Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ Si damos una mirada al mundo actual, en todos los campos: el social, el político, el científico, el informativo, el periodismo, el personal, el de pareja, el profesional, la farsa y la mentira tienen la iniciativa, son los comportamientos que tristemente dejan más dividendos, desde las gentes, los políticos, las empresas, y los gobernantes; han logrado que sus días transcurran a la manera de una puesta en escena en la que nada de lo que se dice y se hace, es cierto; nada de lo que se ve, es cierto; nada de lo que se registra, es cierto.
Miente, miente, que algo queda, es una frase lapidaria y puesta en práctica hoy en día, la cual la engloba una serie de variaciones; mentiras que cuanto más se repitan más reales se vuelven, con una clara intención de dañar, de fomentar odios y divisiones, esta frase ilustra lo poderoso que puede llegar a ser el lenguaje de la mentira, es tan potente, que tiene la capacidad de hacer realidad aquello que antes no lo era, podría pensarse que cualquiera es capaz de mentir lo suficiente hasta que ello se transforme en verdad.
Duele decir que, bajo las apariencias de la felicidad, del exitismo, de la riqueza, del logro; se esconden las miserias humanas, empresariales, financieras y políticas, más deplorables y escandalosas, porque el terreno está abonado para que la mentira se imponga, por la disposición colectiva a recibirla, hay también una “profesionalización” del mentiroso, estamos en una sociedad donde el doble-mensaje está latente en cada circunstancia.
Debemos conocer el poder que tiene la mentira sobre nuestro cuerpo, ella nos deja una carga; más aún, cuando pasamos de mentir cuando nos preguntaban ¿ya hizo la tarea?, O, ¿ya visitaste este cliente? O, ¿ustedes son solo amigos?, a mentir sobre todo y sobre todos, mienten las noticias, mienten los periodistas, mienten los políticos, mienten las apariencias físicas y económicas, mienten las biografías, mienten en los textos “científicos”, es decir, mentir está moda.
Si bien es cierto que todos en la vida hemos mentido, lo hicimos con nuestros padres, en la época de estudiantes, en el trabajo, en las relaciones de pareja, esta no es una buena práctica, cada mentira implica, otra mentira más, y esto hace que llevemos sobre nuestros hombros una carga pesada la cual genera la pérdida de confianza y destroza las relaciones personales y sociales.
Las mentiras piadosas no existen es la forma más ágil de encubrir una mentira que consideramos de poca importancia, o poco grave, pero, una mentira será siempre una mentira y no nos traerá nada bueno, intentemos evitar hasta las mentiras piadosas.
Ahora bien, podemos hacer un debate interesante sobre este tema, pero será en otra ocasión, les dejare dos ejemplos: supongamos que vivimos en la época de los nazis y llegan los alemanes a tocar a la puerta y preguntan, ¿hay judíos en su casa? O el cazador que nos pregunta; ¿hacia qué lado se fue el conejo? ¿Le dirás el verdadero? O, ¿mentirías para salvar una Vida?
Aquí en Colombia, como no somos muy originales que digamos, es fácil en redes endilgar un delito, un comportamiento inadecuado, se colocan los adjetivos más indignantes sobre una persona de acuerdo a una animadversión política, personal o religiosa, y si alguno de nosotros piensa algo diferente de esa persona en cuestión, entramos en esa lista de descalificación, y de ipso facto somos cuestionados.
Ha prosperado el gusto malsano por la imprecisión histórica; la credulidad indiscriminada hacia cualquier fuente y tendencia; ya nadie usa un testimonio cuando se haya demostrado fidedigno, se limitan a replicarlo y darlo como una verdad, simplemente porque ha sido usado con anterioridad, situación que estamos viviendo en Colombia.
No hay un solo estilo y método para el ejercicio de la mentira, el proceder es el mismo están los que las crean, las animan, las difunden, las instituyen; y no son distintos, casi siempre tienen la misma forma de actuar, las mismas características personales y así ha sido en la historia veamos unos cortos e instructivos ejemplos.
