Por: Paola Guarín/ Hablar de la importancia en las políticas públicas con gran impacto social al interior del país es quizás un reto concreto, que no solo debemos observar desde la barrera sino también desde la equidad y la justicia social, como principales protagonistas.
Pese a celebrarse en junio el mes del orgullo LGBT+, es evidente que cada día existen más adeptos dentro del rango de la tolerancia y respeto, que apoyan todas sus formas de expresión, siendo esta una garantía constitucional en nuestro Estado Social del Derecho.
Sin embargo, es importante tener en cuenta, dentro de la práctica, que políticas públicas existentes que buscan cerrar esa brecha de desigualdad frente a la educación sexual. Si bien, la sexualidad es dimensión innata en los seres humanos y que abarca todos los componentes como son el biológico, social, espiritual y cultural; se sugiere incluir y trabajar una formación minuciosamente personal, interpersonal y afectiva donde se logre que los adolescentes adquieran la facultad de la responsabilidad, autoestima y hacer uso consciente de las funciones sexuales de manera asertiva y que además se puedan tomar decisiones responsables, donde se evidencie también su personalidad, criterio y seguridad para actuar con razón y no por instinto, con el fin de evitar consecuencias negativas no sólo para sus vidas sino también para su entorno, como las que se han expuesto en el presente trabajo.
En este sentido, las políticas públicas deben ser ejemplos de inclusión a nivel social, con el fin de que ciudadanía y legislativo trabajen mancomunadamente para poder fortalecer la educación sexual en todos los ámbitos de interacción de adolescentes y familias colombianas.
Por otro lado, los medios de comunicación tienen el poder de persuadir en la actualidad y tienden a convencer audiencias de todas las clases sociales. La juventud especialmente la adolescente, es la más vulnerable y excelente receptora del material que se vende como violencia, pornografía, las novelas, los dibujos animados, los programas extranjeros etc., todo este tipo de supuesta diversión y entretenimiento dificulta el poder de concentración del individuo, el cual podría ser capaz de realizar otras actividades que le permitan mejorar su formación integral en los tiempos libres.
Por ello la construcción de escenarios útiles y eficaces para abordar el tema de educación sexual, no debe limitarse solo a la identidad de género, por el contrario, comprender que el problema social de intolerancia, discriminación y empatía, debe forjarse a la par, desde la misma concepción del respeto y reciprocidad al igual que los conceptos de historia y matemáticas en las aulas escolares.
De este modo, al existir este tipo de deudas en temas tan transversales y relevantes desde el mismo ciclo educativo primario, deja concluir que la transformación social, va más allá de tildar o encasillar la identidad sexual y contrario sensu, aspectos tabú como los métodos de protección, anticonceptivos y cuidado sexual, pueden evitar la disminución significativa de la criminalidad en delitos sexual con menores de 14 años, pues la verdad sea dicha, en nuestro país suceden circunstancias muy exóticas, donde hablar del mes del orgullo LGBT+ es más escandaloso, que focalizar falencias evidentes en la educación sexual de nuestros niños, donde las cifras van en alza frente a lo que tiene que ver con los abusos sexuales al interior de esta frágil población.
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