Myanmar sufrió un nuevo día sangriento. Este sábado 10 de abril, la Asociación de Asistencia para Presos Políticos (AAPP) y el medio local Myanmar Now confirmaron que al menos 80 personas habrían fallecido el viernes en la ciudad de Bago a causa de la represión de las fuerzas policiales, que habrían disparado granadas de rifle contra los manifestantes.
Estas fuentes afirmaron, además, que los cuerpos fueron arrojados a los terrenos de una pagoda budista en esta ciudad situada a 100 kilómetros de la antigua capital, Rangún. En su informe del sábado, la AAPP afirmó que la cifra de fallecidos podría ascender a medida que se confirman más casos.
Estas cifras convierten a este suceso en la mayor matanza de personas en una sola ciudad desde el pasado 14 de marzo, cuando más de 100 manifestantes murieron en Rangún a causa de la represión de las fuerzas de seguridad.
Condena a muerte de 19 personas
Las protestas que acontecen desde febrero sumaron también este sábado otra capa con la condena a muerte de 19 personas por el presunto asesinato de un soldado del barrio de Rangún.
Actualmente, tan solo dos de los acusados están bajo arresto. El canal público de noticias MRTV, controlado por la junta de los militares, difundió sus fotografías en la noche del viernes. Los otros 17 condenados por su rebeldía cargan con órdenes de arresto por la presunta muerte.
En medio de esta decisión, este sábado, varios grupos de guerrillas étnicas atacaron a un grupo de policías en el estado Shan, en el noreste del país. Los guerrilleros mataron al menos a 14 policías y dejaron, como mínimo, cinco oficiales heridos y dos desaparecidos, de acuerdo a un testigo que habló con el portal birmano de noticias Irrawaddy.
Según el testigo, el asalto fue iniciado por los mismos grupos que a fines de marzo lanzaron un ultimátum a la junta militar por la brutal represión contra las manifestaciones. Hasta la fecha, ninguno de los grupos había reivindicado el ataque.
A pesar de la sangrienta represión de las fuerzas armadas, por la que han fallecido al menos 701 personas (según el último informe de la AAPP), miles de manifestantes volvieron a salir a las calles del país, para expresar su oposición a los golpistas.
Veto a la llegada de una enviada de Naciones Unidas
En esta línea, los civiles birmanos pidieron el viernes al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que tomara medidas enérgicas contra la junta. Los militares al mando se han negado, una vez más, a recibir a la enviada de la ONU, Christine Schraner Burgener, que se encuentra de gira por Asia.
«Lamento que el Tatmadaw (nombre oficial del ejército birmano) me respondiera ayer que no está dispuesto a recibirme. Estoy dispuesta a dialogar. La violencia nunca conduce a soluciones pacíficas sostenibles», afirmó en Twitter la enviada de la ONU.
Christine Schraner Burgener debe visitar en los próximos días China, aliado histórico de los militares, que se niega contundentemente a cualquier sanción contra Myanmar.
«Debemos insistir en que las autoridades militares permitan a la enviada especial de la ONU visitar Myanmar sin condiciones previas», dijo la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, en una reunión informal de los miembros del Consejo de Seguridad.
Más concretamente, su homólogo estonio Sven Jürgenson pidió una resolución del Consejo que incluyera sanciones contra Myanmar, con un embargo internacional de armas.
Para los civiles birmanos, que intervinieron en la reunión del Consejo de Seguridad del viernes, la comunidad internacional no ha respondido hasta ahora al desafío.