La salud y el bienestar de los adolescentes enfrentan desafíos sin precedentes a escala global. Así lo concluye un nuevo informe de la Comisión Lancet, publicado en la revista médica The Lancet, que advierte que más de 1.000 millones de jóvenes entre los 10 y 24 años podrían experimentar problemas de salud de aquí a 2030.
El documento, elaborado por 44 expertos internacionales, incluidos diez jóvenes, presenta una visión amplia de las amenazas actuales y futuras para esta población, basándose en más de 550 estudios revisados desde 2021.
“Está claro que ya estamos inmersos, y lo estaremos cada vez más, en una crisis de mala salud entre los jóvenes”, afirmó Sarah Baird, profesora de salud global y economía en la Universidad George Washington y copresidenta de la Comisión a National Geographic.
El informe identifica varios factores de riesgo interrelacionados, entre ellos el impacto del cambio climático, el uso creciente de tecnologías digitales, el aumento sostenido de la obesidad y una crisis global de salud mental.
Según el estudio, esta generación será la primera en vivir toda su vida bajo un clima global desestabilizado. Se proyecta que para 2100, cerca de 1.800 millones de adolescentes estarán expuestos a temperaturas 2,8 °C más altas que las de la era preindustrial, lo que podría intensificar fenómenos extremos, inseguridad alimentaria y enfermedades relacionadas con el calor.
“Creo que a la gente le cuesta reconocer lo que un mundo más cálido significa para la salud y el bienestar”, señaló Baird. “Los jóvenes van a vivir mucho más tiempo que las generaciones mayores, y son los que más tienen que perder si no se invierte en su futuro”, agregó.
Otro foco de atención es el uso masivo de tecnologías digitales. El 79% de las personas entre los 15 y 24 años en todo el mundo tiene acceso a Internet. En países de ingresos medios y altos, esta cifra asciende al 95%. Aunque estas tecnologías ofrecen oportunidades, también presentan riesgos.
“Hay opiniones muy firmes en torno a las redes sociales y el acceso digital, pero creo que se trata de una historia con muchos matices”, explicó Baird. La Comisión advierte que estos efectos se amplificarán con el desarrollo de la inteligencia artificial y llama a tomar medidas políticas urgentes.
El informe también destaca un incremento sostenido en los índices de obesidad. Se estima que en 2030 habrá 464 millones de adolescentes con sobrepeso u obesidad, un aumento de 143 millones respecto a 2015. Esta tendencia está vinculada al consumo elevado de bebidas azucaradas, la mayor disponibilidad de alimentos ultraprocesados y el sedentarismo.
Respecto a la salud mental, la Comisión prevé que en 2030 se perderán 42 millones de años de vida sana por trastornos mentales o suicidio. Esta es la principal causa de carga de morbilidad en adolescentes, una situación agravada por la pandemia de COVID-19, el aislamiento social y las crisis económicas.
“Han perdido la educación y la capacidad de relacionarse con la gente, a lo que se suman múltiples crisis económicas. Potencialmente, viven en un mundo más pobre y estresado”, indicó Baird.
Para la profesora Aoife Doyle, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, el informe es una señal de alarma. “Estos datos convincentes deberían motivar a gobiernos y donantes a tomar medidas para cumplir sus promesas de cobertura sanitaria universal y proporcionar servicios más apropiados para los adolescentes”, afirmó.
Los autores subrayan que las amenazas descritas no actúan de forma aislada. Los impactos del cambio climático, las condiciones socioeconómicas, la digitalización y los problemas nutricionales interactúan entre sí, amplificando sus efectos sobre la salud adolescente.
Pese al panorama adverso, Baird destaca la disposición de los jóvenes para enfrentar estos desafíos. “Muchos siguen siendo muy optimistas sobre lo que les depara el futuro y quieren hacer lo posible para que su porvenir sea mejor”, concluyó.