Por: Carlos A. Gómez/ Los desplazamientos producto del cambio climático no son el futuro, son el presente. Cientos de miles de personas junto con sus familias tienen que abandonar sus tierras costeras producto del crecimiento de los niveles, ya sea del mar o del río cerca de donde viven.
Los actuales fenómenos climáticos que se han estado presentando en Colombia, Perú, Ecuador, Brasil y Argentina, y las inundaciones en las costas del Atlántico en EE. UU. son devastadores. Recientemente se volvió a recordar lo que sucedió hace ya 16 años con el huracán Katrina en el estado de Luisiana en EE. UU. Hace una semana entró el huracán Ida con más fuerza que Katrina y dejó a su paso todo un desastre.
Los fenómenos climáticos han estado dejando desplazamientos y migraciones de poblaciones enteras en diferentes partes del mundo. En Indonesia cada año se estima que un millón de personas nuevas llegan a las grandes urbes producto del crecimiento de los ríos y del mar.
Aunque esto no es una situación nueva, las ciudades no han sido diseñadas para afrontar este tipo de crecimientos anuales del nivel del agua. Tampoco las ciudades receptoras de la población desplazada por el cambio climático están preparadas para recibir a tantas personas. Los más afectados siempre serán los más pobres, personas con escasos recursos llegan en situaciones de extrema pobreza en busca de un refugio y posiblemente de nuevas oportunidades.
Algunas islas de Indonesia han tenido que ser abandonadas por completo. Islas como Kiribati en el Pacífico sufren las consecuencias del aumento del nivel de mar; han tenido que salir a comprar en otra isla un terreno para conformar un nuevo país.
Un problema con las ciudades ubicadas en la costa es que no fueron diseñadas ni construidas pensando en que no pueden estar por debajo del nivel del mar. En Colombia un ejemplo de eso son Barranquilla y Santa Marta, que de hecho fueron noticia esta semana por las inundaciones que se presentaron por las fuertes lluvias que se produjeron por los coletazos de los huracanes que pasaron por el Caribe estas últimas semanas.
Lo interesante del asunto es que esas islas del Pacífico no son las grandes productoras del calentamiento global, sino que sufren las consecuencias del cambio climático que producen los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo, quienes aportan la mayor cantidad de CO2 que aumenta la temperatura de la tierra y que está ocasionando el aumento del nivel del mar.
Naciones Unidas estima que para el 2050 existirán más de 100 millones de desplazados climáticos en todo el mundo. Recientemente se publicó un informe sobre el cambio climático que deja, entre otras, grandes advertencias sobre las consecuencias de no hacer un «pare» para evitar el calentamiento global. Se calcula que para dentro de 20 años el aumento de la temperatura de la tierra será de 1.2 grados centígrados o más. Si quiere leer el informe, haga clic aquí.
Afrontar la nueva conmoción mundial diferente a una pandemia parece ser un trabajo que requiere de una visión optimista en un panorama poco alentador. La construcción de nuevas ciudades con una planificación de enfoque de cambio climático ayudará a prever las necesidades que tendrá Colombia en los próximos años. Las ciudades costeras y sus habitantes tendrán que llegar al interior del país para lograr salvar sus vidas.
Es curioso pensar que los desplazamientos climáticos se dan por dos escenarios opuestos. El primero es que existen desplazamientos o migraciones por inundaciones provocadas por ríos o mares. El segundo es por sequías: miles de familias en el mundo migran por no tener agua suficiente para sus cultivos, animales y para ellas mismas.
La ausencia del agua provoca migraciones porque agota la vida, pero la abundancia del agua ahoga la vida.
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*Ingeniero Industrial y Magister en Responsabilidad Social y Sostenibilidad
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