“Desde ese primer empleo supe que no me conformaría. Tenía claro que mi meta no era quedarme en un solo lugar, sino crecer, aprender y avanzar sin parar. Esa determinación, ese deseo profundo de superarme, se convirtió en una motivación permanente que ha guiado cada paso de mi trayectoria profesional”, cuenta Diana Marcela Aldana, profesional en marketing y negocios internacionales, directora de Excellentia, además representante legal de la Encuestadora Excellentia Focus Group y a quien tenemos hoy porque está en el selecto grupo de las Superpoderosas 2025 en Corrillos.
Marcela ha tenido “la oportunidad de combinar la experiencia en el sector público con la iniciativa privada, construyendo un perfil integral desde el cual puedo aportar tanto al desarrollo institucional como al fortalecimiento de la sociedad civil”. Representante legal de Excellentia Focus Group, la que define como “la primera casa encuestadora en Santander enfocada en la medición objetiva del desempeño de mandatarios. Esta iniciativa nació del compromiso con la transparencia, la participación ciudadana y el fortalecimiento de la gestión pública basada en datos confiables”. Igual es directora ejecutiva de Asfacop -Asociación Colombiana de Facultades de Contaduría Pública-, un espacio desde el cual “promuevo la formación académica de calidad, la integración entre facultades del país y el fortalecimiento de la educación superior en el área contable”.
En el ámbito público Marcela dice que “he tenido el privilegio de ocupar cargos relevantes en entidades como Gobernación de Santander, ESANT-, Girón ESP y la CAS”. En la CAS como asesora de la Dirección General, en donde integró el equipo de la estrategia institucional -Más cerca y mejor conectados ambientalmente-, que “me permitió recorrer el territorio, conocer de primera mano las problemáticas ambientales y contribuir a una gestión más cercana, eficiente y humana”.
Marcela nació en Bogotá, pero creció y se hizo en Santander, “lugar que forjó mis valores, mi carácter y gran parte de lo que soy. La mayor de tres hermanas nacidas del mismo hogar, aunque la vida me regaló el cariño y el vínculo con otras cuatro medio hermanas. Un núcleo familiar amplio y significativo. Mi infancia estuvo marcada por importantes desafíos: la separación de mis padres, la ausencia materna y una transformación radical en nuestra situación económica. Mi padre, quien se dedicaba al comercio de esmeraldas, pasó de tener estabilidad y éxito a enfrentar una dura crisis tras una traición que lo obligó a comenzar de nuevo. Durante un tiempo, una tía nos acogió en Girón. Sin estabilidad inmediata, fuimos acogidas por el ICBF en 1999 hasta el 2010. Un período por completo transformador. Gracias al apoyo y amor de la familia Teresa Toda, recibí las bases que cimentaron mi capacidad de resiliencia, disciplina y compromiso. Mis hermanas hoy son el reflejo de esa misma fortaleza. Neidi es abogada, especialista en Derecho Laboral y estudiante de Maestría; Yeimi próxima a culminar sus estudios en Derecho y madre de dos hijos. Las tres, unidas, cuidamos de nuestro padre con el mismo amor y entrega que él nos brindó. En lo personal, tuve la dicha de compartir 15 años de vida junto a José Lenin Acosta Acosta, mi esposo, un hombre íntegro, ingeniero electromecánico, líder en el sector gastronómico y con una visión política admirable. La pandemia de 2020 nos arrebató su presencia física, pero me dejó un legado invaluable de amor, inspiración y gratitud que me acompaña cada día”.

Marcela estudió en instituciones cercanas a los hogares de la familia Teresa Toda. La educación la sostuvo de la adversidad. Descubrió en esos años el poder transformador del arte: teatro, danzas y tamboras le brindaron herramientas emocionales y sociales para enfrentar la vida con determinación. Destacó su formación como técnica en Guianza Turística y técnica en Diseño y Publicidad. “Estos aprendizajes no solo abrieron puertas en mi vida profesional, sino que también despertaron en mí una visión más amplia del mundo y de mis propias capacidades”.
Su trayectoria académica ha estado marcada por decisiones conscientes y adaptaciones necesarias: “Inicié mi formación superior en el programa de Administración Turística y Hotelera, pero por factores logísticos relacionados con el proceso de egreso del ICBF, opté por cambiar de rumbo y me matriculé en Marketing y Negocios Internacionales, una carrera que me apasionó profundamente y en donde encontré una conexión natural con mis habilidades e intereses. Gracias a las UTS tuve la oportunidad de cursar en horario nocturno y laborar en jornada diurna. El equilibrio entre estudio y trabajo fortaleció mi disciplina y reafirmó mi compromiso con mis metas personales y profesionales. Motivada por mi experiencia en el sector público decidí continuar mi formación con una Maestría en Gestión Pública y Gobierno, obteniendo una doble titulación en Alta Dirección Pública en la Universidad de Santander (UDES)”.
