Durante dos horas, las participantes compartieron emociones y definieron los detalles de una caminata fúnebre que simulará un entierro. No habrá declaraciones a la prensa ni liderazgos visibles: la decisión unánime fue mantener el anonimato como medida de protección. “La vocería es el colectivo”, afirmaron. Se busca evitar que una nueva tragedia recaiga sobre alguna integrante del grupo.
Sin rostro, sin voz, pero con fuerza
La marcha, prevista para el día lunes 19 de mayo, partirá a las 7:00 a.m. desde el Parque de la Vida y recorrerá la Calle Centenario, el Parque Infantil, el letrero “Yo Amo a Barrancabermeja”, las plazoletas de Telecom y la DIAN, hasta llegar a la Alcaldía. Al frente se llevarán cajones de icopor como símbolo de las vidas perdidas. Las mujeres vestirán de negro, cubrirán su cabeza con pañoletas blancas y llevarán la boca tapada con cinta o tapabocas negro. No se permitirá mostrar el rostro.
Los carteles incluirán frases como “Soy mamá, soy vecina, soy hermana, soy mujer”, acompañadas de imágenes alusivas a la justicia, el luto y la sororidad. La acción se sostendrá en el silencio, sin arengas ni discursos, como forma de interpelar a la ciudad desde la imagen colectiva del duelo.
Una marcha para enterrar el miedo
Entre los objetivos trazados están visibilizar el dolor común, invocar la paz, despertar conciencia social, acompañar a mujeres en duelo y promover la unidad femenina. También se propuso la creación de una Clínica del Duelo, como espacio de contención emocional y sororidad para quienes han perdido seres queridos.
Uno de los momentos más conmovedores fue la intervención virtual de una madre que perdió a su hijo por una bala perdida mientras trabajaba como vigilante. Su testimonio reafirmó la urgencia del acto simbólico y fortaleció el compromiso del grupo.
Por seguridad, se notificará a la Policía, la Defensoría del Pueblo y la Personería para que acompañen el recorrido. Un periodista local cubrirá la marcha sin entrevistas individuales, respetando el enfoque colectivo del mensaje.
La reunión cerró con abrazos fraternos y una convicción compartida: caminar en silencio, sin rostro ni voz, pero con la fuerza de todas, para enterrar el miedo y sembrar esperanza en una ciudad que clama por vida y justicia.