Por: Holger Díaz Hernández/ Después de casi cinco meses de espera desde el primer caso confirmado, por fin llegó el tan anunciado pico del Covid-19 a Colombia, el aumento del número de contagiados y muertos con respecto a los meses anteriores es impactante y estas cifras continuarán por lo menos hasta finales de septiembre en la mayoría de las regiones del país.
Al mirar las estadísticas es claro que muchas cosas han ido cambiando, inclusive en la percepción que hoy tenemos de la pandemia, para muchos el aumento de los infectados es solo una noticia más, es parte del decorado de la realidad del momento y ya no nos sorprende que hayamos pasado de 8.000 casos positivos y de más de 200 fallecidos diariamente.
Aún seguimos viendo en las calles cientos de personas sin tapabocas o con el pero de adorno en la quijada, sin distanciamiento social y sin la responsabilidad que nos atañe a todos para disminuir los posibles contagios de una enfermedad, que es como una “ruleta rusa”, donde no sabe cómo o en qué momento va a salir disparada la bala del revólver y terminar contagiado o contagiando a los más cercanos a pesar de haber tenido las medidas de protección; en donde menos se lo imagina puede “saltar la liebre”.
Pero así como hay cientos de irresponsables también hay otros tantos que han asumido una posición casi paranoica ante la crisis, todo esto ha llevado a que hoy tengamos pacientes con complicaciones o fallecidos porque no han vuelto al control de sus patologías de base o han descuidado su salud ante el pánico de asistir a una institución médica, sumado a esto acaba de aparecer un estudio en la revista Americana de medicina, JAMA, que correlaciona la depresión con el aumento de las muertes por enfermedad cardiovascular y por cáncer. Los casos de depresión han crecido exponencialmente durante la pandemia entre otras cosas por el encierro obligatorio, la crisis económica que sufren las familias en todos los estratos, la pérdida de los empleos o la ante la dificultad, sobre todo para los mayores de realizar las rutinas a las cuales estaban acostumbrados cotidianamente.
Este estudio fue realizado en 21 países incluyendo el nuestro, con más de 145.000 pacientes, encontraron que las muertes por enfermedad cardiovascular aumentaron en un 20% en los pacientes que tenían cuatro o más síntomas de depresión, esto es especialmente relevante dado que las enfermedades mentales han crecido en los últimos años en el mundo en forma consistente.
Un investigación que acaba de publicar el “King’s College London” identifica qué hay seis tipos de pacientes Covid-19 cada uno con su particular clúster de síntomas: Los tipo I tienen síntomas de gripa sin fiebre, el tipo II tiene además fiebre, el tipo III tiene también síntomas gastrointestinales (diarrea), tipo IV nivel severo 1, con síntomas respiratorios bajos y fatiga, tipo V nivel severo 2 síntomas respiratorios y confusión y tipo VI nivel severo 3 con dificultad para respirar, dolor abdominal y diarrea. Cada tipo de acuerdo a los síntomas difiere en la posible gravedad de la enfermedad y se puede predecir con éxito quienes necesitarán hospitalización y soporte ventilatorio, se encontró que los tipo I solo el 16% terminan hospitalizados, en cambio aproximadamente el 50% de los del tipo VI lo requerirán.
A medida que ha avanzado el conocimiento del virus, de su sintomatología, de las complicaciones y de las secuelas que produce, cada vez hay mayor incertidumbre entre los especialistas de las diferentes áreas médicas y en los epidemiólogos no solo por la gravedad de la situación dada la baja disponibilidad de camas de cuidado intensivo y la falta de personal en salud con la experticia para el manejo de una patología que puede ser muy grave y que con frecuencia lleva a falla multisistémica, las secuelas de los pacientes que han tenido Covid-19 generan grandes preocupaciones ya que un porcentaje de quienes han tenido que ser hospitalizados en UCI, quedan con graves problemas pulmonares, así como trastornos neurológicos y vasculares a veces severos, temas que poco a poco se van conociendo y que son parte de grandes estudios médicos en fase de conclusión.
Los informes sociodemográficos, clínicos y los factores de pronóstico muestran que en primer lugar mueren mucho más los hombres que las mujeres en una proporción casi de 7 a 3, los pacientes mayores de 60 años tienen un riesgo 19 veces mayor de enfermarse gravemente y morir comparado con los más jóvenes, tener una patología de base aumenta el riesgo en promedio seis veces más, especialmente las enfermedades renales crónicas (7,5 veces), las cardiovasculares como la HTA ( de 6 a 7 veces), la diabetes (6 veces), también inciden las pulmonares (5 veces), las autoinmunes, los cánceres y la obesidad.
Esta última se ha convertido en uno de los principales retos médicos en los pacientes con Covid-19, ya que no tiene relación con la edad, la obesidad se caracteriza por un estado de inflamación crónico que reduce la respuesta inmune, con mayor riesgo de daño al parénquima de los pulmones infectados, además tienen muchos receptores de una sustancia llamada ECA2 a nivel pulmonar que permite que los virus del SARS-CoV-2 entren en mayor número al organismo. La obesidad se asocia a mayor riesgo de hospitalización, neumonías, ingreso a unidades de terapia intensiva, intubación y muerte.
Adicionalmente los obesos sin importar la edad tienen mayores posibilidades de ser diabéticos o hipertensos. Se requiere por lo tanto un manejo con control estricto de la alimentación, ejercicio y reducción del peso para disminuir la posibilidad de infección y muerte.
Vivimos momentos oscuros como los han vivido ya otros países por esta pandemia y saldremos de esta como de muchas otras que nos han tocado en el pasado, somos un país de resilientes que ha enfrentado históricamente las guerras que no han parado desde la conquista, pasando por la revolución de los comuneros, la independencia, las guerras civiles, la violencia partidista, las guerrillas, los paramilitares, las enfermedades de todo tipo y el inminente colapso del sistema de salud. Y ahí seguimos en pie de lucha, con la fe puesta en Dios y en el personal de salud que ha tenido una gesta heroica y asumido una gran cuota de sacrificio con cientos de contagiados y muchos fallecidos en la responsabilidad de estar en la primera fila en batalla contra este coronavirus.
*Médico cirujano y Magister en Administración.
