Dos años de pandemia han dejado un sistema de salud adolorido en Colombia. Lo han notado tanto los trabajadores sanitarios como los usuarios: en 2020, se presentaron más de 800.000 quejas por la prestación sanitaria, un 13% más que en 2019. Además, como todos los países, Colombia está de luto por los casi 140.000 fallecidos desde el inicio de la pandemia de Covid-19, una crisis que se ha tratado de evitar con una campaña de vacunación relativamente rápida que ha inmunizado al 70% de la población.
Y es que el sistema sanitario colombiano no es débil: llega a cubrir el 95% de sus habitantes, una de las tasas más altas del continente. Sin embargo, esta cifra oculta fuertes desigualdades territoriales, como el casi 100% de cobertura en Bogotá, la capital, o el incompleto 70% de regiones como Guainía, según cifras del Ministerio de Salud.
Además, enfrenta otros retos, como la falta de profesionales en este ámbito. Colombia tiene 1,2 médicos por cada 1.000 habitantes, una cifra bien inferior a la media de 3,4 de la OCDE, un dato que revela la precariedad de la profesión en el país y también la carga laboral que enfrentan los trabajadores, algo que llevó a varios gremios sanitarios a unirse a las protestas del Paro Nacional de 2021, las más grandes vistas en las calles colombianas en décadas.
De hecho, uno de los motivos de protestas del Paro Nacional fue, ni más ni menos, una reforma sanitaria avalada por el Gobierno conservador de Iván Duque que encontró una fuerte oposición al no solucionar los problemas estructurales del sistema y al dar pasos hacia un modelo que desequilibraba la balanza hacia la gestión privada, que actualmente ya tiene un gran peso a través de las llamadas EPS, empresas sanitarias que son las principales encargadas por el Gobierno de prestar los servicios de salud a los colombianos.
Actualmente, todos aquellos que tienen un empleo contribuyen directamente a los servicios de salud pagando un 12,5% mensual de su sueldo, mientras que aquellos que no pueden permitírselo o que ganan menos de un salario mínimo, están en un régimen subsidiado, donde el Estado se encarga de subvencionar el acceso al circuito sanitario. Actualmente, aproximadamente 23 millones de colombianos acceden a la salud de esta forma.
Este es el país que recibirán el izquierdista Gustavo Petro o el populista de cauce conservador Rodolfo Hernández después de las elecciones presidenciales que los enfrentan este domingo.
Las propuestas de Gustavo Petro
El programa de Petro tiene un objetivo claro: pasar del modelo público-privado actual a uno público que no dependa de la capacidad de pago de los colombianos sino que logre la cobertura básica universal a través de los impuestos.
Algunos de sus puntos programáticos coinciden con los de Rodolfo Hernández, como mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de la salud y reforzar la industria farmacéutica local.
Entre otras propuestas, Petro habla de tener sistemas de salud «interculturales» donde los saberes ancestrales de pueblos originarios, afrodescendientes y raizales, entre otros, también tengan un espacio en la cobertura sanitaria.
Además, plantea implementar un sistema que ya puso en marcha durante su alcaldía en Bogotá llamado «médicos al hogar», pero esta vez para llegar a toda Colombia y así reforzar la perspectiva preventiva de la salud y mejorar el acceso y la cobertura en las regiones donde todavía hace falta.
Por otro lado, Petro es defensor del aborto libre, seguro y gratuito y también ha afirmado que respaldará e implementará la decisión judicial de la Corte al respecto. Además, también se ha pronunciado a favor de la eutanasia.
Entre otras propuestas de salud, propone apoyar médica y psicosocialmente al tránsito de género para las personas trans.
Las propuestas de Rodolfo Hernández
El eje del programa de Hernández, no solo en materia de salud, gira alrededor de la eficiencia y de la lucha contra la corrupción dentro de las instituciones colombianas. Es por eso que una de sus principales propuestas es agilizar los pagos del Estado a las EPS para evitar que las deudas de las personas individuales impidan el funcionamiento de estas empresas.
Por otro lado, Hernández ha insistido en un modelo «familiar» de la medicina, donde el usuario también tenga «responsabilidad» sobre su propio cuidado y asegura que buscará mejorar las condiciones laborales del personal de salud.
Otra de sus ideas es dar una renta básica a los adultos mayores, una propuesta que podría ayudar a mejorar el acceso a la salud de este segmento de la población, especialmente vulnerable y dependiente de la atención sanitaria.
Por otro lado, una de las propuestas que se llevó titulares de «regalar droga gratis» consiste en hacer un censo de personas adictas a sustancias psicoactivas y proporcionarles dichas sustancias como medida para luchar contra el narcotráfico y para tratar de aproximarse a este problema desde una perspectiva de salud pública.
Sin embargo, algunas organizaciones como Échele Cabeza, que trabaja sobre el consumo responsable de drogas, se pronunció para recordar que este tipo de medidas solo se usan para personas con adicción que no han tenido éxito con ningún otro tratamiento y para subrayar que sería poco efectivo contra el narcotráfico, ya que Colombia solo consume el 2% de la cocaína que produce, por ejemplo.
Más allá de su programa, Rodolfo Hernández se ha pronunciado sobre el aborto para decir que respetará la decisión de la Corte Suprema, que legalizó recientemente la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 24. Sin embargo, se respira desconfianza de las organizaciones feministas alrededor de este tema y otros que tratan los derechos de las mujeres por varios exabruptos de tono machista del candidato.
Alrededor de otros debates sobre salud recientes en Colombia, como la eutanasia, Hernández no explicita nada en su programa, pero afirma que está a favor de esta medida según «la gravedad de la enfermedad que tenga el solicitante».