Turquía enfrenta una de las mayores tragedias en un yacimiento en los últimos años.
110 hombres se encontraban trabajando en una mina de carbón, perteneciente a la empresa estatal Turkish Hard Coal Enterprises, cuando el viernes 13 de octubre se registró una explosión y posterior incendio.
Por el momento las autoridades confirman al menos 41 mineros muertos, tras la detonación que dejó a decenas de trabajadores atrapados hasta 350 metros bajo tierra durante horas. Los hechos se produjeron en la provincia de Bartin, en la región montañosa del Mar Negro del norte de Turquía.
De inmediato fueron trasladados al lugar equipos de socorro para apagar las llamas, al tiempo que se enfocaron en rescatar a los mineros.
Los expertos avanzaron durante la noche mientras los familiares de los afectados se reunieron preocupados cerca del socavón.
Al menos 58 de las 110 personas que trabajaban en la mina fueron rescatadas o salieron por su cuenta. Otros 11 fueron llevados al hospital y el estado de un minero aún se desconocía, puntualizó en las primeras horas de este sábado 15 de octubre el ministro del Interior, Suleyman Soylu, quien viajó al sitio para supervisar los esfuerzos de salvamento.
Un minero que trabaja en el turno de día indicó que vio la noticia y se apresuró a llegar al sitio para ayudar a sus compañeros. “Vimos una escena espantosa, no se puede describir, es muy triste (…) Todos son mis amigos, todos tenían sueños”, dijo Celal Kara, de 40 años, tras salir de la mina con su rostro cubierto de ceniza.
Más de 12 horas después del incidente, el fuego todavía era visible, reportó la televisión turca.
«Todavía hay un incendio allí, los mineros y los equipos han hecho grandes sacrificios para no dejar a sus hermanos allí», confirmó en ese momento Soylu.
Sin embargo, horas más tarde, el ministro de Energía, Fatih Donmez, informó que el incendio en la mina estaba contenido en gran medida, pero que los esfuerzos de aislamiento y enfriamiento del fuego continuaban.
Una explosión de grisú habría sido la causa del incidente
Las autoridades informaron que los fiscales turcos iniciaron una investigación sobre lo ocurrido.
Funcionarios del país, incluido el ministro de Energía, Fatih Dönmez, afirmaron que las evaluaciones iniciales indican que el estallido del viernes dentro de la mina estatal fue causada por una explosión de grisú.
Se trata de una referencia a la combustión de bolsas de gases altamente inflamables atrapadas en el lecho de carbón.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se trasladó a la zona, luego de publicar en su cuenta de Twitter que cualquier negligencia sería castigada.
El accidente reaviva los cuestionamientos al Gobierno
Este incidente en una instalación estatal y en una parte del país tradicionalmente asociada con el apoyo al partido Justicia y Desarrollo de Erdogan presenta un desafío para el Gobierno.
La nación ha sido testigo de una serie de desastres mineros de alto perfil que están frescos en la memoria, lo que genera dudas sobre si el Estado ha hecho lo suficiente para proteger a los trabajadores en una industria peligrosa.
El jefe de un sindicato minero aseguró al medio de comunicación local Cumhuriyet que aumentar las medidas de seguridad en las minas después de que ocurren los desastres es insuficiente.
“Lo importante es valorar a las personas mientras están vivas (…) Hay minas en todo el mundo, pero estos desastres siempre ocurren en las minas de Turquía”, remarcó refiriéndose a grandes desastres mineros que han impactado a su país.
En 2014, 301 trabajadores murieron por envenenamiento con monóxido de carbono y al menos otros 162 resultaron heridos, luego de un incendio en una mina de la ciudad occidental de Soma, a 350 km al sur de Estambul.
Ese hecho es considerado el peor desastre minero de la historia turca hasta la fecha y provocó una indignación pública generalizada, en medio de cuestionamientos de las familias que señalaron una supervisión gubernamental insuficiente y la falta de medidas de seguridad en las instalaciones.
“Los fiscales descubrieron que la compañía minera había sido informada, pero aparentemente ignoró señales claras de advertencia de niveles peligrosos de gas (grisú) y aumento del calor en la mina, todo lo cual contribuyó a las muertes”, indicó Human Rights Watch sobre ese caso.
Además, los investigadores concluyeron que un segundo incidente minero ocurrido ese mismo año, y que dejó 18 fallecidos, había sido prevenible.
Ambos incidentes provocaron demandas generalizadas de mejores inspecciones y cumplimiento de los procedimientos de seguridad. Tras la presión, los funcionarios gubernamentales afirmaron hace dos años que los accidentes mineros se habían reducido en casi un 60%.
Sin embargo, una nueva tragedia minera vuelve a impactar a Turquía.