Por: Jairo Vargas León/ Es muy común por esta época del año aventurar pronósticos de toda índole, expectativas, proyectos colectivos y sueños personales. Todo ello está enmarcado en una costumbre religiosa que data de hace más de 20 siglos, por ello el término Cabañuelas corresponde a las variaciones del tiempo que se presentan durante los primeros días de enero y agosto lo cual da lugar para que el ser humano en diversos puntos del planeta pronostique el tiempo con o sin acierto de acuerdo a la forma como aborde la metodología de su interpretación.
Historia de las cabañuelas
Las cabañuelas se remontan a la festividad judía de los Tabernáculos, por el año 1020 los judíos colgaban cien cabañuelas en su barrio en memoria de los años que pasó el pueblo judío deambulando por el desierto del Sinaí, en estas fiestas se realizaban ritos alusivos a las predicciones meteorológicas, he ahí la adopción del término en el lenguaje castellano.
Para los mayas, las cabañuelas son parte de una práctica conocida como “Xok k’íin”, la cual no sólo lleva el registro de lo que pasa con el clima durante el primer mes del año, sino que observa el comportamiento de animales y plantas.
El investigador maya, Bernardo Caamal Itzá, ha señalado que, en la actualidad, las cabañuelas permiten pronosticar el comportamiento del clima durante el año, se han convertido en un juego de azar, por la falta de una adecuada observación y por el mal empleo de la técnica de registro del clima.
Según el investigador el ciclo completo se contabiliza así: «En la primera del 1 al 12 de enero se registra cuáles fueron las condiciones del clima día a día y a cada uno de éstos se les asocia con un mes: el día 1 con enero, el 2 con febrero, así hasta llegar al día 12 o diciembre. Luego, el conteo se da a la inversa del 13 al 24 de enero”.
Las cabañuelas en la tradición americana
En 1832, el farmacéutico estadounidense Cyrenius Chapin Bristol, creó el almanaque Bristol con el fin de promocionar sus productos para la salud, un pequeño texto de color merthiolate que contiene las predicciones del tiempo, las mareas para cada mes, datos de astrología, horóscopo, chistes, anuncios publicitarios, en fin, de todo como en botica.
Las generaciones de mayores de 50 años somos testigos de la fe ciega de nuestros padres y abuelos en el almanaque Bristol, era el vademécum popular, muchas de las decisiones de su cotidianidad, viajes o negocios estuvieron rodeadas de la brújula del Bristol.
El historiador y ensayista colombiano Germán Arciniegas señaló que el almanaque de Bristol tuvo en él una profunda influencia y dijo: “Mi curiosidad literaria, como la de casi todos los de mi generación, no nació de haber caído en mis manos ni Homero, ni Cervantes, ni Virgilio, sino el Almanaque de Bristol”. En la literatura de Hispanoamérica se referencia su incidencia en la sociedad, García Márquez lo cita en la hojarasca y en el amor en los tiempos del colera, otros más como Borges y Miguel Ángel Asturias dan cuenta de ello.
Las cabañuelas políticas
En el escenario político también las cabañuelas han tenido incidencia en la decisión y valoración de distintos eventos. Una mención destacada corresponde al análisis de los primeros cien días de un gobierno, la luna de miel del gobernante en cualquier escala territorial tiene un alto impacto en vislumbrar su rumbo, en examinar la dimensión del gobernante, la catadura de su propia impronta.
Los primeros 100 días de gobierno se tomaron como referente a partir del presidente Franklin Delano Roosevelt, quien ejerció su gobierno en 1933 época en que el mundo enfrentaba una incertidumbre por la “depresión económica” lo cual generó una profunda crisis social y económica no solo en EE. UU sino también en el planeta.
Para Roosevelt la situación socioeconómica era tan apremiante que orientó la acción pública de gobierno con resultados eficientes a corto plazo, la intensidad, metas y resultados los fijó para cien días. Así, Roosevelt creó el precedente para que se analizaran los primeros tres meses de las siguientes administraciones en Estados Unidos, tendencia que se ha convertido en una “tradición” que llega hasta nuestros días en el ejercicio público en el mundo.
En atención a ello los primeros cien días de gobierno se enfocan a auscultar la imagen del presidente de turno, la calificación de su desempeño en los diferentes sectores y renglones de la institucionalidad y los principales problemas del país.
La prospectiva más allá de las cabañuelas
La prospectiva es una metodología científica que se ha diseñado para construir una visión de futuro compartida, que tenga un carácter dinámico y a largo plazo, se busca interpretar la visión en acción institucional, mediante planes, programas y proyectos. La prospectiva desempeña un papel indispensable en el mundo contemporáneo en lo que respecta a enriquecer las políticas públicas para el desarrollo, al dar profundidad e integralidad al análisis de las transformaciones de la sociedad.
La metodología científica es importante para reflexionar sobre la interdependencia entre todas las dimensiones del desarrollo; además es un instrumento idóneo para mantener una interrelación a nivel político y social para analizar conjuntamente las alternativas futuras y las prioridades esenciales de los países, territorios, sectores e instituciones.
Las cabañuelas y la coyuntura sociopolítica
Un parangón entre las cabañuelas y los acontecimientos que se esperan del 2022 tienen que ver con la caracterización del bienio 2020 y 2021 con un eje común consistente en el Covid-19 ello ha generado diversas transformaciones en aspectos de la vida familiar, comercial, políticas públicas, empresarial e internacional.
La tensión existente entre restricción y libertad regulada en los diversos aspectos que implican el ejercicio de las actividades personales, profesionales, económicas conllevan a reducir las expectativas cifradas sobre la actividad de operación de las empresas, la movilidad de las personas, la distribución de los productos, el abastecimiento de los bienes y servicios, es decir, en términos económicos enfrentamos la crisis de la oferta y de la demanda, con características y posibles soluciones diferentes.
Hoy existen diversas realidades entre estas: es predecible que el impacto de la pandemia no ha cesado aun ni se sabe de una posible fecha de la terminación de su ciclo; las consecuencias negativas en lo económico y en lo social son profundas y su posibilidad de recuperación es lenta y de mediano plazo lo cual conlleva a que transcurra varios años para poder recuperar lo perdido.
La capacidad institucional es limitada para viabilizar alternativas de recuperación, se han tomado medidas de política pública que en varios eventos son efímeras y/o mediáticas; la agenda gubernamental que pasa por la coyuntura electoral en los próximos años requerirá de medidas robustas, integrales y transversales que permitan disminuir los efectos de la actual crisis.
Es quijotesco acudir a las cabañuelas, pese a ello el ingenioso Hidalgo nos recuerda en uno de sus diálogos, «Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todas son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas». Habrá que acudir a una cabañuela dialéctica para reinterpretar los anhelos de la patria.
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*Abogado-Economista, Magister en filosofía, Doctorando en Derecho, Docente Universitario