Por: Carlos Alberto Furnieles Rojas/ El escuchar la indignación y reclamo de algunos paisanos por los resultados en Barrancabermeja de las votaciones del pasado 27 de mayo, que de manera agraviante justificaban los males y achaques de la bella hija del sol; me puso a reflexionar sobre la realidad de la capital petrolera de Colombia.
Primero porque no pude entender la aserción de que el Proyecto de Modernización de la Refinería de Barrancabermeja -PMRB- no se ha realizado porque la gente de la región es muy revolucionaria, que estamos influenciados por la USO, y que por eso, no llega la inversión extranjera y del gobierno, y otras cosas más, que por conclusión nos merecemos; la verdad, nunca había visto y escuchado tanta ignominia junta.
Pienso y examino: si conozco tanta gente de las diferentes regiones del país, por donde me ha tocado trabajar, tengo que expresar que la gente de Barrancabermeja está dentro de la más colaboradora, solidaria y pacífica; y que basado en los historiadores, poco nos parecemos a nuestros aborígenes que con gran hidalguía y pundonor rechazaron al explotador español.
Ahora, si vamos avizorar o cotejar los resultados de las votaciones en Barrancabermeja del pasado 27 de mayo; tenemos que partir de que estos, son la respuesta o consecuencia del engaño y burla de nuestros gobernantes para con la región; que para la muestra unos pocos botones bastan: incumplimiento al PMRB, a Fertilizantes Colombianos, a la recuperación del Rio Magdalena, a los aspectos medioambientales, a la Universidad de la Paz, a la doble calzada al aeropuerto, al parque del agua, al hospital regional y la falta de apoyo al Distrito Petroquímico, Portuario y Turístico; desbocando todo en la mayor crisis de la ciudad en todos los tiempos de su corta vida municipal, donde la Tasa de Desempleo supera el 35%, triplicando la Tasa Desempleo Nacional, según el DANE.
Vale recalcar que los proyectos para Barrancabermeja y el Magdalena Medio no se han ejecutado no porque “supuestamente” sus pobladores sean unos revolucionarios, sino porque sus gobernantes han sido unos falsos y corruptos, que han dilapidado el patrimonio del Estado, negándole a “su gente” el bienestar que en realidad se merecen; así las cosas, el pueblo de Barrancabermeja ha manifestado su demanda en las urnas.
En este entendido, es menester recomponer las propuestas y prácticas políticas de los que procuran gobernarnos y donde estos deben mostrar con carácter, que lo que dicen es lo que pretenden, cierto y congruente; porque “vaya y venga que nos vuelvan a engañar” pero que nosotros mismos nos estemos engañando ¡No me crean tan pingo!
Pero volviendo a las cualidades del pueblo barranqueño, tenemos que reconocer que así como es de solidario y pacífico, también lo es de frentero, porque no sufre de miedos, por eso, no se calla y prefiere manifestarse, así lo traten de revoltoso; esto me hace recordar aquellos días del gobierno de Carlos Lleras Restrepo, quienes pensaron que el surgir de la insurgencia era problema de la región del Magdalena Medio incluida Barrancabermeja y así despectivamente no se le puso la debida atención a una realidad que hoy nos tiene embolatados a todos los colombianos como deuda por resolver.
Es decir, vale la pena analizar la película que está viendo Barrancabermeja dentro del acontecer nacional, que por lo que uno escucha en todas las regiones, no está muy lejos de la realidad política, económica y social del país, que se conserva sostenida en el miedo y de las migajas del rico de epulón, como llamaba el distinguido y ejemplar líder conservador de Barrancabermeja Aníbal Salazar Vélez a los caciques que destrozaban el fisco del Estado. Y es que; tanto tiempo de rodillas, que ya estar de pie, es incómodo.
Entendamos pues; que Barrancabermeja le votó a Petro como un llamado a toda la población nacional, para que nos encaminemos a restaurar los caminos de la Democracia, la Paz y el Progreso, porque “el futuro es de todos”, ¡sí, cierto!; entonces, debemos tener como misión: el bienestar común, que debe reflejase en los indicadores de competitividad económica y social y, no solo en la rentabilidad de muy pocos.
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