Por: Sebastián Aristizábal Pérez/ Hace menos de un mes, el presidente Iván Duque y el máximo líder del Partido Farc, Rodrigo Londoño (Timochenko) se reunieron para hablar de paz, de la implementación de los acuerdos que se firmaron hace ya casi 5 años, la seguridad de los excombatientes y los avances de este gobierno, que, a pesar de oponerse en el plebiscito de 2016, ha tenido la responsabilidad de hacer realidad lo acordado en La Habana.
Tristemente, este encuentro dejó en evidencia que la paz se ha ido convirtiendo en un asunto político que cada quien utiliza como mejor le convenga, de un lado los que consideran ‘mamerta’ la defensa de los acuerdos y, de otra parte, los que consideran ‘fachos’ a quienes se inquietan con el aumento de las disidencias, que ya rozan los 2 mil militantes.
Mucho le costó la paz al país como para no dejarla avanzar o para ponerle calificativos para atacar a quienes piensan distinto. Malo si sí y malo si no, los uribistas, como María Fernanda Cabal, criticaron el encuentro, recomendándole al presidente no caer en el ‘secretismo de Santos con las Farc’. Desde la otra orilla, pero con la misma intención, el excongresista del partido de los Comunes, Benedicto González, advirtió que ni Timochenko ni Pastor Alape representan la postura de los firmantes del acuerdo.
Esta crisis surge de la desconfianza que existe en ambas partes: los enemigos de los acuerdos insisten en la impunidad que representan las condenas de la justicia transicional, y quienes participan en la implementación, sienten temor de contar la verdad, quedar desprotegidos por el Estado y sin las garantías pactadas en el proceso de paz.
Hay que reconocer que reparar a las víctimas, lograr una reforma rural integral, solucionar el problema de drogas ilícitas y darle participación política a quienes tanto daño causaron no es un camino sencillo, sobre todo luego de una guerra de más de 50 años. Sin embargo, es importante valorar los esfuerzos que tanto el gobierno de Santos como el de Duque han hecho.
Durante este gobierno, según dijo el Consejero para la Estabilización, Emilio Archila, se ha avanzado en la implementación, no al ritmo que se esperaba, pero ya son 185 mil víctimas que recibieron indemnizaciones individuales con una inversión de 1,5 billones de pesos y 644 mil giros de atención humanitaria a 390 mil familias. Así mismo, se mantiene el respaldo económico a cerca de 13 mil excombatientes de las Farc con afiliación a salud y pensión, y recursos por más de $42 mil millones en alrededor de 60 proyectos productivos colectivos y 1.300 individuales.
Los acuerdos tienen 578 puntos, un reto enorme que no se puede cumplir de la noche a la mañana como todos desearíamos que sucediera. Un estudio del Instituto Kroc del año pasado, arrojó resultados interesantes, donde aproximadamente el 24% de los compromisos todavía no inician, en ejecución mínima se encuentran el 36%, intermedia 15% y asuntos ya cumplidos alcanzan el 25%.
De los 6 puntos principales del acuerdo inicial, el más avanzado es el relacionado con la verificación, acompañamiento internacional y refrendación y el más lento es el de participación política que tiene proyectos sin iniciar como la definición de los mecanismos de participación ciudadana.
Otra buena noticia que alienta a quienes creemos en la paz para el país, es que el congreso aprobó prorrogar la ley de víctimas por diez años más, con el fin de continuar la tarea de la reparación de las víctimas, la restitución de las tierras y los subsidios económicos a quienes se vieron afectados por el conflicto armado.
La paz es importante para Colombia, la ilusión que nació en 2016 no debe perderse en medio de banalidades políticas de si es paz con impunidad, paz con legalidad o ‘la paz de Santos’, sin importar el apellido es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento como lo dice la constitución; debe ser un deseo de todos, pues no puede ser posible que haya alguien tan despiadado como para insistir en la guerra como negocio político o económico.
«Es desafortunado para una sociedad que se use la política para destruir algo que a todo el mundo le conviene que es la paz»: Juan Manuel Santos.
*Comunicador social, especialista en comunicación estratégica. Asesor de campañas políticas y productor de podcast.