Occidente insiste en que la diplomacia sigue abierta para solucionar las tensiones militares en las fronteras entre Rusia y Ucrania, pero aumenta las evacuaciones de sus ciudadanos del territorio ucraniano.
El personal estadounidense de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) comenzó a retirarse este domingo 13 de febrero de la ciudad rebelde de Donetsk, en el este de Ucrania y controlada por los rebeldes separatistas.
EE. UU. y sus aliados han instado a sus ciudadanos a abandonar Ucrania de inmediato, ante las sospechas de un ataque aéreo ruso que procedería con una invasión, algo que el Gobierno de Joe Biden advierte que podría ocurrir en cualquier momento.
También la OSCE retiró a sus observadores de la zona y el propio secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió del «riesgo real» de que estalle pronto «un conflicto armado» provocado por Moscú.
El Gobierno ruso afirma que no pretende invadir a su vecino país y acusa a las naciones occidentales de difundir mentiras. Sin embargo, sus últimos movimientos, incluido un mayor despliegue de soldados a las cercanías de Ucrania, más de 100.000 según las estimaciones de Kiev, y ensayos militares conjuntos con Belarús, país en la frontera norte de Ucrania, levanta las alertas de Occidente.
Australia y Canadá suspenden sus embajadas en Kiev
Entretanto, los gobiernos de Australia y Canadá siguieron las acciones de Estados Unidos y Reino Unido que ordenaron la salida del personal de sus embajadas en Kiev, la capital ucraniana.
Los trabajadores de la sede diplomática australiana en Kiev fueron enviados a una oficina temporal en Lviv, ciudad en el oeste de Ucrania y a unos 70 kilómetros de la frontera con Polonia, indicó la ministra de Relaciones Exteriores, Marise Payne, mediante un comunicado.
«Seguimos aconsejando a los australianos que abandonen Ucrania inmediatamente por medios comerciales», dijo Payne.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, extendió la petición de salida no solo para el personal diplomático sino a todos los ciudadanos de su país.
Morrison aseguró que la situación «está llegando a una etapa muy peligrosa» y agregó que «las acciones autocráticas unilaterales de Rusia de amenazar e intimidar a Ucrania es algo total y absolutamente inaceptable».
El premier australiano también pidió a China, aliado de Moscú, que deje su “escalofriante silencio” ante la crisis e interceda para solucionar las tensiones.
El sábado el Gobierno canadiense anunció que cierra de forma temporal su embajada en Kiev. No obstante, señaló que seguirá funcionando el Consulado de la ciudad de Lviv.
España pide a sus ciudadanos salir de Ucrania
Aunque el Gobierno español no ha informado que cierre las operaciones de su sede diplomática en la capital ucraniana, en las últimas horas sí anunció que recomienda “seriamente” a todos sus connacionales abandonar el país ante la volátil situación de seguridad.
El ministerio español recomienda salir de la nación de manera temporal, «por los medios comerciales disponibles, mientras persistan las circunstancias actuales».
Las nuevas recomendaciones han sido adoptadas en el marco de la reunión de embajadores de la Unión Europea en Kiev.
De igual forma, el Gobierno del Reino Unido aconsejó a los ciudadanos británicos irse de Ucrania lo antes posible, mientras todavía haya medios «comerciales» disponibles para hacerlo.
Mientras aumenta el retiro de diplomáticos occidentales y las peticiones para que los ciudadanos en general sigan las recomendaciones, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, ratificó este domingo que su país mantiene la vía diplomática para solucionar el nuevo capítulo del conflicto ruso-ucraniano.
Pero por ahora no hay avances concretos. Moscú señala sentirse decepcionado luego de que EE. UU. y la OTAN no abordaran sus demandas de replegar tropas a las fronteras europeas donde se encontraban antes de 1997, cuando estaban más lejos del territorio ruso debido a que repúblicas exsoviéticas, como Rumania y Bulgaria, no se habían unido.
Kiev también ha dejado claro que no desistirá de su intención de sumarse a la alianza militar, una línea roja que Moscú no está dispuesto a dejar cruzar, pues la OTAN pasaría a estar aún más cerca de su espacio.
Pero desde el lado occidental afirman que siguen sin recibir muestras de que Moscú no invadiría a su vecino país, sino que por el contrario aumenta las amenazas.
El llamado Acuerdo de Minsk podría ser clave para abordar la complejidad de las tensiones, según aseguró el presidente francés, Emmanuel Macron, el pasado 8 de febrero, tras su reunión con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, y previamente con Vladimir Putin.
Se trata del pacto firmado en febrero de 2015 para mitigar la guerra del Donbass, nombre que recibió el conflicto separatista después de que en 2014 Putin anexionara a su país la península de Crimea.
Ese acuerdo fue alcanzado con el denominado formato de Normandía, ciudad francesa en la que negoció el grupo diplomático de alto nivel conformado por Rusia, Ucrania, Francia y Alemania.
