“Siempre he compartido lo que me enseñó mi madre y mis maestros. Hay que dar sin esperar recibir nada a cambio. Dar honor y la gloria a Dios. Nacimos para dejar la mejor huella”, cuatro enseñanzas que el Maestro José Manuel Arrieta Corena, comparte como sus esenciales para una vida tranquila.
Nació en una población santandereana bañada por el río Magdalena, la cual lo inspira por su colorido, sus paisajes y la representación de bellos atardeceres. Corría 1961 cuando nació en casa materna, donde la abuela Juana Sevilla y Manuel María Corena. La casa Corena Sevilla, hogar respetable de gente de valores y descendencia europea -españoles e italianos-.
Con el arte en sus entrañas, por tradición y genes, los que fueron transmitidos y llevados paso a paso por la mamá, la gran Celia Corena Sevilla, a quien el maestro siempre hará honor y homenaje. A quien debe ser artista. Ella le enseñó sus primeros pasos en el arte y le impulsó a seguir esta profesión. No se cansaba de repetirle “no importa que pierdas esa materia y otra, tú eres un artista, aquello algún día lo superarás estudiando, pero eres un artista nunca lo olvides”. Arrieta Corena siempre hace honor a su madre, procura ser lo mejor y el mejor para honrar a quien en vida creyó en él como nadie.
Su gran maestra Aurora Bueno lo tomó de la mano cuando comenzó su vida de estudiante en la escuela de Bellas Artes. Le enseña lo que sabía e igual sucedió con el maestro Martín Quintero Pacheco. Ambos le decían “su discípulo amado”. De ellos aprendió mucho y lo puso en práctica hasta crear su propio estilo.

Arrieta Corena se haría conocer desde un principio como alguien inquieto por imponer un estilo propio. Desde sus inicios representaba ese paisaje muy santandereano, lo hacía sentirse orgulloso, aquellos rincones que representaba abandonados y solos, pero de gran colorido, alegría y textura muy particular impartida lo animaban y proporcionaba con su espátula su impronta. Allí representaba esa soledad de su vida, recuerda.
El maestro Arrieta Corena se caracteriza por ser amable, soñador, líder y entregado a su labor. En medio de su labor busca el beneficio mutuo para los que llama de su gremio de artistas. Logró llegar a la distinción, por méritos y elección, de Consejero de Cultura Municipal por Barrancabermeja, por la provincia Yariguíes, Santander. A su vez Consejero Nacional de Cultura en representación de las Artes Plásticas. Desde allí descubre la población Barrancabermeja, la única que no contaba con estampilla pro cultura o el recaudo que beneficia a sus artistas amigos. Una noche en reunión del Consejo de Cultura acopia información y se da a la tarea de dejar como aporte esta estampilla para beneficiar a su gente. Es uno de esos grandes aportes en su labor.
Así mismo evoca, cuando regresa al país, hace 32 años, día que nace su hija Jenny Carolina. Luego vendrían sus hijas Cristina y Angie Katherine, orgullo del maestro. Época que Arrieta Corena regalaba otra hija a quien llamo la “esquina del arte”. Logró que por primera vez los artistas y el sector cultura caminaran en una misma dirección y como familia regalando su presentación a la sociedad en el espacio público. Solo pretendía el maestro que los artistas llegaran a su sociedad y esta reconociera a sus artistas.
En 2005, gracias a la confianza que le brinda el coronel Aguilar siendo gobernador de Santander y su secretario de Desarrollo, Juan Carlos Sierra, llega a ser Asesor de Cultura. Momento de total apoyo a un soñador que algún día quiso dar un trato digno a la gente del sector cultura, artistas plásticos, tratados como soñó, gracias a poder crear el Festival Departamental de las Artes Plásticas.
El maestro Arrieta Corena logra llegar a conocer a cada uno de estos en las provincias y en su hogar, hacer curaduría a sus obras e invitarlos con todo pago desde que salen de su hogar a Bucaramanga, logro del que se siente. Dar ejemplo de que “sí se puede tratar con dignidad a su sector”.
A su paso por la profesión su interés fue dejar huellas que marcaran el paso a la siguiente generación y fue como sembró y dejó semilleros en su Barrancabermeja del al alma. Hoy se perfila allí creación de talleres y escuelas. Hecho ya artista y con propuesta propia es reconocido como la espátula de Santander, como el representante de su provincia en muchos eventos. Fue distinguido con el honor Profeta en su Tierra, reconocido en Chile como el gran gestor cultural y creador del hermanamiento e intercambio cultural.

Sus obras ya en muchos países, de esas huellas de resaltar del Maestro Arrieta Corena, su inquietud por descubrir e investigar a sus ancestros tribu Yariguíes y sus vestigios. Inquieto porque no ve una clara identidad cultural, una iconografía ancestral propia, es cuando en su investigación halla vestigios arqueológicos de la huella de esta tribu, arrojando su investigación como aporte. Entregar la nueva iconografía ancestral cultural por la cual sería desde este momento reconocida la región y gran aporte a las generaciones. Hoy son 44 años de labor ininterrumpida en las que ha estado frente y al borde de la muerte y hoy de pie sigue entregando mucho de sí.