Por: Javier Antonio Rojas Quitian/ A raíz de la crisis venezolana, nuestra nación ha sido generosa y empática con los ciudadanos del vecino país, que hoy regular e irregularmente residen en nuestro territorio, acceden a los mismos servicios, gozan casi de los mismos derechos y se les ha abierto las puertas laborales para que puedan tener una vida digna y exitosa.
Según Migración Colombia, en nuestro país hay más de 1 millón 825 mil Venezolanos radicados, sujetos de derechos, pues han logrado acceder en igualdad de condiciones a los nacionales o a través de acciones de tutela a servicios como salud, educación, subsidios de arriendo y de vivienda, nacionalidad, acceso a las Instituciones, entre otros
Pero, ¿será que tanta generosidad y tanta hospitalidad, no le está saliendo demasiado costosa a los colombianos? ¿Estamos tan bien los colombianos como para albergar cerca de 2 millones de ciudadanos venezolanos y garantizarles sus derechos?
Según las normas internacionales los estados están en la obligación de garantizar a todos los migrantes, condiciones de vida dignas y humanas, pero cómo esperar que Colombia cumpla este mandato, si no ha podido siquiera garantizar esas condiciones dignas y humanas para sus habitantes. En Colombia actualmente el 20% de sus habitantes en edad laboral se encuentra sin empleo, el 38% de los ciudadanos vive en pobreza y 11.3% vive en pobreza extrema.
Las anteriores cifras nos indican que el tema con los ciudadanos venezolanos, no es una razón de corazón o de hermandad, tampoco de xenofobia u odio, en nuestro país lo que tenemos en un sistema precario en donde el Estado no ha podido superar las brechas de desigualdad entre sus habitantes y con la presencia de los ciudadanos venezolanos, estas brechas se agudizan, más cuando es claro que estos ciudadanos han adquirido muchos derechos, pero no se comprometen con sus deberes y de cierta forma se encuentran sin control.
No es xenofobia, pero cómo no sentir malestar, cuando en la cuarentena fuimos obligados, claro por nuestra seguridad, a resguardarnos en nuestros hogares por el temor a contagiarnos y por el contrario, todos los días se veían cientos de venezolanos por la calles transitando como desafiando la autoridad y las leyes, burlándose quizá de quienes estábamos en casa, para ellos no existía esa obligación.
Como no sentir malestar, si contamos con un sistema de salud y de atención social que atiende precariamente a los colombianos de clases media y baja, permitiendo que por ejemplo cientos de niños mueran en Colombia por desnutrición y falta de servicios básicos y cada día por la frontera y las trochas son cientos los ciudadanos venezolanos que entran sin control a nuestro país a recibir estos servicios de manera preferencial.
Como no sentir malestar cuando detienen a ciudadanos venezolanos atracando y robando en las calles y en los hogares y sin poder judicializarlos, el único castigo posible es la expulsión, pero más tarda este proceso, que ellos en regresar a continuar delinquiendo, de manera organizada y temeraria, pues han demostrado en muchos casos el muy poco respeto por la vida y la integridad de los Colombianos.
Como no sentir malestar cuando se convocan las marchas en nuestro país en procura del respeto de nuestros derechos y estas son infiltradas por venezolanos que aprovechan para delinquir y vandalizar los bienes públicos y privados, deslegitimando el derecho constitucional que tenemos los colombianos a manifestar libremente nuestras inconformidades.
Como no sentir malestar cuando vemos ciudadanos venezolanos que trabajan con muy bajo salario a empresarios aprovechados, deteriorando diariamente las condiciones laborales de los ciudadanos colombianos.
Con esta columna no pretendo generar odio o estigmatización hacia los ciudadanos venezolanos, pues también muchos de ellos son ciudadanos de bien, que están en nuestra nación, obligados por la situación de su país y su único deseo es trabajar honradamente para conseguir el sustento de los suyos y así lo hacen diariamente, sin hacer daño a nadie.
Luego de la globalización muchas fronteras han desaparecido y entiendo que hoy el mundo es una sola nación, pero si es claro que el Gobierno Nacional de manera urgente, debe de alguna forma controlar el ingreso y la estadía de estos ciudadanos en nuestro país, pues de lo contrario nuestros ya precarios servicios sociales seguirán deteriorándose y los índices de pobreza, pobreza extrema, seguridad y productividad seguirán siendo afectados.
El tema con Venezuela no es un tema de diferencias ideológicas, el problema es que en Colombia no hay cama para tanta gente.
*Exalcalde de Sucre (Santander), Administrador de Empresas, Especialista en Gestión Pública y Magister en Políticas Públicas y Desarrollo.
Twitter: @Javierrojasqui