Por: Óscar Castro/ Aunque muchas personas saben que el departamento se conforma de 87 municipios, razones suficientes para mostrar al mundo nuestra variedad cultural, gastronómica y turística, desconocen que el año pasado mediante la ordenanza 09 del cinco de mayo, segregamos parte de los municipios de la provincia de Soto, para crear una provincia Metropolitana.
Esta iniciativa surgió con el ánimo de reorganizar a través de planeación territorial, la gestión eficiente de recursos en el orden departamental, nacional e internacional dadas las potencialidades de cada municipio, orografía e idiosincrasia de su gente, para el aprovechamiento de economías de escala y proyectos especializados de mayor impacto. En consecuencia, nos dividimos en las siguientes provincias: Comunera, De Mares (hoy Yariguíes), García Rovira, Guanentina, Vélez, Soto Norte y Metropolitana.

Valga esta oportunidad para invitarlos a visitar en especial las dos primeras y en las próximas columnas me referiré, progresivamente al resto, para cerrar el ciclo del Gran Santander. A manera informativa, El playón, Rionegro, Bucaramanga, Tona Floridablanca, Piedecuesta, Los Santos, Girón, Lebrija, Santa Bárbara y Zapatoca son los municipios que conforman la nueva provincia metropolitana, en tanto que California, Charta, Matanza, Suratá y Vetas hacen parte de Soto Norte.
Así las cosas, en la actualidad los santandereanos contamos con siete provincias, siete riquezas de nuestro portentoso departamento que nos esperan con los brazos abiertos a través de sus oficinas de turismo y calor humano de sus pobladores para acogernos, hospedarnos y entretenernos en apoyo recíproco de cara a la reactivación económica que se vislumbra, empezará a partir de este 2021. La prioridad en la reactivación viajera postpandemia será desde luego la seguridad de la salúd. El postconfinamiento se caracterizará por la enorme prudencia y las restricciones generalizadas, en el transporte, la hotelería, restauración, entre otros, y por ende las mascarillas, geles y guantes harán parte de nuestro equipaje.
Los textos de opinión traen consigo el compromiso implícito de transmitir un mensaje orientador u otros inspiracionales en aras de generar vínculos de impacto humano, solidario y de región, que, al conectarse con el lector, con un componente de fraternidad, alientan a la superación de este trance y nos lanza a valorar con mayor ahínco lo nuestro, lo básico, lo tradicional, las raíces de donde emana la magia de un territorio. A pesar de la desconfianza al abrir los establecimientos nuevamente, el apetito viajero lo mantenemos e incluso se ha acentuado tras el tiempo de aislamiento, mayormente hacia alojamientos rurales que serán los mas beneficiados en el arranque, habida cuenta del turismo de proximidad. “La vuelta al pueblo” nos hará degustar con calma sin tanta prisa las primeras experiencias viajeras.

No hay excusa para no conocer. No hay excusa para no apoyar esta módica dinámica de recuperación. Para quienes no han tenido el placer de visitar en detalle y con tiempo suficiente nuestras 87 razones para creer en Santander, les inspiro cordialmente a escoger un destino local y leer algo sobre su historia, índice poblacional, orografía e inventario turístico y así con pasión e identidad, enfocar su energía a compartir unos días explorando lo desconocido.
Y a propósito de las mencionadas provincias, que tal si empezamos organizando un backpacker desconectándonos de nuestra casa o apartamento para hospedarnos en algún hotel, hostal o casa colonial de Girón, Florida, Piedecuesta o Lebrija y así disfrutar sus tradiciones que es como sentirse un turista más interesado en explorar su propia región y a la postre sus propias raíces ancestrales; o bien los que quieran ir unos kilómetros mas allá valga esta oportunidad para hacer la ruta Matanza, Charta, California (a las que nos referiremos en próximos escritos) y visitar sus riquezas paisajísticas, fragmentos históricos, red de iglesias, y desde luego ecoturismo, senderismo y reflexión en nuestro majestuoso paramo de Santurbán que con sus fortalezas en fuentes hídricas y acuíferos hace presencia en un 70% en el municipio de Vetas, un 37% en Tona, un 13% en Charta y un 11% en Matanza según el Instituto Alexander Humlboldt, municipios estos que se conectan a cortas distancias.




Desde Luego la infraestructura vial ha sido por años un clamor a los gobiernos de turno en mejora de la conectividad, pero por el momento tomémoslo como una aventura mas cuando se sobrepone el deseo de conocer, apoyar y vivenciar recorridos que por años nuestros antepasados transitaron.

La vida se compone de experiencias, de vivencias, y al final del camino de “Instantes” título que al tenor literal de un poema del influencer en letras Jorge Borges nos motiva a no procrastinar lo posible “si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer mas errores, no intentaría ser tan perfecto, me relajaría mas…. Correría mas riesgos, haría mas viajes, contemplaría mas atardeceres, subiría mas montañas, nadaría mas ríos, tendría mas problemas reales y no imaginarios… Iría a más lugares a donde nunca he ido, por si no lo saben de eso esta hecha la vida, solo de momentos, no te pierdas el ahora… si pudiera volver a vivir viajaría más liviano si tuviera otra vida por delante, pero ya ves, tengo 85 años y se que me estoy muriendo”
PD: Vayan a ver Street food Latinoamérica en Netflix, una serie que a través de la historia de seis mujeres emprendedoras de México, Brasil, Argentina, Colombia, Bolivia y Perú nos empoderan de nuestra fascinante capacidad de superarnos a través del idioma universal de la gastronomía. Santander debería tener un espacio en la segunda temporada.
Y usted, ¿qué historia de nuestra región cree, debería estar allí? Nos vemos pronto.
*Empresario, abogado especialista en dirección de empresas, Máster en gestión internacional del turismo de Barcelona. Músico. Degustador de la vida.
Instagram @oscarcastrocol
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).