló el miércoles para la cadena de televisión ‘ABC’ y aseguró que Rusia y Putin “pagarán un precio” por esta intromisión y confirmó que “será pronto”. La gravedad de lo expuesto en el informe hace prever que en el transcurso de los próximos días se impondrán duras sanciones contra Rusia por los hechos. Sanciones que se sumarían a las que ya están vigentes por el caso Navalny.
Biden se mostró tajante con el líder ruso y aseguró que lo conoce “muy bien”. El demócrata comentó que pensaba que su homólogo “no tiene alma” y a la pregunta de si cree que es un asesino, respondió con un contundente “sí”.
Ante estas palabras, Vladimir Putin declaró este jueves ante la televisión estatal rusa, que la gente tiende a ver a los demás como realmente se ven a sí mismos y bromeó diciendo que le desea buena salud al presidente estadounidense.
Konstantin Kosachyov, vicepresidente de la cámara alta del parlamento, afirmó en su cuenta de Facebook que «este tipo de evaluación no está permitido en boca de un estadista de tal rango. Este tipo de declaración no es aceptable bajo ninguna circunstancia».
Un informe de 15 páginas de la CIA
Según detalla el documento de 15 páginas, coordinado por la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional, desde el Kremlin se buscó crear una serie de narrativas exageradas contra el candidato demócrata Joe Biden con el objetivo de que perdiera apoyo popular. El informe asegura que Putin supervisó o al menos aprobó la intromisión en favor de Donald Trump.
En teoría, Moscú creó una “amplia gama” de estrategias para acentuar la división interna en Estados Unidos, la polarización política y la crítica hacia Joe Biden.
En las conclusiones de lo investigado, se asegura que figuras respaldadas por Rusia, como el parlamentario ucraniano Andriy Derkach, reclutaron a políticos estadounidenses no identificados en su campaña para difamar a Biden y a su hijo Hunter. Derkach, que llegó a conocer al abogado personal de Trump y exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, recibía órdenes directas del Kremlin, según la inteligencia estadounidense.
Las agencias de inteligencia estadounidenses y el exfiscal especial Robert Mueller concluyeron tiempo atrás que Rusia también interfirió en las elecciones estadounidenses de 2016 para impulsar la candidatura de Trump con una campaña de propaganda destinada a dañar a la excandidata demócrata Hillary Clinton.
Mueller encontró numerosos contactos entre la campaña de Trump y Rusia y estos hechos llevaron al exmandatario al primero de sus dos juicios políticos por supuestas presiones hacia Ucrania para que funcionarios de este país declararan contra el entonces candidato Joe Biden.
Algo a destacar es que los funcionarios de inteligencia no lograron encontrar injerencias que intentaran alterar cualquier aspecto técnico en el proceso de votación, incluido el registro de votantes, la emisión de papeletas, el conteo de votos o la presentación de resultados. Algo aludido especialmente por la campaña de Donald Trump.
Aumento de la tensión entre las dos potencias
La tensión entre las dos potencias ha ido en aumento debido a sus mutuas acusaciones en diferentes aspectos geopolíticos. En el paquete de sanciones previsto por Estados Unidos también se quieren incluir ciberataques rusos a la empresa estadounidense SolarWinds Corp que tenían el objetivo de penetrar en las redes del Gobierno.
Ante las acusaciones, el Kremlin tachó el asunto de “infundado” y aseguró estar preparado para responder a las sanciones hacia su país. «Consideramos este informe incorrecto. Carece totalmente de fundamentos y no aporta ninguna prueba. No estamos de acuerdo con sus conclusiones», declaró el portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov.
«Rusia no se inmiscuyó en las anteriores elecciones y no se inmiscuyó en las elecciones de 2020 citadas en este informe. Rusia no está vinculada a ninguna campaña contra ninguno de los candidatos», prosiguió Peskov.
Rusia considera que las actuales autoridades estadounidenses son “impredecibles” y que estas graves acusaciones podrían dañar la ya deteriorada relación entre los dos países de cara a los compromisos mutuos que tienen por delante, como la renovación del acuerdo nuclear New START.
Dmitri Peskov, añadió este jueves durante su rueda de prensa diaria que las palabras de Biden sobre Putin «son unas muy malas declaraciones del presidente de Estados Unidos. Demuestran que no quiere mejorar las relaciones con nuestro país, y en adelante vamos a partir de ello».
Preguntado por si romperán relaciones diplomáticas con Washington, Peskov no despejó dudas y se limitó a señalar que las «relaciones son muy malas». «En este momento no tengo nada que añadir sobre este tema. Ya os he dicho de qué vamos a partir ahora», añadió.
No solo Rusia trató de influir en las elecciones
Aunque el informe detalla que Rusia fue el principal actor geopolítico que intentó interferir en los comicios, también se nombra a Irán. La República Islámica, según la Inteligencia estadounidense, luchó por socavar y difamar la campaña electoral del expresidente Donald Trump debido a los intereses que tenía en que no fuera reelegido.
Según el informe, Alí Jamenei autorizó a las fuerzas armadas de la República Islámica una serie de ciberataques contra Estados Unidos.
Donald Trump fue especialmente dañino para Teherán. El Acuerdo nuclear supuso cierta apertura económica para Irán, pero a la llegada de Trump a la Casa Blanca, Estados Unidos salió del Acuerdo e impuso nuevas sanciones contra el país. Durante sus cuatro años de mandato este ha sido uno de los principales focos de tensión.
Además de Irán, Venezuela, Cuba y la milicia libanesa Hezbolá también intentaron influir en su favor en los comicios, aunque lo hicieron de una forma mucho menos marcada y apenas tuvieron resultados, según Estados Unidos.
Destaca en el informe que en todo el proceso China no intentó intervenir. Donald Trump acusó a Joe Biden y al Partido Demócrata de estar bajo el halo de influencia de China, pero las investigaciones han negado esa afirmación. Según los funcionarios, “Beijing no desplegó esfuerzos de injerencia”.
«China buscó estabilidad en su relación con Estados Unidos y no consideró que ninguno de los resultados de las elecciones fuera lo suficientemente ventajoso para que China se arriesgara a sufrir sanciones si los atrapaban», apuntó el informe.