Dos mentirosos insignes: Cagliostro y St Germain. Ambos tuvieron dotes extraordinarias para el engaño; parecidos a muchos personajes de nuestra clase política en la actualidad, las historias de los dos son fraudulentas, y difirieron poco en los métodos y en las formas, ambos dieron mucho de qué hablar en el siglo XVIII.
El más enigmático y mítico fue, sin lugar a dudas, el conde de St Germain (1693- 1784), pues sus orígenes son muy difusos y su puesta en escena tiene ribetes fantásticos, aventurero, inventor, alquimista, músico, vendió la idea de que era inmortal, aunque nadie nunca lo oyó decirlo, la afirmación la hacían sus corifeos y él callaba.
El conde Alessandro Cagliostro (1726-1795) es más terrígeno, pues se sabe de su origen humilde en Palermo, Sicilia. Su narrativa fantástica le permitía afirmar que era de noble cuna y que fue abandonado poco después de nacer en la isla de Malta, Fue también aventurero, ocultista, alquimista y mago.
Ambos hicieron estragos en las cortes europeas de su época, como en la actualidad en nuestras cortes, Cagliostro terminó encarcelado en el Fuerte de San Leo en donde murió, los dos fueron “condes” que curioso, podrán darse cuenta que todos los estafadores, mentirosos, los de ayer y los de hoy, llegan siempre disfrazados de “gente de bien” y de sangre azul, hoy en día con diplomas falsos, miremos personajes de nuestra realidad: Trump, Milei, Petro, Uribe, Bukele, incluso especímenes astutos como Néstor Humberto Martínez o recién aparecidos como Daniel Quintero, o resentidos como Vargas Lleras, o ególatras como Barbosa y Duque, Margarita Cabello, Claudia López, todos ellos han hecho del engaño con intención, su manera de ser, y han ido más lejos aún: son capaces de crear un mundo con sus mentiras.
Lo escuchamos a diario: Trump es el gran timonel, Uribe el gran colombiano, Quintero el salvador de Hidroituango, Bukele el antisistema y Petro el gran cambio, todos ellos son el paraíso, son la tierra prometida, la falta de cultura, de lectura nos tiene en ese ostracismo.
En el pasado, el político mentía a un grupo específico frente a un asunto específico en un medio específico, pero hoy, en las sociedades modernas, mentir en política, en redes, en todo, se construye en un proceso continuo con otras mentiras, que implican diferentes estamentos y medios de propagación, lo que hace que la mentira contemporánea sea más incontrolable e incalculable, así las cosas y como usted lo ha notado, ni Semana, ni El Colombiano, ni RCN, ni Caracol junto con muchos otros medios, tienen un ápice de originalidad.
Un escenario, así concebido, es terreno abonado para la edulcoración mítica del mentiroso, toda su ridiculez, su ignorancia, su chabacanería se reviste de un halo “mítico” que les concede gracia a sus malas maneras; todos ellos son bufones mediáticos que actúan para sus galerías enardecidas, quienes dan a sus mitos dimensiones sagradas.
Descartes dijo; “Je pense, donc je suis” (yo pienso, entonces soy) o “pienso luego existo” hoy ve uno como hay gente que existe sin pensar y son capaces de construir verdades con mentiras y las gentes terminan instaladas en esas “verdades”.
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*Profesional en Mercadeo
Twitter: @heraldoru
Totalysw acuerdo
Y seguimos así de crédulos
Y si noooo porque tenemos éstos gobernante
Y solo toco éste punto xq en la realidad creemos hasta en los que dicen nuestros amigos y no lo son ni nunca lo fueron
Maravilloso artículo
Dios te Bey amigo
La mentira deriva de muchos factores desde nuestra concepción…. stress, angustia,dolor,baja autoestima, etc. Pero no sé justifica la mentira porque es perder la moral y nuestros principios 👍 Gracias excelente reflexión 😉