En el mundo hay más de mil millones de adolescentes, la mayoría en los países subdesarrollados (85%), más de la mitad inician su vida sexual antes de los 15 años y unos 100 millones de casos de enfermedades de transmisión sexual ocurren en estas edades.
Por: Holger Díaz Hernández/ “Sobre todo niño debería haber un cartel: Tratar con sumo cuidado, contiene sueños”: Mirko Badiele.
La problemática del embarazo en adolescentes menores de 14 años es una de las tragedias más graves que siguen impactando a las niñas y jóvenes y que afecta predominantemente a los estratos más bajos, las poblaciones campesinas, los indígenas y las minorías étnicas; es un problema de salud pública y de vida para decenas de millones de jóvenes mujeres en el mundo.
La organización mundial de la salud (OMS) define la adolescencia como el periodo en el cual se transita de la niñez a la adultez y se adquiere la capacidad reproductiva, se acompaña de una crisis que prepara para la vida y por lo tanto un embarazo a esta edad genera trastornos físicos, psicológicos, familiares y sociales, interrumpe el proceso educativo (solo el 38% de las que se embarazan continúan en el colegio contra un 90% de las que no), genera desempleo o trabajos mal remunerados y desencadena lo que se ha denominado la puerta de entrada al ciclo de la pobreza y el fracaso, tanto para las madres como para los hijos que llegan, sumado al aumento de riesgos de aborto clandestino, drogadicción, prostitución y delincuencia juvenil.
En el mundo hay más de mil millones de adolescentes, la mayoría en los países subdesarrollados (85%), más de la mitad inician su vida sexual antes de los 15 años y unos 100 millones de casos de enfermedades de transmisión sexual ocurren en estas edades. Desde el punto de vista médico las niñas y adolescentes tienen mayor posibilidad de sufrir abortos, hipertensión durante el embarazo, infecciones, partos prematuros, cesáreas y aumento de la posibilidad de muerte de la madre y el recién nacido, todo esto es más grave si el embarazo ocurre antes de los 14 años de edad donde el riesgo de morir es tres veces mayor.
El sistema judicial en Colombia penaliza cualquier tipo de comportamiento sexual con menores de 14 años, el acceso carnal implica prisión entre 12 y 20 años y otros tipos de prácticas sexuales o inducir a la sexualidad entre nueve a trece años, pero a pesar de esto cada año tenemos miles de nuevos embarazos y partos como si nada pasara, los casos de violación y abuso sexual son el pan de cada día en estas edades y no son extraños los embarazos en menores de diez años.
De acuerdo a las estadísticas del Dane en los últimos 24 años en nuestro país ocurrieron 144.562 partos de niñas entre los 10 a 14 años, lo cual da un promedio de 5.909 por año, concentrados principalmente en las zonas más pobres de la costa atlántica, Antioquia, Valle y Bogotá, muchas de estas niñas reportan tener más de un hijo y la mayoría viven en unión libre e incluso algunas afirman estar casadas o ser viudas, es el triste destino para seres que a esa edad deberían estar soñando con alcanzar el bachillerato y realizarse como personas.
En la actual vigencia ya se supera el promedio de embarazos del año 2021 y al parecer es un problema de nunca acabar, que se suma a que ocupamos el puesto número 20 en el mundo en matrimonios infantiles, de acuerdo a las cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. El Código Civil Colombiano permite el matrimonio desde los 14 años si hay consentimiento escrito de los padres legítimos o naturales, aunque si éste no existe no justifica la nulidad del matrimonio, normas que se equiparán en el caso de la unión marital de hecho. Se considera que unas 340 mil niñas y unos 133 mil niños están o han estado casados en nuestro país según cifras del Censo Nacional de Población.
Esta problemática es mucho más grave en las poblaciones indígenas, donde según las leyes ancestrales al violador o abusador sólo se le castiga con unos meses o unos pocos años de encierro en un calabozo dentro de la misma comunidad y en ocasiones la condena son unos cuantos latigazos, con la indiferencia absoluta del estado que sólo hasta el 2013 introdujo la variante “indígena” en los delitos sexuales en Medicina Legal.
La cosmovisión de casi todos los pueblos indígenas del país tienen como principio fundamental la preservación de la cultura y en la mujer la responsabilidad por su capacidad de dar vida, un 12% de los embarazos ocurren en menores de 14 años y una cuarta parte en las mujeres de menos de 19, solo el 11% de las indígenas llegan al final de su vida adulta sin haber tenido hijos, cifra muy inferior a la del resto del país que es del 46%.
Las cifras oficiales nos muestran un panorama desolador, hay una violación sistemática de los derechos de los niños, niñas y adolescentes ya que de acuerdo a la ley todo acto sexual en menores de 14 se considera abuso sexual así la relación sea consensuada, lo mismo que el matrimonio infantil formalizado o no.
Falta mucho por hacer en este sentido, esto no se corrige con más leyes, el papel del estado y de la sociedad civil debe cambiar el enfoque, invirtiendo mucho más recursos en los jóvenes, garantizando el acceso a la educación inclusiva, evitando la deserción escolar, enfatizando en programas de salud sexual y reproductiva con intervenciones tempranas para evitar los embarazos adolescenciales que en su gran mayoría son no deseados, empoderar a los niños y niñas en el respeto por su cuerpo e involucrar a las familias en su responsabilidad de sacar adelante a éste sector de la población quizá el más importante junto a los adultos mayores.
“Por primera vez en la historia nos morimos más de vejez que de infecciones, más de obesidad que de hambre y más de accidentes que de violencia”: Yuval Noah Harari.
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*Médico cirujano y Magister en Administración.