Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ De este Gobierno denominado del Cambio llevamos cerca de dos años, a eso le sumamos nuestra historia política que lleva más de 80 años sacudida, sumergida, carcomida por una corrupción enmascarada, como dirían los abuelos, “que entre el diablo y escoja”, no se salva nadie, ha sido un fenómeno sistemático y creciente que fue gestando una especie de engendro al que podríamos llamar “los gobiernos de los amigos”, concebido exclusivamente para arrasar, esquilmar el erario, y en el que hoy confluyen en contubernio todas las fuerzas políticas.
Se ha gobernado siempre con una descarada y sinvergüenza alianza de liberales, conservadores, verdes, Centro Democrático, la U, Cambio Radical y cuanto partido se inventan; junto a empresarios electorales que financian campañas con el fin de obtener beneficios, todo con único fin; apoderarse con voracidad de todos los recursos y empresas del Estado.
Son alianzas perversas a la que se incorporan contratistas, jueces, magistrados, abogados, periodistas, medios envilecidos; también curas y jerarcas, miembros de las autoridades policiales y del ejército, oficiales de alto rango, traquetos, paramilitares, grupos al margen de la ley y ahora la violenta narco guerrilla, la lista es larga y ancha, la corrupción no nació en este gobierno; y tampoco se acabó en este gobierno.
Todos los políticos -reitero- todos, son especialistas en actuación; su fachada es camalonesca, actúan con una puesta en escena elaborada para dar una falsa idea de ser los adalides de la honestidad y hacer ver que están siendo artífices de una enconada lucha contra la corrupción y así han pasado más de 70 años de patria boba, donde paradójicamente los colombianos consideramos a la corrupción como “el segundo problema más importante del país”, pero seguimos eligiendo y defendiendo los mismos corruptos.
Ante este triste y desolador escenario se dio la pasada campaña electoral; donde un pueblo cansado, exhausto, pidió a gritos un cambio, la dimensión de la esperanza motivo a un amplio sector de la opinión pública, incluyendo intelectuales, artistas y académicos de diferentes orígenes, todos soñando con un nuevo país, lo que no entendimos los colombianos es que en Colombia hay un sistema sin escrúpulos, sin ideologías, es más sin partidos, como la canción vuelan de rama en rama, se acomodan, ellos compran sus votos para ser elegidos y luego venden sus votos legislativos en el congreso al mejor postor sin pensar en el país o en su región, participan en política, para sacar su provecho económico, esto no es un invento de este gobierno esto lleva más de 70 años.
Este como todos los gobiernos le tocó acomodarse y lo hizo para sacar sus proyectos políticos, su inicio en lo personal me sorprendió y me defraudó, cuando entregó el poder y grandes responsabilidades a personajes representativos de la vieja política nacional, (los Roy Barreras, los Benedetti, etc.) personajes, cuyo palmarés ético no se compadecía con el discurso del cambio, así como entregar carteras a políticos de vieja data, la excusa fue que se trataba de una hábil “estrategia” de neutralización de los contrapesos, para poder llevar a cabo las iniciativas transformadoras.
Hemos visto como cargos de alta responsabilidad en múltiples entidades nacionales se empezaron a entregar sin consideración a emisarios de la archiconocida corrupción nacional, que seguía operando como si nada y se ensañaron aún más bajo las ordenes de sus anteriores jefes para hacer daño al actual gobierno sin pensar en el país, por ello la corrupción sigue más descarada, no porque Petro la patrocine, se sigue dando porque en el gobierno hay funcionarios de medio nivel nombrados en el anterior gobierno, que reciben órdenes e instrucciones para actuar deshonestamente con el único fin de hacerle daño al actual gobierno, sin pensar en el país, sumado a que Petro no se ha sabido rodear y le ha faltado control, la norma elemental lo que no se controla no se administra.
Y ante este escenario empezaron a surgir los escándalos por todos los frentes: compras irregulares de tierras y negociados amparados en el discurso fatuo de la reforma agraria, Olmedo López, el sr Sneyder con los carro tanques que llevarían agua a la Guajira terminaron siendo la fachada de un robo descomunal, en la Ungrd, que ha sido el barril sin fondo, de todos los gobiernos, todos se la han robado, los negociados y alianzas políticas vergonzosas de Nicolás Petro, el hijo del presidente, y toda esa caterva de políticos, de viejas mañas, de todos los partidos; “La misma perra con distinta guasca”, diría el campesino sabio.
Ante el anterior escenario les pregunto: ¿cuál es la diferencia entre el “no recibí dineros ilícitos” de Iván Name, “todos fue a mis espaldas” de Ernesto Samper, “mis hijos no son testaferros de nadie” y “yo nunca me reuní con paramilitares” de Álvaro Uribe; “soy completamente inocente” de Benedetti y el tajante “¡los corruptos son ustedes!” de Gustavo Petro? Máscaras, todos actúan con sus máscaras y esas son las máscaras que instrumentan el engaño.
Debo reconocer también que todas las mentiras que dijeron y siguen diciendo los contradictores del gobierno, el periodismo complaciente y amigo de los anteriores gobiernos nada de eso se ha visto. Me refiero a la prensa manejada por el Estado y los dueños del país; El Tiempo, El Colombiano, El Siglo, Revista Semana, Caracol, RCN, La Fm, Blu Radio; todos ellos pronosticaron cual mesías que el país sería presa de una catástrofe descomunal.
Recordemos: que el dólar llegaría a $9.000, que los empresarios se irían del país, que Colombia se volvería comunista, que las fuerzas armadas serian acabadas, que nos llenaríamos de brujos, chamanes y médicos cubanos, que se expropiarían fincas, empresas, bancos, fabricas, propiedades, a nadie se le ha expropiado una baldosa, que los medios los cerrarían y les impedirían hacer su labor, y un sinnúmero de mentiras sembrado terror para hacer daño, como diría Francis Bacon, “Calumnia, calumnia que de eso algo queda”.
Lo que si he visto es que se han sido construido más de 100 megacolegios para más de mil estudiantes cada uno en sectores remotos, tales como el Amazonas y 500 colegios más han sido mejorados en poblaciones apartadas del país. Igualmente ocurre con hospitales y centros de salud, el turismo esté cerca de convertirse en el tercer generador de divisas para Colombia, después del petróleo y el carbón, se registra la más grande cifra de exportaciones agrícolas en 33 años, con casi 2 millones de toneladas, el Banco Mundial calcula que el país incrementará su crecimiento 1.3% en 2024 y 3.2% adicional en 2025, gracias a las políticas fiscales y económicas.
Hay logros importantes, pero no suficientes, se deben corregir muchas cosas, pero con ese actuar maquiavélico y destructor de quienes estaban en el poder y que ahora ejercen una oposición destructiva es difícil, se requiere superar el tradicional sectarismo y acoger a sectores democráticos se requiere de una bancada suficiente y honesta en el Congreso, para facilitar el trámite de los desarrollos legislativos que la modernización del país demanda.
Se requiere una política firme sería con los grupos al margen de la ley o siguen alzados en armas y se les combate férreamente o hacen un diálogo serio y responsable, se debe hacer un control más severo a las inversiones de cada entidad pública y sus funcionarios, es urgente hacer una reforma a la justicia, para combatir la corrupción que durante años ha saqueado el país ante la mirada complaciente de todo el país, implementar un plan de ahorro acabando con tanta burocracia.
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