Al menos 50 personas han muerto desde que comenzaron las protestas. Este es el nuevo balance que hizo el viernes 23 de septiembre la organización defensora de los derechos humanos, Human Rights Watch. Un día antes, la misma organización ya había mencionado al menos 31 fallecidos.
Por su parte, las autoridades iraníes reconocieron la muerte de 17 personas pero negaron la implicación de las fuerzas de seguridad en ellas.
Dirigidas en gran parte por mujeres en un país donde sus derechos están extremadamente limitados, las protestas comenzaron una semana atrás, tras la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, después de ser detenida por la Policía de la Moral. Activistas para los derechos humanos y los derechos de las mujeres afirmaron que había recibido un golpe mortal en la cabeza, pero los funcionarios iraníes lo negaron.
La joven, oriunda del Kurdistán fue detenida el 13 de septiembre en Teherán por la Policía de la Moral, que la acusó de ir vestida de forma «inapropiada». En Irán, donde las mujeres deben cubrirse el pelo y no se les permite llevar abrigos cortos por encima de la rodilla o pantalones ajustados, la Policía de la Moral es una unidad encargada de hacer cumplir este estricto código de vestimenta.
La muerte de Mahsa Amini ha suscitado una fuerte condena en todo el mundo, mientras que las ONG han denunciado una represión «brutal» de las manifestaciones. El presidente iraní, Ebrahim Raissi, ha prometido una investigación.
En un desarrollo relativamente inédito de los hechos, las protestas se extendieron a unas 15 ciudades de la República Islámica, llegando incluso a Qom, al suroeste de la capital, Teherán, una ciudad religiosa conocida por ser muy conservadora.
Conexiones a Internet bloqueadas
El viernes, las conexiones a Internet seguían interrumpidas en el país, con las redes de WhatsApp e Instagram bloqueadas. Ante esta situación, Estados Unidos anunció medidas para «apoyar el acceso de los iraníes a la libre circulación de información».
Washington informó que levantará ciertas prohibiciones de hacer negocios con Irán para autorizar a las empresas tecnológicas a ofrecer plataformas y servicios que permitan a los iraníes acceder a Internet.
El anuncio se produjo días después de que el propietario de SpaceX, Elon Musk, dijera que tenía previsto solicitar a la administración estadounidense una exención de las sanciones contra Irán para poder ofrecer servicios de Internet a través de su constelación de satélites Starlink.
Las nuevas medidas «ayudarán a contrarrestar los esfuerzos del gobierno iraní por vigilar y censurar a sus ciudadanos», dijo el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken. «El gobierno iraní tiene miedo de su propio pueblo», añadió.
Contra-manifestación en Teherán
El viernes, una contraprotesta fue llevada a cabo en Teherán, tras ser convocada por el Consejo de Coordinación del Desarrollo Islámico como reacción a las protestas.
Frente a la universidad, a un centenar de metros de la calle Hejab («velo islámico» en persa), donde cada tarde se reúnen los opositores a la Policía de la Moral, unos partidarios del velo obligatorio se hicieron oír agitando banderas del país y pancartas de apoyo y agradecimiento a la policía.
«Muerte a los conspiradores», «Abogar por el fin del velo es la política de los estadounidenses», fueron algunos de los eslóganes. Alabando los «esfuerzos y sacrificios de la policía», los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de la República Islámica, aseguraron que la reciente «conspiración del enemigo» estaría «condenada al fracaso».