Por: Óscar Prada/ La mente humana procesa aproximadamente 6200 pensamientos al día, de los cuales un 20 a 30% de estos podrían ser negativos; sin embargo, la escritura es un antídoto contra el caos mental, ¿cuál es la razón?[1]
Ahora bien, se conoce como pensamiento al cambio de patrones repetitivos de la actividad cerebral. Algunos surgen de manera automática y otros de forma repetitiva.
En ese sentido, la velocidad de transmisión cerebral se mide en fracciones de segundo; siendo mucho más rápida que la velocidad con que se escribe a mano.
¿Y qué importancia tiene el comparar la velocidad de la escritura con la del pensar? ¡Todo! El plasmar la rapidez de los pensamientos de una manera lenta como lo es el escribir, pone a la mente humana con los pies en la tierra.
¿Cómo se traduce en el cuerpo?
Los pensamientos usualmente van ligados a una consecuencia, que genera a su vez una sensación casi inmediata en el cuerpo y la psiquis; ya sea positiva o negativa. De ahí que el ordenar la irracionalidad de la mente, genera resultados positivos en la salud física y psíquica de las personas.
Por tal razón quienes escriben sobre eventos traumáticos diariamente durante 15 minutos, reducen significativamente el estrés, fortalecen su sistema inmune y mejoran su estado de ánimo[2].
Igualmente, la bondad ordenadora de la escritura ayuda a eliminar los pensamientos recurrentes, que suelen ser en su mayoría negativos o catastróficos y que debilitan la salud de las personas.
En esa tónica, los diarios de Kafka, llenos de angustia existencial, fueron el refugio que evitó su colapso mental.
De tal manera que el escribir fomenta dialogar con la propia mente de forma ordenada, evitando pensamientos autodestructivos cuando se plasma el propio sentir en unas cuantas líneas
Por otra parte, el crear un escrito sea manuscrito o digital, es cincelar las ideas en bruto, tallarlas con matices de manera continuada y repetitiva, hasta tomar forma empleando la mente en el ahora.
Por ende, el trabajo artesanal de escribir, partiendo de un lienzo en blanco, es un potente remedio para el desorden mental, porque implica dar un poco del ser y el sentir individual en cada línea.
Es así que la concentración en la labor escritora alcanza niveles altos, cerrando la puerta al torbellino de ideas negativas que giran sin tregua. De forma curiosa, la mente humana encuentra sosiego al realizar tareas que impliquen su concentración.
Es por ello que incluso el escribir sobre cosas ajenas a las emociones y sentimientos más íntimos, sigue siendo una tarea un tanto liberadora, que calma el caballo desbocado de la mente.
Escribir es introspección pura; por algo decía Pascal que las palabras son la pintura de los pensamientos. Al plasmar nuestros escritos, rescatamos la imagen interior del caos mental.
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*Estudiante de Derecho
Contacto: 3017716507
X: @OscarPrada12
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor)
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[1] Poppenk, J., et al. (2020). «Mind-wandering as a scientific concept: Cutting through the definitional haze». Nature Communications, 11(1), 1-12.
[2] Pennebaker, J. W., & Beall, S. K. (1986). Confronting a Traumatic Event: Toward an Understanding of Inhibition and Disease. Journal of Abnormal Psychology.
Interesante artículo..