Su decisión y su motivación, pero también el apoyo de algunas personas. Marcela reconoce “el papel fundamental del ingeniero Alexcevith Acosta (exdirector de la CAS), quien ha sido un verdadero pilar en mi desarrollo profesional. Su respaldo, orientación y confianza han sido clave para asumir con responsabilidad y entrega los diversos cargos que he desempeñado. Personas como él reafirman el valor del trabajo en equipo y demuestran que el talento, cuando se acompaña de compromiso, encuentra siempre oportunidades para florecer”.
Su primera experiencia laboral le representó “un acto de confianza en mí misma y en mi capacidad para salir adelante. En el Hotel Ciudad Bonita inicié funciones administrativas básicas que me ofrecieron lecciones fundamentales sobre responsabilidad, puntualidad y vocación de servicio. Comprendí que cada tarea, por pequeña, aportaba a un propósito colectivo y que el compromiso con la excelencia comienza desde lo más simple. Desde ese primer empleo supe que no me conformaría. Tenía claro que mi meta no era quedarme en un solo lugar, sino crecer, aprender y avanzar siempre”.
Más allá de los títulos, cargos o méritos visibles, para Marcela “mi mayor reconocimiento ha sido la posibilidad de transformar una historia marcada por los desafíos en un mensaje de esperanza. Poder inspirar a otras personas —especialmente a niñas y mujeres que enfrentan adversidades—”.

Destacada en el selecto grupo de Corrillos de las Superpoderosas 2025, Marcela se considera “una mujer resiliente, que aprendió a vivir desde la gratitud y convirtió sus heridas en impulso para avanzar. Cada desafío ha sido una oportunidad para crecer, para aprender y para reafirmar mi compromiso con la vida, con mis sueños y con quienes me rodean. Mi camino no ha sido fácil, pero mi espíritu es inquebrantable. Sigo soñando, creyendo y caminando con esperanza, porque sé que el verdadero poder está en no rendirse, en levantarse siempre y, en seguir amando la vida, a pesar de las tempestades. A todas las mujeres que hoy inician su camino o atraviesan momentos de incertidumbre, quiero decirles: no se rindan. Sean valientes, crean en su capacidad, abrácense con amor propio y mantengan viva la fe, incluso en los días más difíciles. La vida nos presenta desafíos inesperados, pero también nos ofrece oportunidades para renacer. Siempre habrá un nuevo comienzo, una persona que inspire, un proyecto que motive o una experiencia que nos devuelva la sonrisa y el propósito. Confíen en su intuición, valoren su voz y no permitan que las circunstancias definan sus sueños. La verdadera riqueza no siempre está en lo grande, sino en la belleza de las pequeñas cosas cotidianas. Ahí, en lo sencillo y lo auténtico, reside la felicidad más duradera. Ámense a sí mismas, valórense y crean en su potencial. Apóyense entre mujeres, den valor a cada aspecto de su vida y mantengan la fe firme en que todo lo que se desea se puede lograr. Siempre habrá una oportunidad para estar mejor, y el apoyo y admiración mutua entre mujeres nos proporciona los espejos necesarios para avanzar. Juntas, somos más fuertes y podemos construir un camino lleno de éxitos y bienestar para todas”.
No ha sido fácil, cuenta Marcela, “a lo largo de mi trayectoria he tenido que hacer sacrificios importantes: tiempo con mis seres queridos, comodidades, relaciones personales e, incluso, en algunos momentos, mi propia salud. Sin embargo, cada decisión ha estado guiada por la convicción de que todo esfuerzo consciente y genuino encuentra su recompensa. Renunciar a ciertas cosas ha sido el precio para alcanzar otras más valiosas: mi desarrollo personal, la estabilidad de mi familia y la posibilidad de convertir mi historia en un testimonio que inspire a otras mujeres. Estos sacrificios, lejos de debilitarme, han fortalecido mi carácter y reafirmado mi compromiso con un propósito mayor”.
Dejó atrás anclas que no la dejaban avanzar. Marcela reconoce que “uno de los mayores cambios en mi vida fue abandonar el hábito de postergar, de dudar de mí misma y de esperar el supuesto “momento perfecto” para actuar. En su lugar, adopté hábitos que han transformado mi camino: la acción decidida, la oración constante y la gratitud diaria. Aprendí a organizar mi tiempo, a priorizar lo verdaderamente importante y a tomar decisiones conscientes y firmes. Estos hábitos no solo me han permitido avanzar, sino también mantener la coherencia entre lo que sueño y lo que hago cada día. Creo que cada jornada es una nueva oportunidad para acercarse a las metas personales y profesionales. Pero ese avance solo es posible si se cultiva la disciplina con propósito y convicción. La confianza en mí misma, la resiliencia y el respaldo constante de mis hermanas, esos lazos irrompibles y la comunicación continua que mantenemos, son los pilares que hacen que mi día a día sea más ameno y enriquecedor. Esas relaciones, inquebrantables y llenas de apoyo mutuo, me han enseñado a mantener una actitud positiva y persistente, lo cual ha sido clave para mejorar mis hábitos. Al tener a mi lado un sistema de apoyo sólido, pude mejorar mi organización, disciplina y toma de decisiones, lo que ha sido fundamental para lograr mis metas tanto personales como profesionales”.