Por: Yamil Cure Ruiz/ Cada circunscripción departamental tiene un modelo matemático que define las probabilidades reales de fuerzas y líneas electorales. Entendamos por fuerzas los grupos políticos con intereses creados para acceder al poder y que “juegan” con uno o varios candidatos, y que tienen un trabajo político con las comunidades a las que pretende gobernar; unos los llaman líderes, otros poder burocrático o simplemente maquinaria. Una línea electoral, por su parte, tiene que ver con las tendencias circunscritas a la geografía, es decir, donde están los nichos de votantes y el mercado electoral.
Para Santander, la circunscripción electoral que nos atañe, los modelos matemáticos describen escenarios de grillas que van desde dos hasta cuatro o más candidatos; se presupone que cada candidato de la grilla debe representar una línea electoral. Las líneas que están establecidas por las encuestas son cuatro: La izquierda, los Aguilar, los tradicionales y los emergentes. Matemáticamente si salen las cuatro líneas con su candidato al “palacio amarillo”, el gobernador de Santander sería el que represente la línea de izquierda. Luego no hay que ser adivinos, ni politólogos y mucho menos un encuestador como yo, para identificar que si no hay unidad entre las otras líneas se la daría el poder a los partidos reunidos hoy en la Alianza Santander y el movimiento Dignidad Santandereana.
Para rematar esta idea, si hay una grilla de tres candidatos implica que una línea se fusione a otra y la llamada hacerla a luz de opinión medida por encuestas es la línea tradicional (compuesta por los partidos de antigua Unidad Nacional básicamente: Liberales, Partido de la U y Cambio Radical), que daría fuerza a un emergente pero con riesgos importantes que la izquierda y los Aguilar los venzan. En una grilla con dos candidatos o líneas le daría la gobernación inminentemente a la unidad en coalición en detrimento de la izquierda.
Entonces quien une las líneas, pues las fuerzas electorales; igual estas fuerzas también las pueden separar y hacer que cada una de ellas se separen en varios candidatos, por ejemplo, que una línea tenga dos candidatos a la gobernación, a pesar que hay unidad entre otras así. Ejemplo: Un candidato de izquierda, un candidato entre los Aguilar y los Emergentes y dos candidatos de los tradicionales o cualquier combinación que usted amigo lector quiera hacer.
¿Cuáles son estas fuerzas? Bueno, las representan diez personajes en el departamento y cuatro fuerzas externas. Personajes: Fredy Anaya (que a hoy está en la grilla), Fernando Vargas, Richard Aguilar, el coronel Aguilar, Leónidas Gómez, el grupo de parlamentarios liberales, el grupo de los ‘cacaos’ y gremios en Santander, el actual gobernador, el actual alcalde de Bucaramanga y líneas políticas de las ‘bisagras’ departamentales (alcaldes del área, todo lo de Barrancabermeja y De Mares incluyendo todo lo implica el sindicato y ejecutivos de Ecopetrol) y las cuatro externas: Los uribistas, los fajardorobledopetristas, las direcciones de los partidos y senadores con incidencia electoral en este Departamento.
Estas son las fuerzas que deben pensar en las colisiones para llegar con el mínimo de candidatos al tarjetón en el próximo octubre. Está claro para los numéricos como yo y para los políticos que, entre más candidatos se gira a la Izquierda y entre menos se gira a la derecha.
Ahora nótese, que las fuerzas primero deben ponerse de acuerdo en la gobernación para que, dependiendo de esos acuerdo –valga la redundancia- comenzar en hacer lo mismo para la alcaldía de Bucaramanga, las ciudades del área metropolitana y ‘bisagras’ de De Mares, haciéndolo en ese orden en los intentos de unidad y dejando prácticamente en libertad al resto de municipios de las provincias.
El mecanismo para lograr la unidad es muy simple. Las fuerzas afines hacen estudios de nombres para hacer consenso en uno, “lo ponen sobre la mesa” y lo visibilizan con campañas muy “subterráneas” (mucha estrategia), en aire y tierra con las otras fuerzas y los dejan evolucionar en la opinión siendo medidos por nosotros los encuestadores que daríamos una evaluación de qué nombres “le pegan a la línea” y conforme a las probabilidades matemáticas comienzan las campañas en agua y fuego para una definitiva unidad en agosto.
Si hablamos de probabilidades a hoy, el cronograma lógico sería: En diciembre 2018 perfilación de nombres; en enero de 2019 agrupación fuerzas en torno a uno de esos nombres; entre marzo y abril primer intento de coalición de fuerzas por medio de consultas o encuestas; en mayo otorgamiento de avales y grilla definitiva y en esa secuencia iniciar campaña en los cuatro elementos; en julio las inscripciones (últimos intento de unidad), en agosto se pasa de grilla definitiva a tarjetón definitivo y de ahí hasta octubre a la elección.
Hemos hecho esfuerzos en este artículo para ilustrar la dinámica electoral del departamento de Santander para la gobernación de 2019, que bajará de esa misma forma dinámica a la alcaldía de Bucaramanga y luego secuencialmente a los otras descripciones geográficas hechas.
En el momento que se escriben estas notas, acaba de ocurrir un cataclismo en la grilla; Rodolfo Galvis se retira de ella, quien era el nombre fuerte de la línea emergente para la gobernación, por ello al retirarse comienzan aparecer, algunos movimientos, como un NN para reemplazarlo como Jorge Humberto Jerez. Otro movimiento sería un precandidato más cercano a ser el hilo conductor para coalicionar con la línea tradicional para lograr la unidad, como Iván Aguilar y por último, una movida menos integradora de caolicionadores de fuerzas pero sería una carta en la línea, como la del actual representante a la Cámara, Oscar Villamizar, que a pesar de que es una opción remota; en caso de que no haya nombres que específicamente representen la fuerza uribista -que necesita poner evidentemente sobre la mesa a alguien para ‘negociar’ la unidad- Villamizar sería ese dinamizador de candidaturas hacia las alcaldías de los municipios santandereanos. Bueno en teoría. Porque en la práctica lo único claro es que Galvis dejó una ‘tronera’ de la cual depende todo el ajedrez electoral del departamento.