Hay días en los que no se necesita mucho para ser feliz, solo una mirada amable, una canción que despierte recuerdos y un plato de sancocho humeante compartido entre amigos.
Así fue la jornada vivida en el corazón de la ciudadela Nuevo Girón, donde el Grupo de Policía Comunitaria de la Estación de Policía Girón tejió con acciones sencillas, pero profundamente humanas, una experiencia que tocó el alma de nuestros adultos mayores.
Desde muy temprano, los uniformados se prepararon no para vigilar las calles, sino para custodiar los corazones. Llegaron con una misión clara: dar amor, dignidad y alegría a quienes han vivido más que nadie, pero que muchas veces son olvidados por todos.
El lugar se transformó en una fiesta de humanidad, sonrisas cálidas se intercambiaban como saludo, mientras las sillas se alineaban para recibir a los protagonistas del día.
Allí, manos expertas comenzaron una hermosa actividad de embellecimiento: cortes de cabello, barbería y manicure. Pero más allá de los servicios, fue el respeto con el que fueron tratados lo que verdaderamente iluminó sus rostros.

Y como si el ambiente no estuviera ya cargado de emoción, un regalo inesperado hizo vibrar aún más el momento: un policía con alma de artista tomó el micrófono y, acompañado de pistas musicales, llenó el espacio con canciones carrangueras que evocaron la tierra, la infancia y el amor por lo simple para poner a bailar los corazones. Algunos cantaron, otros aplaudieron, y más de uno se delito con las notas musicales.
La alegría fue creciendo, el juego de dominó animaron la mañana y revivieron el espíritu competitivo de antaño. Historias brotaban de cada jugada y las carcajadas se convertían en melodía paralela a las canciones.
Una gran olla comunitaria trajo el almuerzo más esperado: un sancocho preparado con amor y servido con el mismo cuidado con el que se ofrece un abrazo. Todos compartieron, no solo el alimento, sino el momento, una sopa que no solo calentó el alma.
Esta no fue solo una jornada recreativa, fue un acto de reconocimiento profundo a quienes encarnan la sabiduría de los años.