Por: César Osorio Mancilla/ Saludo cordial a ti que lees estos párrafos. Un tema que ha surgido en este aislamiento preventivo obligatorio o como oímos y leemos por todas partes la famosa “cuarentena por el coronavirus”; es que ha comenzado la tercera guerra mundial entre China y Rusia vs Estados Unidos y Europa, por supuesto Colombia y otros países estamos en medio de este conflicto.
Inicialmente era una pandemia “normal” que comenzó en China como una de las tantas que han surgido allá. Sin embargo, con el correr del tiempo y el encierro nos ha llevado a estudiar y a recordar muchas cosas que han pasado desapercibidas.
Una de ellas es un video de un programa español donde advierten de un reportaje realizado por la televisión pública italiana (RAI); en este se informa que China venia experimentando con una cepa de Coronavirus desde el año 2015 y está documentado fílmicamente.
Taiwán afirma que advirtió a la OMS mediante correos electrónicos del brote de la pandemia, pero estos hicieron caso omiso e incluso negaron dichos y mails por complacer al gigante asiático.
Se suman videos en Europa y Australia donde ciudadanos orientales, aparentemente de Nacionalidad China, aparecen contaminando ascensores, alimentos, fuentes de agua, sillas de parques y a esta altura de la cuarentena definitivamente la mayoría de los ciudadanos del mundo no piensan que fue un brote accidental de este enemigo invisible que hizo temblar a las potencias y paralizo países enteros.
Todos estos sucesos despertaron en muchos colombianos el desgrado y la molestia al tan solo pesar que este virus fue liberado intencionalmente para destruir la economía norteamericana, no importando el daño colateral de la muerte de miles de personas alrededor del planeta, así como también que ha obligado a la humanidad a encerrarse en sus casas y ver como el esfuerzo y el trabajo de su vida corre peligro de desaparecer.
Por este motivo se están levantando campaña de boicotear las compras de productos chinos, con las proclamas “¡China paralizó la economía mundial, paralicemos a China!” “¡No compres más productos chinos!” “¡No a China!”. Si esto se viralizara y se concretara, nuestra industria de calzado y textil se lo agradecerían mucho a esta pandemia, entre otras por supuesto.
Imaginemos por un momento a los colombianos comprando productos nacionales, esto generaría empresas fuertes, muchos empleos y una economía creciente y sostenible. ¡Sería fabuloso!
Lo cierto es que en días anteriores oímos las noticias que Japón financiará la salida de sus empresas de China para que vuelvan a territorio nipón por un valor de 2 mil millones de dólares y un presupuesto adicional para aquellas que deseen radicarse en cualquier otro lugar del mundo, es decir, en cualquier parte menos en el país donde se originó la pandemia vigente.
Pero esto no es un movimiento aislado e impensado de Japón, por su puesto quien está determinado también a sacar su mano de obra del país de la gran muralla, es Estados Unidos y sus aliados, a quien se le critico por el manejo del Covid-19 pero lo que están haciendo es minimizar el efecto de tan grande golpe.
Y en medio de esta película de conspiración global, aparece el vecino buena onda que dice: “si quieren pueden traer sus fábricas aquí, les ofrecemos mano de obra igual de barata y menos impuestos” ese personaje se llama La India; así que se arma un gran tridente de la economía mundial, entre Estados Unidos, Japón e India, quienes no están dispuestos a permitir que China lidere la economía mundial.
¡Qué gran conspiración! y perfectamente podría ser al revés, Estados Unidos atacando y China defendiéndose. En fin, desde Bucaramanga es un poco complicado ver qué pasa en la Casa Blanca y en Asia.
Termino diciéndote que tengo la firme convicción que lo sucedido no es el desastre que pensamos que es, tan solo es una advertencia de lo que puede llegar a venir y como personas inteligentes que somos, hacemos caso de las advertencias y nos preparamos para lo que puede ocurrir en un futuro.
Afortunadamente no estamos solos y el que gobierna este mundo es Dios que es mucho más compasivo que el ser humano.
*Teólogo
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