Por: Carlos Andrés Mahecha Silva/ El chamo, el vale, a su orden, bolívares, cierto acento como un costeño cantadito, son palabras que están siendo cotidianas en el día a día en ciudades y pueblos colombianos, no son más que los hermanos venezolanos, quienes seguro no están en un país diferente al suyo por gusto, están buscando estar mejor.
Sabemos que durante muchos años los colombianos nos íbamos para Venezuela por lo mismo, buscando estar mejor, ahora se cambió la torta, es cierto que cuando un fenómeno de migración como el que está viviendo Colombia, se siente en temas económicos y sociales, no por lo que se cree que nos quitan el trabajo, cobren más barato o estén robando, es porque han escogido un país que tampoco está bien, los porcentajes de desempleo han tenido un crecimiento progresivo en los últimos años, ya que el trabajo informal no cuenta por la ausencia de seguridad social, la corrupción, asesinato a líderes sociales por pensar diferente, la politiquería, la “malicia indígena” que en realidad nos ha perjudicado bastante, donde la iniquidad social y económica son de las más altas del mundo, la doble moral de legalizar la coca para acabar bandas y grupos que durante años han perjudicado el país; estos problemas no son de hoy, o un efecto de los venezolanos, estos problemas llevan años, que se disfrace, se oculten o se les cambie el nombre es diferente.
Como no se van a notar más los problemas, cuando Colombia no es tan viable para los colombianos, pues menos lo va hacer para los venezolanos, solo se empeora más, pero ¿cuáles son las posibles soluciones? No voy a decir sobre los problemas de Venezuela, ya que la realidad es que ni NTN 24, ni RCN son una fuente real para conocer las dificultades de ese país, me quiero referir a lo que nosotros como colombianos podemos hacer, no para solucionar las dificultades o penurias de los venezolanos por qué seguro no lo podemos hacer, pero si podemos pensar en voz alta lo que sí está en nuestras manos.
No tengamos prejuicios sobre los venezolanos, no generalicemos a todos por unos, si podemos ayudar hagámoslo, si no lo podemos hacer, no lo hagamos pero tampoco tengamos una mala palabra, una mala actitud, una ofensa. No sabemos cuándo nosotros estemos en una situación de esas, y menos en un país como Colombia.
Pero sobre todo no seamos repetidoras de mentiras o de oportunismos, porque esos sí que están a la orden del día, y son los que generan odios sin sentido, aprovechemos lo que el día a día nos traiga, las empanadas y arepas venezolanas, los chistes en los buses, el vendedor en la calle, como también aquellos profesionales que están acá.
Repito, más allá de las dificultades que hoy tengamos y asumamos que es culpa de los venezolanos que han llegado, pensemos y aceptemos que nuestro país no está mucho mejor que el del lado, acá los stand de los supermercados están llenos, pero el bolsillo para comprar están vacíos, acá la plata no le alcanza a la mayoría de los colombianos, la educación es un servicio no un derecho al igual que la salud, la medicina se compra o espera a que la EPS las tenga o autorice, también se roba, se asesina, incluso hasta la economía también se basa solo en una actividad, la explotación de recursos naturales, y exportación de materia prima, una país polarizado, siendo esto similar a lo que vemos al lado.
Eso sí, quiero resaltar mi admiración por lo que hace el colombiano, que a pesar de esas dificultades, no desmayamos, seguimos, como sea algo se hace, nos rebuscamos así sea con trampa. Pero la determinación y lo echao pa´lante como los colombianos difícilmente encontremos en el mundo, ojala esas cosas las enfocáramos en algo positivo.
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