Por: John Jairo Claro Arévalo/ Empieza un nuevo año con muchas expectativas, sueños y metas por cumplir, las afugias, los sinsabores y dificultades heredadas del año pasado en mayor o menor escala para unos y otros son una prueba más que con resiliencia saldemos avante.
Sin embargo, parodiando la emblemática canción “año viejo” del gran Crescencio Salcedo, que, en lugar de chiva, burra negra, yegua blanca y buena suegra, recibimos este 2022 en el ámbito político, con sapos, camaleones, hienas y ratas.
El mes de marzo es nuevo diciembre para los más de 21 millones de pobres que viven del maná que cae del cielo, de la lluvia de café que cae en el campo y del aguacero de yuca y té, tal cual lo canta Juan Luís Guerra.
A partir del 1 de marzo, en lugar de la novena, se hace la “docena” donde los partidos políticos más los que aspiran por firmas, van por los diferentes barrios y comunas, no con villancicos, sino con vallenaticos, rancheritas y carranguita a mostrar al “salvador” con cara de angelito, quien el 13 de marzo nacerá como senador o representante a la cámara.
Durante esos doce días no habrá oraciones, sólo discursos, veamos, los que no tienen casa, previo haber llenado una planilla con los posibles votantes de la familia, se les dará una casa del programa Escalona “la casa en el aire”, para quienes logran hacer varias reuniones en su barrio serán beneficiarios de una vivienda o un lote con servicios, como los 20.000 que dio el ex alcalde de Bucaramanga.
En el mes de marzo se cambiará el árbol de la necesidad, en reemplazo del árbol de navidad, allí se pondrán los regalos para los niños y niñas que no tuvieron nada en diciembre. El candidato, sin vestirse como papá Noel, les llevará juguetes, dulces y helados, y los que tuvieron regalos, celebrarán por partida doble y en lugar de cantar “mamá, dónde están los juguetes”, cantarán “mamá, ya tengo dos juguetes”.
Eso sí, en marzo cambia la gastronomía, en lugar de tamales, buñuelos y natilla, se dará lechona, mute, cerveza, empanadas y jugos de cajita, y para los adultos ya no recibirán regalos de toallas, camisa, pantaloncillos, cucos, pijamas, chanclas y otras pintas, si no la teja, el ladrillo y el cemento, serán los nuevos regalos que adornarán el árbol de la necesidad.
Las avanzadas de los candidatos a cámara y senado, como acólitos de un cura, elevarán sus plegarias al divino niño y a la registraduría, para que, en lugar de la multiplicación de los panes, a sus candidatos se le multipliquen los votos.
Las luces de la Navidad, que representan la llegada del mesías simbolizando el amor, la esperanza, la solidaridad, el desprendimiento y el desinterés, el 13 de marzo, día que nace la investidura de los congresistas, esta luz, mutará al siguiente día hacia la oscuridad del engaño y mentira. Habrá que esperar las próximas elecciones para volver a ver una navidad en marzo.
Feliz año 2022.
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*Licenciado en música, artista, docente, compositor del himno de Bucaramanga, exconcejal de Bucaramanga.
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