Por: Fredy Horacio Chinchilla Reyes/ Si, así como lo expresa el título de este artículo de opinión: “Infame reforma tributaria”, tal cual lo manifestaba Iván Duque en sus días de Honorable Soñador ah perdón, corrijo, Honorable Senador.
Él, quien con profunda convicción y argumentos muy perfumados y adornados expresaba la inconveniencia de esa reforma tributaria y se rasgaba las vestiduras manifestando que subir el IVA del 16% al 19% era una locura por las condiciones económicas que vivía el país en esos momentos y que el pírrico salario mínimo y su aumento salarial “Ivan” –perdón- iban a ser absorbidos por ese terrible e infame aumento, reitero, según el joven Iván.
En ese orden de ideas, se preparaba una muy orquestada estrategia para tomarse el poder con una también muy depurada estrategia de comunicación que no es otra cosa que la manipulación (cabe advertir que ante un pueblo con una aterradora ignorancia política eso es pan comido, papita pal loro). Argumentos como que Colombia se convertiría en otra Venezuela y que el castro-chavismo etc, etc… Y toda esa retórica de medio pelo que cualquier analista novato en política podría establecer las negras intenciones de ese entramado.
Pero tanta maravilla no podía ser verdad y la realidad y esas negras intenciones se asoman ya al escenario legislativo en donde ya ha levantado una fuerte polémica desde su presentación y de lo regresiva que esta puede ser, pues gravar con el 19% alimentos básicos de la canasta familiar es una verdadera infamia, si, lo mismo que el actual presidente Iván Duque tanto rechazaba en sus debates en el Congreso.
Es decir, las reformas de los demás son infames pero las que ellos promueven son la redención y la octava maravilla. Me pregunto entonces: ¿Eso es doble moral o no? ¿O tal vez infamia? O mejor aún ¿Cinismo?
Algo que es innegable como en los últimos 38 años, la clase media ha tenido que soportar una mayor carga impositiva, que se convirtió en una cruz cada vez más insoportable de llevar a cuestas, pues pareciera que hay un plan intencionado para llevar o someter a esa clase media a la pobreza o la miseria, pues no encuentro otra explicación.
Sería realmente ilógico y absurdo en razón que es la clase media la que soporta la economía del país y hace el gasto desde sus bolsillos pues el bajísimo porcentaje de ricos de este país en conjunto desde su gasto personal no serían capaces de soportar o sostener la economía nuestra, no conozco el primer multimillonario que compre 500 mil pares de zapatos o 20 mil vehículos y así sucesivamente. Y dejo muy claro que no odio a ningún rico pues ese hecho es lo más ridículo ya que de una u otra manera aportan de forma muy importante al país.
Un tema muy preocupante y del que no existen cifras concluyentes es esa nueva clase social que apareció por allá a mediados de los años 90, con mucho sigilo y ya les diré por qué. Como expresaba, esa clase social denominada los pobres vergonzantes, que por un dramático cambio en su vida actualmente llevan a cuestas un drama económico, quienes residen en viviendas muy play y donde su nevera y/o refrigerador es un gran espectáculo, pues luce majestuosamente características de fuente luminosa, pura agua y luz.
Y precisamente una de las razones de esta situación es el perverso sistema tributario que año tras año los llevó a –literalmente- ahorcarlos económicamente y claro, esta y otras circunstancias. De esta “clase social” poca información se tiene pues muchos se niegan a ser registrados por la gran vergüenza y frustración que les produce su actual situación, entonces eso es solo uno de los coletazos de las reformas tributarias. Y la que actualmente se plantea ahondaría más la situación de este grupo poblacional que se encuentra totalmente desprotegido por el Estado.
Otro aspecto a considerar es, que si ya el acceso a alimentos es complejo por la devastadora pérdida de poder adquisitivo en un amplísimo grupo poblacional, ¿cómo sería con esta nefasta e infame según lo decía el entonces joven senador Iván Duque?
Surge una pregunta simple: ¿Para quienes gobiernan estos personajes? Lo digo pues en campaña ocultó y camuflo estratégicamente en el discurso electorero las negras intenciones y que hábilmente lo que expresaba estaba muy finamente medido palabra por palabra de tal manera que fuese ambiguo y confuso a una población, una masa con poca capacidad de análisis y entender el trasfondo de lo que decían, un lenguaje lleno de cortinas de humo (que el castro-chavismo, que nos volveremos Venezuela etc.)
Toda una serie de argumentos que no tenían otro objetivo que confundir y desviar la atención de lo realmente importante y que ya empezamos a ver, y posiblemente padecer, pues con tal de lograr la aprobación de esa reforma saldrá a relucir tones de mermelada de la más fina estirpe para lograr la aceptación de unos iniciales opositores a esta, pero que después de un “análisis sesudo” de su parte, entendieron la conveniencia y recompondrán el camino muy convenientemente, todo por el bien de la nación ¡Qué patriotismo tan abrumador! ¡Qué “gran corazón”!
Recientemente los más importantes gremios productores de alimentos manifestaron lo devastador que sería esa reforma tributaria y el impacto que tendría en las ventas de estos sectores y subsecuentemente en la generación de empleo, demostrando así lo regresivo y anti técnico de esta iniciativa al punto que la consabida reforma no cuenta con un sustento macro económico serio y creíble, pues -como ya se expresó- se convierte en un proceso tremendamente regresivo.
Además de lo expuesto cabe destacar como los 50 billones de pesos que por efecto de corrupción, evasión y elusión fiscal pierde el país cada año cubriría con excesiva suficiencia el faltante de los $14 billones que el gobierno necesita para tapar semejante despropósito. Es decir, ese faltante podría ser cubierto casi cuatro veces de no existir semejante infame corrupción.
No me crean tan bobo o tan pendejo, como lo manifestaba el periodista Félix de Bedout, de La W;-haciendo referencia a los términos que utilizaba el Viceministro de Hacienda Luis Alberto Rodríguez para adornar el título de la reforma tributaria (Ley de Financiamiento y otros términos). Engaña pendejos, más o menos decía el connotado periodista en el jalón de orejas que le hacía al Viceministro.
Finalmente me pregunto: ¿Quién es más infame? Y aclaro, no es mi interés defender ningún gobierno y menos el anterior, pero decir que una reforma tributaria es infame y después proponer otra igual o peor de infame ¿Qué respondería usted muy respetado lector?
El disminuir tributos para generar empleo está más que demostrado que no es cierto, es una falacia tan grande como que Garavito cambiará y no volvería a hacer mal sobre niños o que Carrasquilla es un buen samaritano de los municipios sin agua del país. Es tan evidente que bajar tributos no genera empleo, que el gobierno Uribe nunca fue capaz de disminuir la tasa de desempleo a un solo digito con todas las reformas habidas y por haber, esa tarea le quedó grande, paro curiosamente el Gobierno siguiente -que no me interesa defenderlo- si pudo, que tal la vainita, que cosas tiene la vida, pero bueno hay que recordar una máxima, vivimos en el país del sagrado corazón, ¿tan sagrado como el de nuestros maravillosos gobernantes?
Ah y se me olvidaban los pensionados, pues son tan queridos por el actual gobierno que para ellos también hay su regalito tributario y lo sé, ellos (los pensionados) van a apreciar, amar y querer al presidente y al ministro. Si, los van a querer colgar de… No sé dónde, pero lo querrán hacer.
Bueno chao y que lean y lo gocen mucho lo bastantico de este artículo.
Twitter: @fredy_asesor
