Por: José Roberto Álvarez/ El ideólogo colombiano del socialismo del siglo XXI, expresidente de Colombia, mejor amigo de Chávez y Nobel de Paz, Juan Manuel Santos, arremete en contra de la derecha haciendo el mejor uso de las tácticas que otrora fueran desempeñadas por el caciquismo político regional del país, clamor de la izquierda por erradicar.
Enuncia perdón y no repetición de hechos fatídicos, falsos positivos, que sucedieron según informes periodísticos como una patraña para hacer frente a la amenaza de la guerrilla de tomarse las ciudades.
Hechos sancionados por la justicia ordinaria sin haber encontrado culpabilidad en los líderes del gobierno de turno ocurren bajo la dinámica de la guerra. Los actores políticos denotan la fatalidad de un escenario hostil y lamentan las consecuencias de los mismos.
El pronunciamiento de Santos sobre las vicisitudes enfrenta el tema declarando arrepentimiento por la culpabilidad que nunca asumió ni por la cual haya sido juzgado.
Para este malestar, un remedio llamado “mea culpa” en foros internacionales, donde solo ven un lado de la moneda. Estilo marcado por un excandidato a la alcaldía de Bogotá, Carlos Fernando Galán, experto en marketing político digital: El mea culpa como acelerador de adeptos para momentos de caos.
La corrupción, la seguridad, la educación y el empleo han sido los factores a evaluar en cada momento político de la nación. Cada cuatro años se presentan propuestas para combatir las causas de la inconformidad como sociedad.
La intención de notar esta dinámica de liderazgo es el riesgo de volver a caer en otro paternalismo con el agravante de sus resultados pues la validación de esos modelos políticos y económicos en otros países han sido desastrosos.
La cuestión que propongo examinar. ¿Cuál es la propuesta de cambio de parte de la izquierda para arriesgarnos a pasar de un extremo a otro el sistema político y el modelo económico?
Comprendiendo que el sistema político ha dado vida a todos los pensamientos sociales, incluso al de izquierda. Y el capitalismo un avance en la calidad de vida del país.
Si los cambios son necesarios, porque no pensar mejor en adaptarnos al siglo XXI y dejar por fin que inicie, pensado en crear abundancia en la mente de la sociedad.
Revisando el desempeño del país en materia política en este siglo, desde la llegada de Uribe se hacen cambios: Enfrentando la guerrilla y los paramilitares.
Santos: Firmando la paz. Duque: Administrando la coyuntura de la paz en medio de una pandemia y defendiendo la institucionalidad de los ataques de la izquierda.
El siguiente cambio deberá ser y así lo espero, y es por lo cual sirvo a mi país desde lo civil, fortalecer la institucionalidad, las pequeñas empresas y el emprendimiento. Favorecer las condiciones y costos país para la industria nacional.
Para ello se requiere de otra revolución, propositiva, y es reconocer la importancia del empresario y su espíritu para generar valor a la sociedad y la economía. Mediante el fortalecimiento de las capacidades del talento humano y la mejora de las condiciones empresariales.
“El patriotismo económico” es el clamor por el cual cultivar el capital social generado a partir de la pandemia y el caos vivido en esta década hacia el 2030.
“El modelo económico socialmente responsable” como eje de desarrollo de la economía y de equilibrio social, mediante la generación de oportunidades y ocupación con bienestar de interés colectivo.
Insto a los colombianos reconocedores de la importancia de los empresarios a estimular su espíritu y a generar empleo mediante el uso de la mejor tecnología del siglo XXI: La colaboración.
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*Administrador de negocios internacionales, Especialista en marketing internacional, Especialista en marketing digital, docente universitario y dirigente gremial.
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