Por: Luis Carlos Heredia Ordoñez/ La protección de ecosistemas estratégicos en el departamento de Santander, se ha consolidado como una alternativa importante en el desarrollo de movimientos sociales y “comités por la defensa de la naturaleza”
Estos colectivos afirman “defender” ecosistemas tan importantes como los páramos y el recurso hídrico, los cerros orientales. De igual manera, estos grupos de” ambientalistas” están en contra de proyectos energéticos; que desde el punto de vista técnico y científico hay variada evidencia de la generación de graves y severos impactos ambientales.
Si bien es cierto, la defensa de estos ecosistemas como lo son: Los páramos, Los cerros orientales del área metropolitana de Bucaramanga y los grandes bosques del Magdalena medio, debe considerarse una causa justa, valida y necesaria para el desarrollo sostenible y la protección ambiental.
Esta defensa ambiental, hace fundamental el análisis por parte de expertos sobre las variables ambientales y tecnológicas, para dar un argumento técnico serio (sin populismos que son usados por muchos candidatos a cargos públicos) que verifiquen de manera objetiva por parte de proyectos económicos, pero también la baja tasa de recuperación ambiental de los ecosistemas (homeostasis a nivel de ecosistema) que pone en riesgo la naturaleza y los biomas, también los medios de subsistencia de muchas personas.
En los últimos años, estas causas ambientales han generado la preocupación de profesionales ambientales de diversa índole, especialmente en los cerros orientales de la ciudad de Floridablanca, los ecosistemas altoandinos y paramunos del departamento de Santander, dando como resultado iniciativas desde la ingeniería ambiental, la biología, el trabajo social y la ecología muy interesantes debido a su rigor técnico e impacto social y ambiental.
Haciendo importante consolidar espacios para este tipo de profesionales, en donde los conceptos o aportes técnicos y la validez técnica de sus conocimientos, sea reconocida no solamente socialmente, también por parte de los actores involucrados en el desarrollo de proyectos que impactan negativamente los ecosistemas estratégicos del departamento.
En contraste con los procesos que desarrollan muchos ingenieros y profesionales ambientales, en áreas como: la educación ambiental, la preservación de recursos hídricos, el desarrollo de políticas ambientales serias y sensatas, en términos de protección de ecosistemas y la veeduría ciudadana, se han generado acciones lamentables para los profesionales ambientales.
Muchos de estos mal llamados «ambientalistas» qué cegados por su ignorancia ideológica y científica, frente a las graves problemáticas y la necesidad de consolidar un equipo de profesionales adecuados para la defensa de los territorios, han hecho que en diversos espacios en los últimos años, se ejecuten acciones dignas de una cacería de brujas, difamaciones e incluso amenazas a profesionales; que lo único que han hecho es honrar a su profesión, incluso por encima de las ganancias económicas y el prestigio profesional.
Las estrategias de estos delincuentes “ambientalistas” son variadas, desde ir inventándose denuncias falsas, negocios cuestionables sin pruebas, agresiones inexistentes, creando montajes, usando perfiles falsos en redes sociales, y haciendo llamadas de números desconocidos. Solamente porque odian que existan profesionales que con vocación defienden los ecosistemas sin intereses políticos o electorales.
No podemos permitir que Los profesionales ambientales que están en la defensa de los ecosistemas, sean objeto de acciones delincuenciales por parte de falsos «comités de ambientalistas» que se esconden detrás de una pantalla o de un perfil falso, para desprestigiar a miles de estudiantes y profesionales, que desde hace muchos años defienden con vehemencia y sindéresis nuestros ecosistemas como: los páramos, cerros orientales y bosques del Magdalena Medio.
Es lamentable destacar que estos «comités de ambientalistas» han sido instrumentalizados por parte de sectores y personajes vinculados a la política, para hacerlos plataformas electorales, usando incautos ciudadanos como un voto y no como ciudadanos, a los cuales debe formarse y enseñarse sobre la importancia de la cultura ambiental y la protección de nuestros ecosistemas.
Pero más lamentable aún, identificar que dentro de estos «comités de ambientalistas» permitan la agresión a profesionales ambientales y la difamación de una manera impune, incluso justificando estas agresiones a personas que aportan desde las ciencias y la técnica, argumentos científicos y conceptos técnicos para defender los ecosistemas y el agua.
Por eso estimado lector, el odio a los profesionales ambientales, no puede ser la justa razón para poner en riesgo la vida de seres humanos y personal capacitado, que ha sacrificado su vida y que han trabajado incluso gratuitamente y voluntariamente, sencillamente por hacer lo que les apasiona, juraron defender y estudiaron: El Medio Ambiente
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*Tecnólogo ambiental, ingeniero ambiental.
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