La Corte Suprema de Justicia ordenó este martes cuatro de agosto de 2020 la detención domiciliaria del expresidente y Senador de la República, Álvaro Uribe Vélez.
El mismo Uribe Vélez confirmó su arresto a través de Twitter a la 1:20 pm al escribir en su cuenta @AlvaroUribeVel “la privación de mi libertad me causa profunda tristeza por mi señora, por mi familia y por los colombianos que todavía creen que algo bueno he hecho por la Patria”.
La decisión de la Corte es histórica en Colombia en la medida en que el país es la primera vez que ve a uno de sus expresidentes con una medida de detención.
Paradoja del arresto
Lo más paradójico del asunto es que la detención de Uribe Vélez se inició luego de que el mismo expresidente demandara al senador Iván Cepeda de buscar en las prisiones colombianos a antiguos paramilitares para que testificaran en su contra. Lo acusó de buscar falsos testigos.
Sucedió en el año 2014 cuando el senador Iván Cepeda acusó a Uribe de tener vínculos con grupos paramilitares y con narcotraficantes. Uribe luego del debate en el Senado acudió a la Corte Suprema de Justicia en donde demandó a Cepeda.
Durante años la Corte escuchó a los testigos implicados, así como a Uribe y a Cepeda. Pero en 2018 la Suprema, al mismo tiempo que terminó el proceso y absolvió a Cepeda, abrió una investigación contra Uribe.
La nueva investigación se hizo por manipulación de testigos. Uribe empezó a ser investigado por los delitos de soborno y fraude procesal. Y esa investigación es la que tiene al expresidente hoy con medida de arresto domiciliario.
Primera detención
Para Colombia es un momento histórico el ver al expresidente bajo esa medida, pese a que al final quede exonerado o no. Lo trascendental de la decisión de la Corte es ver la muestra de los poderes, en donde el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial, actúan con independencia.
Es histórico además porque a pesar de que todos los expresidentes del país han sido investigados por la justicia, nunca se llegó a la decisión siquiera de una detención preventiva, así fuera domiciliaria. Por primera vez se ve a un expresidente privado de la libertad.
Uribe de 68 años es el mentor político de Iván Duque, presidente de la República, quien se pronunció al respecto y en su cuenta de Twitter observó que el expresidente debía poder presentar su defensa en libertad.
Presuntos nexos
Se recuerda que Cepeda, Senador del partido de izquierda Polo Democrático Alternativo, acusó en el debate en el Congreso a Uribe de tener nexos con grupos paramilitares y narcotraficantes. Apoyó su acusación en testimonios de antiguos paramilitares, varios de ellos en prisión.
Cepeda señalaba a Uribe de ser el gestor, al lado de su hermano Santiago Uribe, del Bloque Metro, grupo parte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que enfrentó a las guerrillas durante décadas de manera sanguinaria y dejó miles de civiles muertos.
El hermano menor del expresidente está arrestado y enfrenta un juicio que lo investiga por hacer parte de la simiente de un grupo paramilitar llamado los Doce Apóstoles.
Uribe, dos veces Presidente de Colombia en periodos continuos, es uno de los políticos más populares del país y a nadie deja indiferente, hay quien lo quiere y hay quien lo tiene alejado de sus afectos. Polarización que en ocasiones hace daño al país.
Su mayor fuerza reside en cambiar el curso del conflicto armado en su primera Presidencia, después de que la autodenominada guerrilla de las Farc casi que doblegaba su accionar sin mostrar su talón de Aquiles.
Presión a testigos
En el proceso que adelantó la Corte, el antiguo miembro del Bloque Metro de las Auc, Juan Guillermo Monsalve, fue uno de los 42 testigos y quien más se hizo visible por su modificable versión. Primero acusó a Uribe, luego se retractó y en últimas manifestó que los cambios se basaban en la presión que le hacía Diego Cadena, uno de los abogados de Uribe.
Cadena, el hombre del jet privado, al igual que Uribe también es investigado por soborno y fraude procesal. Y al comienzo de esta semana (lunes 4) rindió indagatoria.
No faltan los implicados y voluntarios que se apresuraron a señalar que esta investigación implicaba una persecución política al uribismo, movimiento que con la política de la seguridad democrática le sacó la ventaja a la guerrilla en uno de los momentos más álgidos del conflicto.
Uribe puede apelar la medida de arresto domiciliario, pero el proceso sigue y está por definirse el juicio oral. El camino es largo, puede tardar años.
El tablero político con miras a las elecciones de 2022 puede sufrir muchos cambios, todo depende de si Uribe y sus seguidores permiten que el proceso siga el curso normal o empiezan a generar debates exógenos que incendien el país. De este paso el uribismo puede salir fortalecido o debilitado. Por el momento la atención nacional e internacional se concentran en Uribe y su proceso.