Por: Fredy Horacio Chinchilla Reyes / La Constitución Política de Colombia del año 1991 en su espíritu garantista incorporó toda una serie de elementos que están claramente orientados a garantizar derechos y además otros aspectos de suma importancia constitutivos de una democracia moderna pero sobre todo participativa. Uno de esos espacios que tiene que ver con la democracia participativa y son específicamente las Juntas Administradoras Locales. En este orden de ideas es el artículo 318 de nuestra Constitución
Pero el ‘despapaye’ de estas corporaciones públicas es bien evidente con unas muy pero muy contadas excepciones por citar uno, como son las JAL de Bogotá D.C.
Es tan verriondo el ‘despapaye’ que a pesar de ser corporaciones públicas a duras penas se encuentran para debatir temas pertinentes a su comunidad, si es que algo importante sale de esas reuniones con las consabidas excepciones pues toda “regla” tiene su excepción”, si bien cada una de estas para el caso de Bucaramanga o cualquiera en el país debiera contar con una logística como oficinas, equipos de oficinas, etc, etc… Pues lastimosamente eso no lo hay por lo menos en nuestra Ciudad Bonita y que su lugar de reuniones podría ser en la tienda de don Pancho al “calor” de unas frías, bien frías pa’ la sed una gaseosita o cualquier otra pendejadita pa’ la seca después de debatir “vehementemente” tanto lío de la comunidad.
Estas corporaciones públicas pese a contar con poder político, parece que sí, parece que no, es decir, parece que pertenecieran al partido de Confucio y como decía una recordadísima reina, el partido de la confusión, pues tras de gordo hinchao, corniao, apaliado, cotudo y con paperas, ya que sin poder funcionar adecuadamente por carencias de espacios dignos y adecuados, son ellos mismos verdugos de su poder político y que les fue conferido por voto popular.
Bucaramanga cuenta con 17 comunas y tres corregimientos (comunas rurales) y estas son víctimas de su propio ‘despapaye’ pues han cedido ese valioso poder político a unas ONG en las que históricamente se han organizado –supuestamente- para contar con mayor poder, pero “no contaban con mi astucia”, ¿a ver que creen? Se han dado estos y ellos mismo el porrazo en el mismo coco (cabeza) pues en lugar de fortalecerlos, lo que ha provocado es un debilitamiento de este poder político entregado por su respectivas comunidades e ingenuamente terminaron cediendo lo que se ganaron a fuerza de votos a diferentes agremiaciones sociales y de paso desvanecer la capacidad de ejercer presión política y social para conseguir recursos y avanzar en el desarrollo de sus comunidades. Mejor dicho, maduro, picho, solitos y como dice el gran filósofo “uy Echeverri, como que nos tumbaron”.
Esto es en gran medida por la poca experiencia en gestión pública de muchos de los que son elegidos, además en varios casos el bajo nivel de formación es otro escollo que dificulta la labor en favor de la comunidad.
También es de destacar que las ONG que “asumen” las funciones de las JAL por la metida de patas por decisión de los honorables ediles o “comuneros” como también se les denomina, se termina por concentrar poder en unos pocos que por lo general nada conocen de las demás comunas o corregimientos y quienes son ungidos como los mecías de comunidad ajena, se concentran en negociar sus propios intereses políticos y las otras comunas y corregimientos terminan viendo pasar el tren y de aquello nada, nadita, nada. Vienen después los ay ay ay, ya que por ingenuos cedieron el poder que tenían y se “deslegitiman”. Además se debilitan en su función de gestionar proyectos de desarrollo e inversión para sus propias comunidades y ejercer el control político.
Esa concentración de poder en ONG privadas terminan decidiendo ilegítimamente también podría ser ilegalmente o negociando en el mejor o peor de los sentidos la inversión en una comunidad amplia y sectorizada de una ciudad, entonces aquí se evidencia otro ‘despapaye’ más verriondo, la deslegimitización de una corporación pública que “abandona” un mandato constitucional y legal para terminar cediendo a una ONG´ privada y sigue ahora si el ‘metidodonon’ de pata, rodilla y hasta el pescuezo. Ahora si fue, sin poder político, social y en otras palabras sin el pan y sin el queso y quedándose ‘hambriaos’ y mamando como ternero sute, pues pasaran cuartro años de administración y de periodo constitucional y no se hizo un carajillo ‘carajón’ de nada, nadita, nada.
Es importante aclarar que las Juntas Administradoras Locales (JAL) son corporaciones públicas de rango constitucional y legal, su circunscripción es el agrupamiento de un determinado número de barrios que pueden ir desde dos hasta 10, 12, 15 o más, se circunscribe a un amplio sector de una ciudad. Mientras que las Juntas de acción comunal su accionar se limitan a su propio barrio y su poder es de carácter social y comunitario.
Como vemos, siendo las JAL corporaciones públicas de importante poder político terminan agachando el rabo como gato ‘asustao’ y decepcionando a sus comunidades, pero como ya lo manifestaba, hay excepciones que se pueden destacar.
Finalmente, es tan importante el poder de las JAL que pueden llegar a tumbar un alcalde, pero por fuerza de la politiquería terminan amontonados en el baúl de los recuerdos, después de cada elección debilitados políticamente, deslegitimados por gusto propio y como un corto circuito, viendo un chispero y pa’ rematar como el ternero… Ni les digo más.
Twitter: @fredy_asesor