Miles de estudiantes, activistas y ciudadanos preocupados por el clima partieron el sábado de un parque de la capital escocesa, Glasgow, para marchar por la ciudad que acoge la conferencia de la ONU sobre el clima, COP26, y exigir una acción global más “ambiciosa”.
Los organizadores de las marchas y la policía afirmaron que se esperaba que hasta 50.000 personas se manifiesten por las calles hasta llegar al Scottish Event Campus, sede de la cumbre, que se encuentra bajo fuertes medidas de seguridad.
Bram Deraedermaker, activista belga, declaró que “los jóvenes han demostrado en los últimos años y están demostrando de nuevo hoy, que no van a parar hasta que el cambio (en las políticas) se haga efectivo”.
“Están haciendo muchas promesas, pero nosotros estaremos ahí para que esas promesas se conviertan en realidad” advirtió, cuestionando la verdadera voluntad de los Estados en cumplir con sus promesas una vez anunciadas.
Los manifestantes piden que se deje de tratar a la crisis (climática) como algo puramente económico o meteorológico. Los derechos humanos y la inequidad social que esta crisis está causando tienen que estar en el centro de la conversación.
Los delegados de 196 países están reunidos para acordar el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París y limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados Celsius.
A mitad de las negociaciones, algunos países se han comprometido a reducir sus emisiones de gases con acuerdos sobre la conversión en carbono neutral, el fin de la financiación de los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) y la reducción de un 30% de las emisiones de metano hasta 2030.
Las promesas se produjeron tras una importante evaluación que mostró que las emisiones mundiales de dióxido de carbono iban a repuntar en 2021, hasta alcanzar los niveles anteriores a la pandemia de Covid-19.
Medidas que convencen poco a los ambientalistas
«Muchos de nosotros nos manifestamos hoy en todo el mundo para exigir una acción inmediata y seria», declaró la activista escocesa Mikaela Loach.
«Tenemos claro que las palabras no son suficientes y que la próxima semana de conversaciones debe ver un serio aumento de los planes concretos», sentenció.
«No pueden ignorar el consenso científico y no pueden ignorarnos», dijo Greta Thunberg. «Esto ya no es una conferencia sobre el clima. Ahora es un festival mundial de greenwashing» criticó.
Mientras muchos países no se han decidido todavía a dar la espalda a los combustibles fósiles, la activista ugandesa por la justicia climática, Vanessa Nakate, imploró a que se abandonara la quema de combustibles, principal causa del aumento de la temperatura global.
«La crisis climática significa hambre y muerte para muchas personas en mi país y en toda África» recalcó.
Manifestaciones en varias ciudades del mundo
En paralelo, este mismo sábado, se celebran réplicas de la protesta en 200 puntos del mundo, de Seúl a Río de Janeiro, pasando por Manila, México, Lisboa, Los Ángeles o Nairobi.
Más de 1.000 manifestantes salieron en las ciudades australianas de Sidney y Melbourne para denunciar las conversaciones que se están llevando en la cumbre, describiéndolas de «farsa» y calificando la postura del primer ministro del país, Scott Morrison, vigoroso defensor de la industria minera, de «absoluta vergüenza».
«No más bla, bla, bla. Acción climática real ya», rezaba una pancarta en una protesta en Sidney. «Estamos aquí para exigir más por parte de nuestro gobierno», dijo Georgia, una de las manifestantes.
En otros lugares de Australia, se celebraron varios actos más pequeños. La protesta de Melbourne fue más reducida que la de Sidney, con apenas unos centenares de personas que acudieron a una concentración en la que también había un koala gigante que emitía columnas de humo y manifestantes disfrazados de esqueletos en bicicleta.
Mientras tanto, en Seúl, la capital surcoreana, unos 500 manifestantes salieron a la calle para exigir medidas inmediatas para las comunidades ya afectadas por las consecuencias del calentamiento del planeta.
Corea del Sur cuenta con pocos recursos energéticos propios y depende del carbón importado para obtener cerca del 40% de la electricidad que alimenta a la nación, según cifras de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). El país aspira a ser neutral en cuanto a emisiones de carbono para 2050, pero los activistas locales afirman que el objetivo no puede alcanzarse sin cambios más estructurales.
Muy lejos de alcanzar los objetivos deseados
Las conversaciones de la COP26 continuarán el sábado antes de hacer una pausa el domingo y reanudar el lunes.
Los países todavía tienen que concretar cómo funcionarán en la práctica los compromisos asumidos en el Acuerdo de París, incluidas las normas que rigen los mercados de carbono, los plazos comunes y la transparencia.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente informó antes de la COP26 de que todos los planes para 2030 sitúan al planeta en una trayectoria de 2,7 grados Celsius para finales de siglo, y de 2,2 grados Celsius si se añaden los objetivos de neutralidad del carbono.
Con sólo 1,1 grados Celsius de calentamiento hasta ahora, las comunidades de todo el planeta ya se enfrentan a incendios, inundaciones, sequías cada vez más intensas y a desplazamientos, así como crisis económicas provocadas por la emergencia climática.
Según la AIE, para estar en consonancia con el objetivo de 1,5 grados Celsius, sería necesario -entre otras medidas- detener inmediatamente todas las inversiones en combustibles fósiles. Sin embargo, la mayoría de los gobiernos prevén, por el contrario, aumentar su producción.