Por: Carmen Elisa Balaguera Reyes/ La percepción con la que nos enfrentamos estos días debemos analizarlo con nuevas imágenes, circunstancias y situaciones que tienen significados de lo que está cambiando el quehacer diario. Recluidos por el miedo a ser contagiados debemos analizarlo desde la semiótica y los nuevos símbolos que eso nos trae consigo.
¿Como sobrellevar una pandemia que nos llegó y no la esperábamos? Todos con tapabocas industriales, algunos hechos en casa, caretas y todo tipo de adminículos que nos permitan prevenir el virus, protocolos de limpieza y lavado de manos y la palabra más usada en todo el globo terráqueo el coronavirus que se convierte en el primer símbolo de esta década.
Las noticias nos invaden en el computador, la tablet o el mismo celular pues son otros de los medios por los cuales se está aplicando el nuevo orden mundial, quien carezca de estos no puede saber que está pasando en tiempo casi real.
En las áreas urbanas y rurales está existiendo una nueva manera de coexistir la vida; todas las tareas se han multiplicado, las rutinas han cambiado especialmente para las mujeres: Teletrabajo, lavar y doblar ropa, aseo, preparar los alimentos, lavar los platos, estar pendientes de los trabajos que los colegios están enviando a sus hijos, actividades extra escolares y familiares para hacer más llevadero el aislamiento, todas estas labores están haciendo que las cargas se multipliquen y para ello la percepción de lo que se vive se ha convertido en inseguridad para la mayoría de la población que espera que recibir una adecuada atención a las consecuencias que pueda generar todo lo que la Pandemia ha generado.
La incertidumbre en el cambio de hábitos se convierte en otro simbolismo de lo que se está evidenciando especialmente en lo económico, las agotadoras jornadas entre trabajo, estudio, tareas, videoconferencias, lúdica, preocupan ya que el stress de las tareas y el pensar que pasará mañana pues la seguridad del empleo formal e incluso el informal, bajo las actuales circunstancias de confinamiento, han puesto en jaque el ingreso de muchas familias colombianas.
Según la encuesta de Cifras y Conceptos el 64% de la población laboralmente activa está apoyando la afirmación de que su empleo está en riesgo y aún más, con el bajo nivel de escolaridad básica primaria/secundaria un 85%, secundaria completa/técnico/tecnólogo un 69%, universitarios 54% y con postgrados un 27%, y que decir de la mayoría de la población que vive del día a día según la encuesta son más del 60% de los colombianos. (Ver más)
Vemos que la educación virtual se instala en el hogar como un nuevo símbolo del quehacer diario, se dice que la semiótica es la ciencia que se interesa por el estudio de los diferentes tipos de símbolos creados por el ser humano en específicas situaciones y vemos en la educación virtual un nuevo escenario donde son las madres y los padres quienes se convierten en los verdaderos educadores ahora sí integrales, de las nuevas maneras de percibir el mundo conocido y desconocido; educar es enseñar a “pensar, convivir y comunicarse” tener más cuidado emocional a los niños y jóvenes, concebir nuevas maneras en el cambio de actitudes para dar más afecto, autonomía y amor en medio de la guerra biológica que vivimos como lo dice el pedagogo Julián de Zubiría.
¿Qué nos puede deparar el futuro desde la construcción del presente? Nos lo responden diez científicos sociales de los cuales seleccione dos, el artículo da puntos de vista, de unos muy optimistas y otros desalentadores previendo que nada cambiará pues si el ser humano no cambia nada se transforma.
Keith Lowe historiador que explora como la Segunda Guerra Mundial modifico radicalmente el mundo que emergió de sus cenizas a partir de 1950 establece “No somos tan sabios como nuestros abuelos”. “Como optimista que soy, espero que aprendamos de esta crisis. Tal vez nuestros políticos dejarán de pelearse y empezarán a cantar desde los balcones. Tal vez aprenderemos a valorar adecuadamente a los trabajadores clave: los que ponen la comida en las estanterías, los que cuidan por los mayores y los enfermos. Ese es el tipo de lección que Europa aprendió en 1945, después de una crisis mayor que esta. Pero sospecho que no somos tan sabios como nuestros abuelos. Contaremos los muertos y lamentaremos la devastación de nuestras economías. Pero regresaremos a la austeridad, a la desigualdad de ingresos y al eterno resentimiento respecto a nuestros vecinos. Igual que antes”.
Y Emanuele Felice, historiador económico italiano y doctor en historia económica. Nos dice que “La lección es que hay cosas más importantes que la economía”.
“Algunas epidemias y pandemias, han tenido consecuencias decisivas para la historia humana. La mayoría de los estudiosos creen que las plagas del siglo segundo y tercero fueron la principal causa del declive de la civilización romana. Más de mil años después, la gran plaga del siglo XIV marcó, para gran parte de Europa occidental, el abandono definitivo del feudalismo, a diferencia de Europa oriental: pequeñas diferencias, un desarrollo ligeramente mayor de las ciudades del Oeste, llevaron a una clara divergencia
“¿Hoy en día? Es difícil hacer predicciones. Pero quizás algo esta crisis ya nos está enseñando. Hay cosas más importantes que la economía. En todo el mundo, quienes argumentaron que el sistema económico no debería detenerse tuvieron que retroceder. De este modo, se puede afirmar un principio que marcaría un punto de inflexión en comparación con las últimas décadas: podemos poner el sistema económico al servicio de los derechos humanos fundamentales, como la salud de los ciudadanos o la educación, al servicio del medio ambiente; en lugar de dejar que sea al revés”. (Ver más)
La pandemia llego para ponernos nuevos imaginarios, nuevos lenguajes, nuevas tareas, nuevos reconocimientos, nuevos símbolos, estamos readecuándonos y rediseñándonos para lograr que esos nuevos procesos contribuyan en el abordaje de un nuevo modo de vida con nuevas simbologías.
*Socióloga.
Correo: celisabreyes2008@hotmail.com
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