Por: Gustavo Herrera Acelas/ Eran las 10 am del caluroso martes 13 de abril de 1982, el sol estaba en su mejor esplendor, era hora del descanso en la Concentración Pascual Moreno Guevara del populoso barrio Gaitán de Bucaramanga y sonó a todo pulmón la frase común “nos vemos a la salida chino hijue…” Exclamó un alumno de 10 años ofendido a su compañero de clase.
Empezaron a formarse los bandos en el salón a sabiendas que tenían “Cine Gratis” a la vuelta del colegio. Se nombró democráticamente el réferi y empezaron las apuestas. La mitad a favor de “Tavo Herrera” y la otra mitad a favor de “Pepito Pérez”. Llegó el momento esperado por todos. El referí proclamó la famosa frase “parta piña y toque jeta”. No era nada más que la arenga de ofensa con la cual empezaba la acción y no había vuelta atrás, hay sangre en la arena y no es precisamente del torero.
Yo terminé con los ojos hinchados y amoratados de la solfa que recibí y mi compañero cojeando por 15 días y los estudiantes felices porque vieron WWF criolla gratis en primera fila sin comprar tiquete. Así está actualmente el país.
La frase trajinada de quien no conoce su historia está sometida a repetirla. Era la 1:00 p.m. de la fría Bogotá del 9 de abril de 1948, cuando el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, quien para algunos se perfilaba como el próximo presidente de Colombia, fue asesinado por un joven de 26 años llamado Juan Roa Sierra. El hecho es reconocido como el origen de la guerra civil que el país vivió por más de cinco décadas.
Algunos apuntan a los propios dirigentes liberales que veían con preocupación el ascenso del gaitanismo, otros señalan a los conservadores que gobernaban en ese entonces como los responsables y hay quienes hablan de una conspiración internacional de la CIA con participación de Fidel Castro, pues él se encontraba en Bogotá por esos días.
De lo que sí quedan registros y certezas es de la forma en que, desde las estaciones de radio, comentaristas ebrios de violencia incitaron a sus oyentes a salir a las calles a protestar por el asesinato de Gaitán. Alimentada por lo que escuchaba en la radio, la multitud llena de ira quemó la ciudad ocasionando destrozos que dejaron un saldo superior al millar de muertos ese día.
El Bogotazo no es el único hecho de violencia alimentado gracias a discursos de odio amplificados a través de la radio y los medios de comunicación.
Como es posible verlo en la película Hotel Rwanda, el genocidio de casi un millón de sudafricanos tutsis a manos de los soldados y ciudadanos hutus comenzó cuando a través de la radio se dio la orden de “talar los árboles más grandes”.
“Ante un llamado al racismo, a la violencia, a la guerra civil o a la intolerancia, el medio de comunicación no puede limitarse a una sumisa reproducción del discurso en nombre de la objetividad y la neutralidad”
Los medios de comunicación y redes sociales están hechos para servir a la sociedad, no para hacerle daño. Servir a la sociedad significa muchas cosas: desde la conservación de sus tradiciones y cultura, como expresión de su identidad, informarla para que sus decisiones sean inteligentes, convocarla a la unidad, estimular su iniciativa, potenciar sus críticas y propuestas, sobre la función social de los medios, en especial la radio y redes sociales, las famosas “fake news” en las redes sociales que son la proliferación de noticias falsas que es un conjunto de experimentos que pone de manifiesto como las dinámicas de las redes sociales y la cultura de la inmediatez influyen en la percepción de la calidad de la información y su difusión.
Puede parecer una cuestión simple, de hecho, seguramente es muy probable que en nuestro fuero interno en más de una ocasión nos hallamos sorprendido diciéndonos que la gente comparte noticias falsas por simple ignorancia, por maldad, o en aras de la consecución de una finalidad.
Lo que los expertos en marketing político defines como “The War Room” (El cuarto de guerra) Decía Winston Churchil: “La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra solo se muere una vez”. Y tenía razón.
¿Qué es el cuarto de guerra? Se trata de una sala situacional virtual y en ella, se toman todas las decisiones de análisis, inteligencia y contrainteligencia y se compone de un número reducido de personas que representan las principales áreas de trabajo de una campaña. En este sentido, es integrada por influenciadores y expertos en diseño gráfico y producción de televisión Todo ello, coordinado por un control de mando quien se encarga de direccionar los ataques en las redes.
El papel desleal de algunos medios de comunicación y redes sociales en la fabricación de recuerdos, emociones y creencias sobre el enemigo que facilitan la polarización política y legitiman la violencia, los medios de comunicación y las redes tienen mucha influencia en las emocionales colectivas sobre el “enemigo” que agudizan la polarización política y legitiman las salidas armadas al conflicto social y político que existe en Colombia desde hace más de seis décadas. En la realidad se evidencia un discurso de vender el miedo por un lado y ofrecer seguridad y por el otro de venganza hacia una clase política corrupta.
Hay un libro antiguo denominado “El arte de la guerra”, escrito por el general y estratega militar Sun Tzu, hace aproximadamente 2.500 años en la antigua China. Se dice que ha sido el estratega militar y político más grande de la historia. Es considerado uno de los mejores y más vigentes libros de estrategia militar de todos los tiempos.
El arte de la guerra, en este sentido, es un texto que nos ayuda a comprender mejor la naturaleza de lo que está pasando en nuestro país. Algunas de las enseñanzas fundamentales del libro son que lo ideal es vencer sin luchar y que la guerra se basa en el engaño y la confusión del enemigo. Asimismo, se destaca la importancia de saber ajustarse a las condiciones, ser capaces de defender las ventajas, aprovechar las oportunidades y tener claridad de visión y un sólido liderazgo.
Sus advertencias han tenido influencia a lo largo de la historia sobre grandes estrategas de la guerra y la política de oriente y occidente, como Nicolás Maquiavelo o Mao Zedong.
En una batalla es muy importante conocer las condiciones del terreno para poder maniobrar y luchar. El arte de la guerra también radica en ser capaz de movilizar enormes masas de hombres hacia un fin, así lo hizo Hitler con el ideario “Mi Lucha” y Napoleón Bonaparte conquistando Europa.
El llamado es que hay que ser muy objetivos a la hora informar y de dejarse manipular por esta clase de informaciones falsas que solo alimentan el odio y la polarización en un momento muy difícil por el cual atraviesa nuestro país. En fin, de cuentas la gran fase de Erich Hartman es muy veraz, “La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan”.
Es muy fácil hacer la guerra desde un escritorio con la sangre ajena.
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