Por: Holger Díaz Hernández/ «Ni siquiera en los países desarrollados, el sistema privado de pensiones garantiza equidad o ahorro sostenido»: Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, 2001.
En mi última columna hablé del avance acelerado de las tasas de longevidad en el mundo, cada vez habrá más personas mayores sin posibilidad de acceso a una pensión que les garantice una vida digna; entre otros de los graves problemas sociales que implica el envejecimiento de la población.
Es un tema estructural para la sociedad, al mismo nivel que el de la niñez y es uno de los grandes ausentes de los debates de quienes aspiran a gobernar el país en los próximos cuatro años, todos tienen miedo de herir la susceptibilidad de muchos de sus posibles votantes y de los costos políticos secundarios, pero ya es hora de asumir posiciones o del pueblo reclamarlas, porque se ha sido excluyente con este sector de la población, que cada vez cobra mayor importancia y no solo desde el punto de vista demográfico.
En esta columna trataré de explicar como funciona nuestro sistema de pensiones.
La historia moderna del sistema pensional en Colombia, se remota a 1946 cuando se crea Cajanal y se establecen otras cajas de previsión que cubrían exclusivamente a los empleados públicos, solo hasta 1967 aparece el Instituto Colombiano de los Seguros Sociales (ICSA) que 10 años después se transforma en el ISS e incluye a los trabajadores del sector privado, las contribuciones eran del 6%, (1,5 el trabajador, 3,0 el empleador y 1,5 el estado) con una proyección de aumento de 3 puntos cada 5 años, que nunca se cumplió, desfinanciando desde esa época el sistema pensional.
En 1993 se expide la ley 100, que crea un nuevo régimen de pensiones contributivo, basado en el sistema Chileno, con dos sistemas mutuamente excluyentes: el Régimen de Prima Media (RPM) operado por el ISS inicialmente y luego por Colpensiones y el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad (RAIS) operado por las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones), de carácter privado.
Existen además los llamados regímenes de excepción, aplicables a las fuerzas militares y de policía y a entidades como Ecopetrol y el Magisterio, con sus propios reglas de juego y las pensiones de invalidez o sustitución, normadas por la ley.
Las cotizaciones corresponden al 16% del salario (75% a cargo del empleador y 25% del trabajador), hoy las mujeres se pueden pensionar a los 57 años y los hombres a los 62 años y para acceder a ella, en Colpensiones se requiere haber cotizado mínimo 1.300 semanas (25 años), tener la edad y el monto a recibir es el promedio de la cotización de los últimos 10 años.
En los fondos privados se requieren 1.150 semanas cotizadas (22 años) y haber ahorrado el valor mínimo exigido, pero se puede acceder a la pensión en menos tiempo, si se ha ahorrado lo suficiente para cumplir este requisito.
Si no se cumplen las semanas de cotización o no se logra el mínimo en dinero, el camino a seguir es reclamar lo ahorrado a lo largo de los años, pero se pierde el derecho a la pensión.
A diciembre de 2021, el número de afiliados al sistema eran: 17,9 millones en los Fondos privados (Protección, Porvenir, Colfondos y Skandia) y unos 6,8 millones en Colpensiones, lo cual indica que unos 25 millones de personas aproximadamente cotizan o han cotizado al sistema en algún momento, pero de estos un 58% están inactivos, por lo tanto menos de la mitad tendrán la posibilidad de pensionarse y de los que cotizan, más del 80% eran de un salario mínimo.
Las cifras de pensionados a la fecha, corresponden a: 1.5 millones en Colpensiones, 400 mil en las entidades anteriores a la ley 100, 400 mil de los regímenes exceptuados y 250 mil de las AFP, estos fondos privados poseen a la fecha, activos por 357,9 billones de pesos, producto del ahorro de sus afiliados, siendo este uno de los negocios más rentables del país, dadas las cifras e intereses que manejan; todo esto en manos del sector financiero.
Para la población pobre existen dos posibilidades de acceso: el régimen solidario no contributivo que es denominado «Colombia Mayor», para los adultos que nunca han contribuido y pertenecen a los estratos 1 y 2 del Sisbén y el Semicontributivo: que son los Beneficios Económicos Periódicos (o BEPs), manejado por Colpensiones, para la población informal, que ha cotizado alguna vez al sistema, pero no tiene edad de pensión y desea seguir aportando en la medida de sus ingresos, el estado les apoya con un 20% adicional, como estímulo a ese esfuerzo.
Preocupan de manera estructural las cifras, porque el sistema no es equitativo (el 20% de las pensiones más altas en el régimen de prima media, representan casi el 80% de los recursos del sistema), no es solidario, las coberturas son extraordinariamente bajas y la sostenibilidad del sistema público se hace sobre los $42 billones del presupuesto general de la nación (nuestros impuestos), que se giran anualmente para pagar a solo este millón y medio de pensionados.
El sistema ha demostrado ser ineficiente y la posibilidad de una bomba pensional no se ha dado, por las bajas coberturas que tenemos, pero es obligatorio la toma urgente de decisiones por parte del próximo gobierno, pero las propuestas no se pueden basar solamente en el aumento de la edad o de las semanas de cotización de los afiliados, como la mayoría de los economistas recitan.
Entidades como la OCDE, el Banco Mundial y otros organismos multilaterales han presionado la necesidad de asumir decisiones en la política monetaria y fiscal del país, que a pesar que pasan por buen momento, las perspectivas a mediano y largo plazo no son tan optimistas, por lo tanto se requieren medidas para garantizar la sostenibilidad de las finanzas del estado, restringir el gasto público y redireccionar recursos para invertir en la gente y el tema pensional es fundamental en este propósito.
Disminuir las tasas de informalidad laboral, aumentar las coberturas especialmente para las mujeres y garantizar una pensión básica universal para los más pobres, son entre otras, las medidas necesarias que se deben tomar ya.
«Lo que hagas en la vida, tendrá eco en la eternidad»: Anónimo.
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*Médico cirujano y Magister en Administración.
