El gigante estadounidense de la venta en línea, Amazon, ha encontrado en los barrios pobres de Marsella un semillero de mano de obra durante la crisis sanitaria: jóvenes desesperados por encontrar trabajo y que se quejan poco.
Al anochecer, en el aparcamiento de Amazon Transport en Bouc-Bel-Air, en el sureste de Francia, varios vehículos se detienen para dejar a jóvenes trabajadores recogidos directamente de sus casas en los barrios populares de Marsella, a unos 20 kilómetros de distancia.
En esta agencia de entrega de Amazon trabajan en tiempo normal unos 170 empleados y durante el confinamiento pasaron por ahí hasta 50.000 paquetes por día, según cuentan varios trabajadores.
El flujo disminuyó a veces hasta la mitad, debido a una escasez de mano de obra, pero la actividad no se detuvo en este centro, alimentado por las plataformas logísticas de Amazon en Italia y España.
Los primeros días trabajaban sin protección, ni mascarillas, ni gel, ni guantes. Tampoco se respetaban las distancias de seguridad, pese a que un trabajador fue diagnosticado positivo al nuevo coronavirus a principios de marzo, cuentan los empleados, que pidieron conservar el anonimato.
«Al día siguiente de que se dictara el confinamiento, reorganizamos el trabajo para asegurar que se respetaran las distancias de seguridad y a principios de abril distribuimos mascarillas», afirma el grupo. «Cumplimos todas las recomendaciones de las autoridades locales o de la OMS», añade.
«Nuestra única oportunidad»
«Por miedo a contraer el virus, casi todos los empleados con contratos de trabajo por tiempo indeterminado se dieron de baja y aquellos contratos cortos pusieron fin a sus misiones», cuenta David, un empleado.
El grupo decidió entonces contratar a jóvenes, en gran parte de barrios pobres de Marsella. Durante el confinamiento llegó incluso a pagar a choferes para que los que no tienen permiso de conducir o vehículo puedan venir a trabajar.
En estos barrios de la segunda ciudad de Francia, la tasa de desempleo se dispara a veces hasta el 37%, según datos publicados en enero.
Para muchos de estos jóvenes, a menudo sin diplomas, trabajar en estos centros de Amazon, aunque es un trabajo difícil, es una manera de salir adelante.
«Para trabajar en Amazon no se necesita un diploma, buscamos gente con diferentes perfiles», confirma el servicio de comunicación del grupo.
Maryem, que como los demás empleados que dieron su testimonio a la AFP pidió que su apellido no sea publicado para no ser identificada, dice estar «contenta» de estar trabajando.
Recibe un sueldo por mes de 1.800 euros, un poco más del sueldo mínimo en Francia, por 10 horas de trabajo nocturno, cuatro días por semana, incluidos domingos y feriados. Y como muchos otros espera que Amazon le ofrezca un contrato de duración indeterminada.
«Para nosotros, que venimos de barrios populares, es nuestra única oportunidad de tener un trabajo fijo y para ellos la seguridad de tener empleados que se quejan poco», opina David, que destaca la falta de sindicatos y la «deshumanización» del trabajo.
«Trabajar desde las 22H00 hasta las 07H00 de pie, con apenas una pausa de treinta minutos, es cada vez mas duro, pero lo aguanto porque no sé si encontraré trabajo en otro lugar», dice Sofiane, que estuvo de baja dos semanas porque tenía síntomas de Covid-19.