Por: Óscar Leonardo Martínez Cadena/ Perdió la izquierda es la columna del 12 de mayo de 2021 de Medardo Arias Arizábal. Leer esto me produce una regresión en el tiempo y llegar a 1902 cuando se inicia la guerra de los mil días y levantamiento indígena organizado por Quintín Lame y termina en la constitución de un partido socialista, hoy 119 años después al parecer solo hay dos vías; me tomé el atrevimiento de parafrasear y modificar su idea original no vista desde la dualidad sino desde la oportunidad pluralista y dice así:
Colombia está perdiendo la oportunidad de gobernar con pensamientos incluyentes, en el 2022 dada la torpeza al mostrarle a los colombianos en vivo y en directo y al menos por dos semanas, como vive la mayoría de sus habitantes, capoteando las necesidades en pleno siglo XXI, agua, luz, vivienda, alimentos, medicina, educación de calidad, gasolina; la necesidad parece que tomó el control y secuestró las vías nacionales.
Las ONG europeas siempre tan paternalistas al parecer no conocieron el video de la madre que dio a luz un hijo muerto en pleno bloqueo “patriótico”. La historia del bebé que no sobrevivió en Tocancipá, ya fue borrada; porque bien lo decía recientemente Rafael Nieto en La Noche, los organismos internacionales que velan por los Derechos Humanos suelen ser tuertos, ven solamente por el ojo izquierdo, por el derecho ven la cantidad de suicidios por personas que pierden sus viviendas y negocios por las excesivas cargas tributarias y o intereses de bancos, como se les entrega ayudas a multinacionales y al ciudadano que está reportado por una tarjeta de crédito, que copo para poder suplir su alacena, no le llega ningún tipo de apoyo; la ventaja es que puede ver los canales nacionales y un reality fabuloso todas las noches.
Las naciones extranjeras que hoy presentan a Colombia como un narco estado donde asesinan a estudiantes y amas de casa inermes en la calle para mantener una plutocracia; tampoco vieron la irrupción salvaje de las entidades bancarias del país, donde miles de usuarios son exprimidos y embargados y piden a gritos clemencia y refinanciación de sus deudas, recordándoles que la necesidad es inminente, somos seres humanos, o una cifra más en su declaración de ingresos.
Fue tan grave la sobrecarga tributaria que muchos colombianos han tenido que cerrar sus negocios (quebrar), una guerra civil no declarada ante la ausencia de Estado, autoridades locales o departamentales. La autodefensa no es el camino, quien puede justificar ante un banco la condonación de intereses o capital, la circunstancia se observa, desde la realidad de los hechos, como la desesperación de una sociedad desprotegida.
Las centrales de riesgo dan un golpe mortífero a la sociedad por pocos centavos o por millones, quedad vetado mediante el bloqueo, o los embargos, indignación cuando un préstamo lo pagas tres o cuatro veces más, la población es desangrada por los sectores financieros.
No se crea pues que todo aquello fue una rebelión orquestada con la anuencia, tampoco fruto del azar, ni como dice Arias Arizábal, “la olla a presión a punto de explotar desde hace muchos años”, sino que se trató de una llama que fue creciendo donde la anuencia, tolerancia y beneplácito de autoridades que, arrodillados ante el poderío de los banqueros, no podrán evitar la usura ejercida al colombiano.
Es claro que los derechos del sector bancario de generar ingresos no es la cuestión, es la falta de oportunidades para los demás sectores de oportunidades.
De lo más grave son esas llamadas amenazantes de embargos y procesos jurídicos que sin poder dormir, generan daños psicológicos, el desespero por no poder cumplir con las sobrecostos y ver que las ayudas en una recesión y pandemia como esta, se va en un 98 % al grupo que financió las campañas de nuestros dirigentes; Mientras miles de obreros y pequeños empleados que hacen maromas financieras por estos días para mal sobrevivir , algunos se rasgan las vestiduras para inculpar a los que protestan por sus derechos y defender a un opresor, que como decía Alí Primera hace años muchos años, que están explotando al obrero. Claro que debe de haber capitalismo, pero también tiene que haber una protección del estado hacia la sociedad, si eso lo quieren llamar socialismo llámenlo como quieran, pero den oportunidades, y si alguien se equivoca, hay que darle más oportunidades de surgir, necesitamos gente que emprenda, que forme empresas, que de oportunidades de trabajo y que conjuntamente con el estado aumente el PIB.
Señor Arias Arizábal no es como usted dice que los indígenas secuestraron las carreteras y que ellos eligen quien pasa y quien no, las carreteras han estado Bloqueadas desde hace muchos años con los peajes tan exagerados y el sobrecosto de la gasolina en un país petrolero.
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*Ciudadano opinador
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(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).