Por: Wendy Serrano/ La autoestima es la valoración negativa o positiva que tenemos sobre nosotros mismos, en función de las sensaciones, emociones o experiencias que tenemos a lo largo de nuestra vida, tener una autoestima baja significa sentirse inferior a los demás, la relación que se tiene con el amor propio, cuando tenemos poca corre el riesgo de no disfrutar de muchos logros y cuando se tiene mucha corre el riesgo de creer que merecer que en realidad no merece, pero, ¿Cómo es que se construye la autoestima?, se va construyendo en los primeros años de vida, a partir de la relación que se ha obtenido con el entorno familiar y que tiene que ver mucho con el reconocimiento que se recibe por parte de los padres y los docentes.
En la niñez encontramos que si un niño (a), no recibe un reconocimiento es posible que tenga una autoestima muy baja, pero si un niño (a), recibe un reconocimiento excesivo, por ejemplo los padres no dejan perder nunca a sus hijos para que no se ponga mal, dejándolo ganar siempre, este niño (a) tiene dos fenómenos, en primer lugar piensa que puede más de lo que puede y en segundo lugar, no se ha encontrado nunca con la frustración, esto lo lleva a no tener tolerancia frente a ella, cuando crece y se enfrenta a la vida se va encontrar con este acto de creer que todo lo puede y no poder tolerar los lugares en donde las cosas le salgan mal.
Cuando entramos en la madurez las personas con autoestima baja, suelen tener pensamientos distorsionados o distorsiones cognitivas, como lo he mencionado en columnas anteriores aparecen también en diferentes situaciones de nuestra vida, pero en las personas con baja autoestima se encuentras con mayor frecuencia de base, las distorsiones cognitivas de personas con autoestima baja son; la sobregeneralización, hechos que a partir de una situación concreta o asilado, la persona tienen a generalizarlos en todos los aspectos de la vida, por ejemplo: si una persona tiene un pequeño fracaso en el trabajo, dice que va fracasar en todo. Otra distorsión cognitiva en una persona con autoestima baja es lo que se denomina designación global, esto es utilizar términos peyorativos hacia uno mismo, esto tiene que ver con la importancia que tiene la utilización del lenguaje, no es lo mismo decir, “soy un desastre”, que, estoy teniendo un día un poco difícil”, cambiar ese soy, por estoy cometiendo un error o simplemente no salió tan bien como podría salir, esto tiene que ver con el lenguaje interno.
También suele haber lo que se denomina pensamiento polarizado que es el todo o nada, el blanco y negro, por ejemplo decir, “nada de lo que hago o digo está bien”, la persona no comprende que hay un punto intermedio, una escala y no siempre tiene que salir todas las cosas mal, pueden haber aspectos que están bien o que están mal, y eso no significa que todo este mal, este punto es interesante en cuanto a una herramienta educativa con los padres o la pareja, que inconscientemente trasmiten estos mensajes, pues a la hora de discutir en una situación en concreto, tenemos que tener cuidado en decir por ejemplo: “todo lo haces mal”, tenemos que empezar a ser responsables y conscientes de nuestras palabras.
En muchas ocasiones de nuestras vidas hemos padecido problemas, en algunas situaciones se consiguen superar sin más. Pero a veces los problemas nos afectan psicológicamente, provocan baja autoestima y nos dejan secuelas significativas.
Una sana autoestima nos va a permitir sentirnos capaces, dignos, merecedores, autónomos, libres y autoeficaces. Esto nos lleva a un trabajo de mejora personal continuo, en el que cada día tratamos de escucharnos, atendernos, cuidarnos y sobretodo, seguir los pasos que nos indican cuál es el camino correcto para nuestra felicidad, pero la de verdad.
Nathaniel Branden es uno de los expertos en autoestima que más influyeron en mí, tanto en lo personal como en lo profesional. En su libro «Los seis pilares de la autoestima» profundiza en los seis aspectos que él considera más importantes para el desarrollo de una sana autoestima. Branden afirma que lo que determina el nivel de autoestima que una persona tiene es lo que hace y para ello hay que actuar de manera consciente. Esta afirmación concuerda con mi opinión acerca del tema, ya que independientemente de las vivencias pasadas, de la educación recibida, y del momento presente, siempre podemos hacer algo para empezar a mejorar mi autoestima.
1. Vivir conscientemente
Este es el primer pilar de todos. Implica que desarrollemos la atención plena, que tratemos de estar más en el presente, menos en la mente, y más en el sentir. Si no somos consciente de la realidad ni de nuestros pensamientos y acciones vamos por la vida en piloto automático, lo que nos lleva a tomar decisiones desastrosas en muchas ocasiones. Así que comencemos a prestar atención a nuestro presente.
2. Aceptarse uno mismo
Lo que no acepto no lo puedo cambiar. Por supuesto que hay aspectos de mí que me gustan y aspectos que me disgustan. Pero la realidad es que en este momento soy así, estas son las decisiones que tomé en un momento dado, estos son los errores que cometí, pero no puedo no aceptarme por ello. Va contra natura hacerlo. Empecemos a aceptarse es el paso previo a empezar a quererse.
3. Asumir la responsabilidad de uno mismo
Dejemos de culparnos, dejemos de culpar a los demás. Responsabilicémonos de nuestros actos, reconozcamos, asumamos y tomemos las riendas de nuestras vidas. Nadie puede vivir por nosotros. Cuando tomamos conciencia de nuestras acciones también podemos comenzar a responsabilizarnos de ellas.
4. Autoafirmación
La autoafirmación comprende el respeto de mis propios deseos, necesidades y valores, así como la búsqueda de su expresión adecuada en la realidad. La autoafirmación supone defenderse a uno mismo, pero no sólo ante los demás, también ante uno mismo, porque solemos ser nuestros mayores jueces. Vamos a creer en quienes somos.
5. Integridad personal
Integridad personal significa vivir en coherencia. Es decir, actuar conforme a lo que verdaderamente pienso y quiero. Conforme a mis valores. Que mis palabras y mis acciones vayan de la mano. Pero para poder hacerlo, primero hemos de escucharnos, hacernos preguntas, y respondernos con sinceridad.
6. Vivir con propósito
Los propósitos no relacionados con un plan de acción no se realizan, nos señala Branden. Es decir, que por muchos sueños, metas e ilusiones que tengamos en la vida, si no van seguidas de un recorrido bien trazado, no sirven de nada, porque no las alcanzaremos. Para que nuestros propósitos vitales se cumplan, es necesario elaborar un plan de acción. Tengamos ilusiones, alicientes, y tratemos de llevarlos a término.
*Psicóloga con énfasis clínico, Psicoterapeuta individual y grupal.
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